No conoceríamos la historia de México de no ser por los cronistas: Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel, quien fuera el primer Obispo de Michoacán, Fray Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapas, Fray Toribio de Benavente, Francisco de Vitoria, Bernal Díaz del Castillo, Bernardino de Sahagún, Alonso Gutiérrez, mejor conocido como Fray Alonso de la Vera Cruz o Hernando de Alvarado de Tezozómoc, por mencionarles sólo algunos.
Después de los españoles, vinieron a narrar los hechos que forjaron este país Carlos María Bustamante, Manuel Payno, Guillermo Prieto, Casimiro Castro, Ignacio Manuel Altamirano, Salvador Novo, Carlos Monsivais y José Emilio Pacheco.
Y es que el papel del cronista hoy en día sigue siendo fundamental no únicamente para rescatar nuestro pasado, sino también para describirnos a las generaciones futuras.
En la capital veracruzana, una ciudad rica en historia con 700 años de asentamiento, el cronista ha sido indispensable. El doctor Gustavo Rodríguez Sainz ha sido una de las figuras más emblemáticas a partir de que se reconoció la institucionalidad de la crónica en el país, por allá de la década de los 30´s en el siglo pasado.
El médico de profesión, avecindado en la calle Úrsulo Galván, en pleno centro de la ciudad, fue el primero en realizar una colección de yugos y piedras prehispánicas, hoy exhibidas en el Museo de Antropología de Xalapa. Pero fue también autor de un importante número de libros, entre estos La llegada de Hernán Cortés a Xalapa.
Posteriormente, el cargo de cronista de la capital veracruzana lo ocupó el misanteco David Ramírez Lavoignet, autor también de múltiples libros, entre estos Tlapacoyan.
Años después fue nombrado en el cargo –algunos dicen que con un sesgo político-, Don Rubén Pabello Acosta, quien durante muchos años publicó, religiosamente, en el periódico Vespertino, una fotografía del Xalapa antiguo, un rescate significativo de la historia de ciudad. Tras su muerte, el cargo quedó acéfalo.
Durante la administración del presidente municipal Reynaldo Escobar Pérez se formó el Consejo de la Crónica, impulsado por el entonces regidor Eduardo Pérez Roque, y que dio a luz 9 publicaciones ejemplares.
Ya para la administración de David Velasco Chedraui, el abogado José Zaydén Domínguez fue nombrado el Cronista de la Ciudad, esto porque la ley obligaba a los municipios nombrar a esta figura en su organigrama.
Durante la gestión de Elizabeth Morales García, el polémico personaje subsiste, aunque la alcaldesa volvió a instaurar el Consejo de la Crónica, mismo que su sucesor había desaparecido de un plumazo.
Y aunque hoy Zaydén se mantiene en el cargo, hay quienes dicen que son pocas las semanas que lo ostentará pues, además de que la administración municipal ratificó al Consejo sin la presencia de Zaydén, las quejas por desvaríos y groserías son múltiples.
El doctorado Honoris Causa por el IVES –que por cierto recibió en los tiempos en que su dueño y rector, Carlos Luna Escudero quería ser alcalde y andaba en negociaciones con los masones-, poco trabajo ha demostrado en los últimos años, además de que lo que más indignación ha causado entre los académicos, es que ha cambiado la historia de la ciudad y descalifica a todo aquel que lo señala.
Por el bien de la historia de la ciudad sería el momento preciso de nombrar otro cronista, uno que nos cuente la verdad.
@YamiriRodriguez