Carlos Ramírez/Indicador político
“Mi esposa quería ir a comer a un lugar caro
y que la llevo a la dulcería de Cinépolis”
Yo
LA CAPITAL DEL CAOS
Para los xalapeños de arriba de cincuenta años de edad solo nos queda en el recuerdo y la nostalgia, la ciudad que nos tocó disfrutar en nuestros años juveniles.
Cuando éramos solo 320 mil habitantes y Xalapa la ciudad de provincia ideal para vivir.
El chipi chipi, la neblina y el frío que permanecían casi todo el año daban a esta ciudad un toque especial.
Parques construidos en la época de la colonia a los que se respetó por mucho tiempo en su arquitectura, limpios, como todas las calles de la ciudad; una paz social de la que hoy comentamos y nadie nos cree; nada de contaminación visual; ciudadanos formados en familias con principios y valores; una intensa actividad cultural que abarcaba todas las ramas de las artes, como la pintura, la literatura, la escultura, el teatro, la danza, la música, por algo tuvimos el reconocimiento de ser La Atenas Veracruzana.
Qué tiempos aquellos.
Pero el repentino crecimiento demográfico acabó con todo, no tenemos bien preciso el dato pero la desconcentración de lo que fue el Instituto Mexicano del Café (INMECAFE), que el gobierno federal decidió radicar en Xalapa con lo que llegaron algunos miles de chilangos a engrosar el número de habitantes de esta ciudad y el terremoto del l9 de septiembre del 85 que hizo que emigraran miles de habitantes del Distrito Federal a diversas ciudades de provincia, entre ellas Xalapa, más la constante migración de gente del campo a la capital del estado luego de que la entrada en vigor del diabólico Tratado de Libre Comercio, dejó a nuestros cámpiras sin posibilidades de ingreso; esos factores hicieron que explotara nuestra ciudad y se rodeara de decenas de colonias que se fundaron sin una debida planeación acabando, de un día para otro, con la provinciana ciudad que nos vio nacer, gracias también a la incapacidad explícita de gobernantes y alcaldes para manejar el problema de la explosión demográfica sin afectar la vida cotidiana, es decir planeando el crecimiento urbano.
De esta manera primero fue el surgimiento de un cinturón de miseria en el que habitan personas que al no encontrar empleo, en ningún lado, se dedican al comercio informal inundando con sus puestos grandes zonas del centro de la ciudad, otros que se ubican en los cruceros de las principales avenidas a limpiar los parabrisas de los vehículos, a vender cuanta chuchería pueden o de plano a pedir limosna y, lo peor, otros que se han constituido en peligrosas bandas delincuenciales que se dedican a asaltar ciudadanos, robar comercios y casas con tal de conseguir algo para llevar a casa el sustento familiar, aunque se sabe que la mayoría lo hace por ganar dinero fácil.
Luego vinieron las exigencias de servicios públicos de esos colonos que como paracaidistas nos llegaron a asentarse en los alrededores de la ciudad: agua, drenaje, limpia pública, alumbrado, escuelas, salud… lo que hizo imposible a las autoridades municipales atenderlos con el presupuesto tan raquítico que tienen. Esto trajo como consecuencia que lo que antes se dedicaba al cuidado de la ciudad, del Xalapa antiguo, se distrajera en los miles de paracaidistas causantes del desmadre.
Y para acabarla de amolar a Fidel Herrera Beltrán, el anterior gobernador del estado, se le ocurrió hacer negocio (uno de tantos) con la entrega de concesiones de placas de taxi dejando a la ciudad con cuando menos diez mil taxis más: dos mil que ya había, cinco que vendió y otras tres mil que negocio para los alrededores de la capital del estado que por falta de pasaje se vienen a Xalapa, con lo que se provoca un caos vial permanente de los mil demonios.
La cereza del pastel fue la desaparición del cuerpo de agentes de tránsito que daban servicio en la ciudad, quienes fueron acusados de haberse coludido con la delincuencia organizada y el desmadre se acentuó: hoy en día cada automovilista hace lo que le da la gana, se pasan los altos de los semáforos, se estacionan donde se les ocurre, rebasan por la derecho y todo porque no hay una autoridad que ponga orden.
El servicio de limpia pública, como cada trienio, se vuelve un caos porque el sindicato de trabajadores de ese ramo aprovechan la coyuntura del relevo para apretar al nuevo alcalde, dejan de dar servicio, se roban los activos o herramientas de trabajo con que cuentan y se tiran a la hamaca en espera de que el nuevo alcalde les otorgue beneficios económicos y les quite responsabilidades.
