Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
Una mujer joven, científica formada en la máxima universidad pública del país, asume la presidencia de México, hace historia.
Su emblema de gobierno: joven mujer, es un símbolo que representa a millones de mujeres que luchan por sobrevivir en un país tan complejo, tan peligroso -particularmente- para ellas, es una representación realista de las raíces de un pueblo esplendoroso que, irónicamente, gobernantes ignoraron durante sexenios.
Esa es una de las razones fundamentales por las que Claudia Sheinbaum se convirtió en la candidata presidencial más votada en la historia del país, 36 millones de mujeres y hombres le dieron las llaves de palacio nacional, un triunfo que consolida su inicio de mandato, como un acto legítimo, lo que no pueden presumir varios expresidentes de la historia moderna de esta nación.
La forma es fondo y los mexicanos somos de corta memoria, apenas seis años atrás, la conducta de quien asumió la presidencia cambió, desde viajar en vuelos comerciales, como hacer sus traslados terrestres con menos seguridad que sus antecesores, ahora a su equipo de seguridad del primer círculo se le llama ayudantía, se consolidaron las conferencias matutinas que acercaron a la opinión pública los temas coyunturales del día a día.
No fue miel sobre hojuelas, pero sí hubo un cambio que sacudió excesos que rayaron en el cinismo de sus antecesores en turno y, particularmente, de sus familias, con escándalos de frivolidad, abusos y prepotencia que eran el pan nuestro de cada día.
En seis años se consolidó una política de identidad colectiva, donde las y los ciudadanos marginados, se sintieron de nuevo parte de un proyecto de nación y eso explica la consolidación de la cuarta transformación, término que acuño el fundador del Movimiento de Regeneración Nacional, López Obrador.
La presidenta de México ha declarado que mantendrá su residencia en el departamento que ha habitado durante años en Tlalpan, en ciudad de México, seguirá trasladándose en vuelos comerciales, su cita con la historia hacia la Cámara de Diputados, sucederá a bordo de un vehículo compacto rodeado de simpatizantes, lejos de lo que sucedía en tomas de protesta presidencial anteriores, con caravanas de camionetas blindadas y escoltas que circulaban a gran velocidad, trasladando al presidente en turno quien, durante el trayecto, no miraba a los ojos a sus gobernados, ni durante su sexenio.
Después de 200 años, una joven mexicana que tomó como propias la lucha por el medio ambiente, los derechos estudiantiles y civiles, Doctora en Ingeniería Ambiental, transitó de la academia y de liderazgos estudiantiles a funciones de gobierno como Secretaria del Medio Ambiente en el Distrito Federal, jefa Delegacional en Tlalpan, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y ahora, como la primer presidenta de México.
Con una personalidad sobria, lejos de declaraciones estridentes y protagonismos innecesarios, Claudia Sheinbaum toma las riendas como la presidenta número 66 de esta nación, su posición representa esperanza para millones de mujeres y hombres y tiene seis años para cumplir su promesa de no fallarle al pueblo de México.