Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
De los cambios que se barajan en el gabinete del gobernador Javier Duarte de Ochoa y que están por oficializarse –aparte del de Amadeo Flores Espinosa, quien ayer mismo fue sustituido en la Procuraduría General de Justicia del Estado por Luis Ángel Bravo Contreras, ex magistrado presidente del IVAI, quien momentáneamente quedó en calidad de “Encargado de Despacho” de la PGJE en tanto el Congreso local ratifica su nombramiento como titular–, el que más ha llamado la atención es el de la Coordinación General de Comunicación Social, y no tanto por la anunciada salida de Gina Domínguez Colío sino por el inminente arribo de Alberto Silva Ramos, quien dejaría el generoso escritorio de la Sedesol para asumir el incómodo y desgastante cargo de la vocería del gobierno duartista.
Y es que desde a mediados de agosto del año pasado, cuando de manera precipitada fue sacado de la alcaldía de Tuxpan para que sustituyera en Xalapa a Marcelo Montiel en la Secretaría de Desarrollo Social –no obstante que a Silva sólo le faltaban menos de cinco meses para que concluyera su administración municipal–, los rumores en las mesas de café y en los principales corrillos políticos de la capital veracruzana se desataron en torno a la promoción del ex munícipe tuxpeño, considerado a partir de entonces como el “delfín” del gobernador Javier Duarte para sucederlo en la gubernatura en el 2016.
A Silva comenzó a considerársele como el “Plan B” del gobernador Duarte de Ochoa luego de la trágica caída del ex alcalde de Boca del Río, Salvador Manzur Díaz, quien en mayo de 2013 tuvo que renunciar como secretario de Finanzas y Planeación por el escándalo mediático en que fue implicado por la dirigencia nacional del PAN en pleno proceso electoral local y que repercutió en la mesa del Pacto por México.
Pero coincidentemente ahora que Manzur acaba de ser reivindicado como delegado estatal de Banobras –cargo avalado por el director general Alfredo del Mazo Maza, primo del presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de la impugnación que por escrito presentó el senador veracruzano Fernando Yunes Márquez, del PAN–, Silva no sólo había recibido la instrucción de Palacio de Gobierno para que suspendiera sus giras y actos masivos de entrega de apoyos de la Sedesol sino que ahora sería enviado, contra su voluntad, a dirigir la Coordinación General de Comunicación Social (CGCS) que se ha convertido en un área gubernamental de arenas movedizas, no sólo por la crisis política que detonó el mal manejo del homicidio del reportero policiaco de Coatzacoalcos, Gregorio Jiménez de la Cruz, sino también por la perversa relación tradicional con los medios de comunicación que se ha vuelto inmanejable porque la actual administración, a causa de la desastrosa situación financiera heredada por el fidelato, ha tenido que recortar y desaparecer convenios periodísticos que el sexenio anterior se multiplicaron y cuyos montos, en algunos casos, eran realmente estratosféricos e injustificables.
Y es que en el sexenio del gobernador Fidel Herrera también hubo varios periodistas muertos y desaparecidos, entre ellos el poderoso editor del diario “La Opinión” de Poza Rica, Raúl Gibb Guerrero, así como cadáveres desmembrados por doquier –hasta en las puertas de Palacio de Gobierno y en los domicilios de algunos funcionarios estatales–, mas sin embargo Herrera Beltrán y sus operadores políticos y mediáticos lograron contener la situación, a pesar de que en el gobierno federal, en poder del PAN, despachaban algunos de los enemigos más enconados del priista cuenqueño.
Fidel fue tan hábil que hasta logró salir bien librado del secuestro y desaparición del administrador de la Aduana Marítima del Puerto de Veracruz, Francisco Serrano Aramoni, un funcionario federal muy cercano al ex presidente Felipe Calderón.
Si en efecto Silva sustituye a Gina Domínguez en la CGCS, el tuxpeño se habrá sacado la rifa del tigre. Y aunque aparentemente sólo permanecerá alrededor de un año –pues se da como un hecho que en 2015 será postulado como candidato del PRI a diputado federal por el distrito de Tuxpan–, habrá que ver si logra resistir la metralla mediática o qué tan desgastado sale para enfrentar airoso la siguiente aventura electoral, de cuyo resultado dependerá que se le encarte o descarte para la sucesión gubernamental del 2016.
Por lo mientras, aunque es un político inteligente y culto, con buen manejo de medios y gran oficio político, pero se ve sumamente complicada la nueva encomienda que estaría por recibir del gobernador Duarte, quien además tenía otras opciones para ese cargo, como por ejemplo el secretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib, un político muy versátil y mediático que en 1990 le coordinó Comunicación Social al gobernador Dante Delgado.
Y es que Silva, si bien es cierto que es un excelente orador y redactor de discursos, tampoco es Paul Joseph Goebbels, aquél famoso ministro de propaganda de la Alemania nacionalsocialista y figura clave en el régimen de Adolf Hitler, su amigo íntimo, igual que como el tuxpeño parece serlo también de Duarte de Ochoa.
Por supuesto no faltarán aquellos que quieran compararlo con aquél político hitleriano nomás porque hace un par de años denunció penalmente y encarceló a dos comunicadores de Xalapa –entre ellos un amigo de un senador priista obsesionado por la gubernatura de Veracruz– que lo quisieron extorsionar en la alcaldía de Tuxpan con un millón de pesos, aunque finalmente, por la presunta intercesión del ex gobernador Herrera, terminó otorgándoles el perdón judicial.