Y como el estado no apoya para nada a la administración municipal en la solución de los graves problemas que enfrentan los xalapeños, en comparación con otras ciudades del estado, tenemos una ínfima calidad de vida, la nuestra transcurre en el caos y la anarquía, entre la inseguridad y la zozobra y entre promesas demagógicas y el desencanto.
Sin duda vivimos en la peor capital de un estado, comprobarlo es solo cuestión de visitar las de los vecinos estados.
Y no es un acto de pesimismo desenfrenado opinar así, no. La realidad es que no vemos por dónde podría mejorar nuestra lamentable realidad, ya no a revertir los daños para volver a ser los que fuimos, eso es imposible, pero si con un poco de voluntad política ayudar a nuestras autoridades municipales a superar el caos y cuando menos restaurar el orden que se ha perdido.
Un solo ejemplo: la única forma de resolver el problema de la limpia pública es privatizando ese servicio, pero el poderosísimo sindicato que los cobija se ha enfrentado a cuanto alcalde ha intentado ponerlos en orden y no han podido con ellos.
Paralizar el servicio un par de horas es trágico para la ciudad, solo con el apoyo de la policía estatal y mediante una requisa se podría poner fin al problema liquidando a los 180 trabajadores que serían recontratados por la empresa a la que se le concesionara el servicio pero… Pero resulta que el estado no le entra porque como amenazan con votar en las próximas elecciones (siempre habrá próximas) por el PAN, mejor ni le mueven, que se hundan en la basura los mugrosos xalapeños.
Que poca, pero que poca…consideración.
NO NOS PONEMOS EL SACO
Sin subirse al ring mediático como seguramente esperaban algunos, Javier Duarte de Ochoa afirmó que a Veracruz no le queda el chaleco.
Y es que, durante su conferencia de prensa de los lunes, un reportero cuestionó al mandatario sobre una supuesta declaración del titular de la Secretaría de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, en el sentido de que había un estado del Golfo de México que no estaba cumpliendo con la armonización educativa.
La pregunta era ociosa de origen, si tomamos en cuenta que justamente la semana anterior, en conferencia de prensa, el mandatario anunció que ese día iba a turnar su proyecto de Ley General de Educación de Veracruz de Ignacio de la Llave al Congreso local.
Al día siguiente, martes, como todos sabemos, la Ley fue aprobada por la mayoría de los partidos políticos representados en la LXIII Legislatura, excepto el Partido del Trabajo, convirtiendo a nuestro estado en uno de los pocos en contar ya con la leyes federales y estatales totalmente alineadas en el tema educativo.
Duarte de Ochoa precisó que Veracruz no era no el estado al que se refirió Chuayffet porque, además, antes de enviar la propuesta de Ley al Congreso, representantes del Ejecutivo, del Congreso y de todos los sindicatos, se reunieron en muchas ocasiones con representantes de la SEP para que no hubiese duda alguna y la armonización fuera efectiva y tuviera el aval de la dependencia federal.
Así es que, como dice el Gobernador, ese saco no nos lo ponemos porque no es nuestro. En Veracruz se hizo la tarea, y se hizo bien. Enhorabuena
CON SEGURIDAD ERICK LAGOS
En opinión del Secretario General de Gobierno, con el esfuerzo coordinado de todas las dependencias de los tres niveles de gobierno con la sociedad civil entregamos buenas cuentas a la sociedad, y mejores cuentas a los ciudadanos en materia de seguridad. Lo aseguró el dos del gobierno estatal durante la instalación de la Comisión Interinstitucional para la Prevención Social de la Violencia y Delincuencia del Estado de Veracruz.
“Con la instalación de esta Comisión, el gobierno de Veracruz ratifica su compromiso con la sociedad, con los niños y jóvenes, compromiso que nos ha permitido ser ejemplo a nivel nacional en esta materia”. En su carácter de presidente de esta comisión, Erick Lagos dijo que el éxito de esta comisión se debe a la transversalidad del programa federal, y a la suma de esfuerzos de las dependencias que lo integran, así como también al propósito de sociedad y gobierno por construir una ciudadanía responsable, dando prioridad a la cultura social de la legalidad y la tolerancia.
REFLEXIÓN
Ni modo, el PRI llega a los 85 años con la disciplina renovada y el orden que asegura. Al igual que durante décadas, los gobernadores priistas obedecen al presidente porque los costos de no hacerlo serían los mismos que ha pagado Elba Esther Gordillo. Escríbanos a [email protected] [email protected]