Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca.
Antonio Genovesi (1713-1769) Economista italiano.
El martes 24 de octubre, alrededor de las 22 horas, el huracán categoría 5 toó tierra y destrozó por su columna vertebral al bello puerto de Acapulco. Este balneario ubicado en el estado de Guerrero, sufría de varios vicios: delincuencia organizada, corrupción de la clase política (MORENA, PRI Y PRD), un deterioro en su infraestructura y en un centro vacacional mediocre, aunque con la posibilidad de algún día crecer.
Sin embargo, el miércoles 25, su historia cambio. Se aceleró su deterioro a niveles de destrucción total. Toda su infraestructura está en ruinas y la turística es inoperable, cuando menos unos 3 y en la mayoría de los casos hasta 10 años.
Acapulco sufrió, por la incompetencia de sus gobiernos, la estocada mortal.
Pero, esto tiene culpables con nombres y apellidos.
Esa cadena de estupideces no inició la semana pasada. Se viene arrastrando desde hace décadas, ya que esos fenómenos no son nuevos, ni se culpe al niño, la niña, ni al cambio climático. Se sabía que este tipo de siniestros ocurrirían y pueden incrementarse conforme pase el tiempo. No solo son huracanes, sino sismos y tornados, así como explosiones de volcanes.
1.- Los terremotos como el de 1987 que devastó gran parte del centro de la ciudad de México, con más de 10,000 muertos, hasta infinidad de ciclones y huracanes que han pegado las costas mexicanas con terribles consecuencias, ocurren y ocurrirán a través de los siglos. Lo sabemos. Pese a ello, los gobiernos en tu tacañería criminal, no elaboran programas y protocolos para salvar a la población. En materia de sismos, se hacen simulacros, se pide a los constructores que utilicen técnicas antisísmicas. Pero, no hay un protocolo para poder rescatar a las víctimas, ni el de llevar alimentos, medicinas y una vida digna a las zonas de desastre.
2.- En el caso de los huracanes, Acapulco no cuenta con sirenas que puedan alertar sobre el peligro de una tormenta o incluso un tsunami de algún terremoto en las costas del Pacífico. El gobierno federal, al igual que el estatal y municipal, se gastan el dinero en comprar votos. Miseria política, pues.
Al no contar con protocolos de alerta oportuna, en el caso de Acapulco, la semana pasada, no se alertó a los acapulqueños sobre que Otis podría ser devastador. Un día antes, el lunes, el Centro de Huracanes de Estados Unidos (para que sumen la página web nuestros gobernantes: https://www.nhc.noaa.gov/) avisó al gobierno mexicanos, que Otis era potencialmente catastrófico.
En su éxtasis de poder y guerra electoral, la clase política no instruyó a la población. Decenas fueron sorprendidos por la muerte. Miles de turistas, en los hoteles tampoco supieron la gravedad del huracán categoría 5, de los más potentes.
La policía estatal, que encabeza la gobernadora Evelyn Salgado, así como la municipal de Abelina López, están tan mal capacitadas, que muchos de ellos no pudieron poner a salgo a sus familias
DESPUÉS DE LA TORMENTA, NO LLEGÓ LA CALMA
Tras el paso de Otis, los políticos se sacaban fotos de la ayuda que llevaban a centros de acopio oficiales; destinaban un día de sus sueldos los legisladores y, por si fuera poco, los de Morena, buscaban como salir bien librados de su incompetencia y corrupción. El Presidente López Obrador viajó a guerrero y, en un espectáculo patético, llegó a Acapulco y regresó de inmediato. Allá, la gente está muy enojada y evitaron que pudiera ser objeto de agesiones del pueblo que lo ama.
Usaron un helicóptero para llevar 17,000 despensas, que no sirven para absolutamente nada. Sin el menor sentido común y sin especialistas en desastres que los asesores (para no gastar) no usan barcos de la Armada, ni aviones del Ejército para llevar ayuda. Esto por la ciudadanía se niega a donar luego que se detecta que dicho apoyo se lo roban y después lo venden en tianguis, como lo denunció mi compañera periodista Pamela Cerdeira.
La población que quiere apoyar, envía etiquetados con su nombre y apellido, para que no se roben el apoyo. Por eso, López Obrador prohibió el que la sociedad envíe apoyo. La ayuda urge, La gente se está muriendo de enfermedades, hambre y sed. Es un crimen lo que hacen desde la 4T.
Algunos de mis doctores me preguntan a través de las redes sociales de cuándo será la recuperación de casas, Hoteles, infraestructura en Acapulco y una buena parte de la zona donde pego Otis. La respuesta es simple: si bien les va, y trabajan con sus propias manos, edificarían sus casas en unos cuantos meses. La ayuda del gobierno, aquella que debía haber venido del Fonden, olvídenlo porque el gobierno de la cuarta transformación está en bancarrota.
Éste es el dantesco panorama de un gran centro turístico en ruinas y abandonado a su suerte. La desgracia detener como gobernantes a ineptos y corruptos.
PODEROSOS CABALLEROS… CANDIDATOS DE MORENA: Es tal el impacto de la tragedia en Acapulco, que obligó a Mario Delgado, a postergar hasta el viernes 10 de noviembre, los resultados de las encuestas para designar a sus candidatos a las 9 gubernaturas. Están en el recuento de daños políticos y esta tragedia les dio un severo golpe en sus pronósticos electorales. Estaban muy confiados y ahora tienen que ir a la segura.
@vanchezbanos