Cecilio García Cruz/Jesús te ampare

EL PODER MAREA Y ENLOQUECE
Parte II

Los auténticos políticos saben cuándo deben retirarse de la vida pública, de la responsabilidad encomendada. Su dimisión debe ser frontal, definitiva y clara.

Sin embargo, la mayoría se resiste a dejar el “hueso”, cuando por dignidad y convicción, deberían tomar esa decisión en tiempo y forma.

El caso más reciente es el de Carlos Romero Deschamps, a quien la 4T tuvo que echarle la “caballada” para que, después de 26 años de un poder omnímodo, “renunciara” a tan codiciada dirigencia sindical.

“El poder marea a los inteligentes, pero, a los pendejos, los enloquece”, reza un proverbio sabio emergido de la política mexicana.

Llegaron los tiempos de la reflexión de los funcionarios, más cuando saben que los resultados no han sido contundentes.

Es de entenderse que un servidor público, no puede ser útil y eficaz si replica con engaños, trampas y doble cara.

En la anterior reflexión de esta columna, comentamos que, a 10 meses de la administración de Cuitláhuac García, el secretario de Gobierno y el titular de Seguridad Pública, han sido de los más denostados.

De Eric Cisneros, se critica su protagonismo innecesario, que anhela poder para contener sus propias ansiedades y angustias, para verter ambiciones insanas, pueriles y cobardes.

Su ineficiencia es paralela a su miopía.

Hugo Gutiérrez Maldonado es señalado de no implementar una estrategia coherente para reducir la violencia y contener la criminalidad.

El primero se siente dueño del poder político.

Hoy, comentaremos la efectividad de los titulares de Salud, Educación, así como de Finanzas y Planeación.

Roberto Ramos Alor, de Salud, es de los más vapuleados no sólo por el desabasto de medicamentos, sino también por la imparable epidemia de dengue.

Por su estolidez, no atendió a tiempo el protocolo de prevención de salud, provocando una epidemia y el descontrol de la plaga.

Se contabilizan más de 7 mil contagios y 18 decesos, lo que representa un aumento de 600 por ciento en comparación con al año anterior.

Veracruz, ocupa el primer lugar con casi el 50% del total de casos en el país.

Ese gravísimo error es responsabilidad de Ramos Alor, por no poseer el perfil profesional para dirigir una secretaría de tal envergadura.

Deleznable sus prácticas nepotistas que lo desprestigian; la desgracia lo persigue. El caricaturesco personaje y sus émulos musitan que no pasa nada, que todos estos hechos no son sino avatares, excepciones.

La ruta para relevarlo, está más que despejada.

Zenyazen Escobar García, de Educación. Desde que le encomendaron esta poderosa y conflictiva secretaría, ha hecho un gran esfuerzo para enfrentar el reto.

Negociar con veteranos líderes sindicales no ha sido fácil y los problemas de nómina rezagados a mentores, son temas que le han costado intensos dolores de cabeza. Pero, el funcionario va con paso firme, hacia adelante.

Un dato que lo fortalece es que metió orden en las 2 mil 796 tiendas escolares donde se encontraron irregularidades, por no transparentar el uso de más de 109 millones de pesos.

Este negocio redondo de los directores quedó en el pasado; los planteles ya reciben los recursos provenientes de sus tiendas, mismos que son destinados a obras de en infraestructura, equipamiento y otros gastos.

Lleva un avance del 70 por ciento en la regulación de las tiendas.

José Luis Lima Franco, de SEFIPLAN, el joven economista que se ha definido como “idealista, soñador y mochilero”, es de los pocos funcionarios que ejecutan su actividad sin aspavientos.

Gracias a su tesón y relaciones que guarda con Arturo Herrera Gutiérrez, secretario de Hacienda, obtiene, sin trabas, las prerrogativas que corresponden a la entidad veracruzana.

Cuida, con recelo, el saneamiento de las finanzas públicas.

Ha sido sensible con la reducción del gasto que trae como consecuencia un ahorro, producto de la política de austeridad y disciplina, implementado por el gobierno federal.

Es un servidor público que rechaza a “esa clase política que se ha llenado de poder por lazos familiares, lazos empresariales, por lambisconería y, en menores casos, por suerte, que llegan a pensar que por tener ese poder político y por habérselo ganado, realmente se merecen todo”.

De bajo perfil, Lima Franco huye de los reflectores. Prefiere la discreción, la transparencia y las finanzas sanas.

Cuitláhuac García, deberá sacudirse a los inútiles para integrar, al fin, un gabinete poderoso y respetable que conjugue el oficio político con la efectividad.

A Veracruz le urge.