El enemigo
Diálogos en el infierno
Usted, amable lector, ¿ha imaginado cómo transcurre una mañana en el despacho del gobernador del estado, estando él presente?
A nosotros nos tocó una –no completa, por supuesto- en la administración anterior y hay que admitir que eran muy divertidas.
Con cita previa, acudí tempranito, media hora antes de la hora que me dieron. Entré y me senté en la ‘particular’.
Dieron las nueve de la mañana y alguien alertó:
-¡Aguas, ahí viene el jefe!, ya está en la cochera.
-¡Vaya!, contestó uno de los más cercanos colaboradores. Seguramente a La Nauyaca no se le cruzó ninguna chiquitilla y por eso ya está aquí.
-Quiubo, saludó el gober cuando hizo acto de presencia. Ahorita platicamos, aguántame que haga unas llamadas.
Acto seguido, gritó:
-¡Chilis, comunícame con Cabeza de Lata, me urge!
-Ahorita señor, contestó el particular, mientras el jefe preguntaba a una hermosa jovencita de voluptuosas formas:
-Dónde está Don Galleto, porque ahorita que pasé por su oficina no lo vi. ¿A poco no ha llegado?
-Sí, llegó tempranito, señor -respondió con tono sensual la chamacona.
El jefe tomó la síntesis informativa y comenzó a hojear; de pronto exclamó:
-¡Pinche marrano de granja, qué rependejo!, ¡cómo es posible que no logre controlar a este cabrón succionador profesional de líquido lácteo! ¡Ya me madreó otra vez! Mira… (y que nos muestra la publicación).
Volteó el sillón y marcó por la red:
-Oye, doctor Simi, qué cabrón haces, ya vi lo de Imagen y no es cualquier cosa, o te pones a trabajar o pongo ahí a otro, ya está bueno de pendejadas, y así quieres ser alcalde, deja de trompear la batea y ponte a chambear o ya sabes. -Y azotó el teléfono.
Entró el particular con el teléfono en la mano y dijo:
-Señor, Cabeza de Lata en la línea -entregando el celular al jefe.
-¿Qué pasó, cabrón, dónde te metes?, ayer te busqué dos veces y no te pude localizar, me dijeron que te fuiste con la Chiva Loca que quiere ser tu sucesora, no sea que le pase lo de a la Maseca que apenas te la tiraste y que se sale del clóset por la tremenda frustración que le causaste, jajaja. No, ya en serio, cómo va lo del trámite del último paquete del Fonden, ya lo mandaron o qué, la lana urge, acuérdate que si no estamos sobre de ellos les vale madre. ¿Que ya lo mandaron? Ese cabrón tortillero no me ha reportado nada, ahorita le hablo porque en mi cuenta, que acabo de checar, no hay transferencia. Oye, hay que ir preparando el otro, sí, el del aguacero que cayó en Costa Esmeralda, ahí se pueden siniestrar cultivos y reportar unas trescientas viviendas tiradas, ganado, y si es necesario hasta uno o dos cadáveres inventas… ¡sale!
-Señor -interviene el particular apenas colgó el teléfono el jefe-. Ahí está Mónica Legüinsky, dice que si va a necesitar servicio o que si viene más tarde o qué, y que lo de las preliberaciones ya lo tiene, solo que se lo quiere entregar en propia mano, no me las quiso dar.
-¡Cómo te lo va a dar si ya sabe que todo te lo rasuras, cabrón! Dile que me aguante tantito que no voy a necesitar servicio pero sí quiero la pasta… ¡Ah!, localiza a El Toluco y dile que vaya a la Casa a dejar el paquete, ya supe que se entrevistó anoche con los constructores; pero que no se te pase, eso me urge.
-¡Puta madre!, aquí hay que estar en todo, si te apendejas tantito te llevan al baile, estos cabrones aprenden muy rápido -comentó.
-Mira, hermano, te pedí que vinieras porque necesito fortalecer la campaña contra El Perro, no sea que nos pegue un susto por no tomar las precauciones debidas. ¿Se te debe algo, vas al corriente, cómo andas de lana?
-Bien, señor, voy al corriente, lo que no me parece es que nos traten de uniformar en ese tema, como que falta creatividad para manejar diversos temas en torno al personaje, porque eso de la pederastia ya no funciona, es más, la gente está tomando como un mártir de la democracia a tu enemigo.
En eso estábamos cuando interrumpe nuevamente el particular:
-Señor, el Gato Modorro la volvió a cajetear con la hija de Cirilo, me están reportando que ya se armó el pedo en Acayucan y si no lo paramos puede repercutir hasta acá.
-¡Ni madres, hombre!, habla con Cabeza de Lata, que es su papá, y dile que lo pare o que, si no, él pagará las consecuencias. Ese puto Gato Modorro, además de borracho salió muy apasionado, como si la vieja esa fuera la única mujer en el mundo. Qué no ve todas las que yo jaló, igualito que El Vicho, tiene toda la lana del mundo y se enreda con una modelo. Bueno, para eso no se estudia, ya se trae, ¿verdad? -y nos voltea a ver.
-Pues sí -comentamos.
Apenas balbuceamos la respuesta, intempestivamente entró un personaje llevando bajo el brazo un grueso folder.
-Ya lo tengo, señor, aquí está, es cosa de que lo cheque y me diga para cuándo se va a hacer.
-Déjalo ahí encima, luego lo veo y te llamo.
-Cómo ves a la Barbie Constructora, de abogado a Secretario de Comunicaciones, como El Puñal de Esmeralda se va a la campaña para ser alcalde de Coatza, voy a poner a este jotito que tiene, dice él, muchas ganas de trabajar y cooperar con mi proyecto.
-No, pues, está muy bien, es mi cuate desde la época de Dante con quien tienes un fuerte compromiso. No se me olvida que le pediste te alzara la mano cuando Buganza se andaba moviendo para tumbarte la gubernatura.
-No hay nada de compromiso, a Caballo Loco le di una buena lana para que lo hiciera y la promesa de que si volvía a insistir en la gubernatura lo apoyaría. Obviamente, eso no pasará, porque voy a poner a alguien de mis confianzas; de pendejo le dejo el pastel a alguien que ya fue góber y se bañó hasta que se cansó.
Retomó la plática conmigo y preguntó:
-¿Cómo ves, hermano?, hay que entrarle al tema duro, con todo, lo dejo a tu imaginación; si aportas algo de tu creatividad, serás premiado, ya sabes que en eso yo no escatimo nada.
-Bueno, pues voy a ver qué puedo hacer, ya me leí a Lidia Cacho tres veces y no encuentro nada nuevo, todo es tan repetitivo entre los compañeros que hasta pena da entrarle, los lectores también merecen respeto.
-¡No mames, esas son jaladas!, los lectores consumen lo que les des, yo sé que cuento contigo, ya me dijo El Cochi que a ti también te madreó El Perro cuando estuvo en la Secretaría, así es que motivos personales tienes. ¡órale!
Me despedí del góber que ya estaba contestando dos celulares, uno en cada oreja, y salí no sin antes saludar a los amigos por sus nombres.
¿A poco no eran divertidas las estancias en el despacho principal del palacio de gobierno?
REFLEXIÓN
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