Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
En teoría el PRI tendría que ganar caminando el Estado de México, pues se trata de la tierra del Presidente, donde más se han canalizado recursos federales, llevan de candidato a un Del Mazo y la oposición está atomizada. Pero sufre en empate técnico con un partido nuevo y una señora desconocida.
A reserva de abundar en el tema después de las elecciones, hay que apuntar cuatro factores que han llevado al PRI contra las cuerdas en su estado-bastión.
1.- La inseguridad en que tiene al Estado el gobierno local no conoce parangón en esa entidad. Ya hemos dado cuenta hasta el cansancio del incremento en las cifras de delitos que afectan a la gente que pierde su quincena en el transporte público, o a un familiar o amigo asesinado en un homicidio doloso. El 95 por ciento de la población de Ecatepec –la más numerosa de la entidad- tiene miedo de subirse a un camión o a un pesero. Hace unos días Gabriela Warkentin contaba en redes sociales que a la señora que les ayuda en la limpieza por la mañana en W Radio, la han asaltado tres veces en una semana en el Estado de México. ¡Tres veces en una semana! ¿Qué le van a decir a esa persona y a los demás mexiquenses? ¿Que voten por el PRI porque Delfina es populista?
2.- La corrupción que permea a muchos gobiernos estatales y a sectores de la administración pública federal ofende a la población y no ha habido la humildad para reconocer el tamaño del problema y actuar para corregir. Tampoco ha habido la decisión de castigar a los malos funcionarios a fin de que se sepa que también hay muchos servidores públicos honestos. Se han propuesto bases institucionales para acotar esos vicios en el futuro, pero el presente es el que agravia. Petróleos Mexicanos ha sido depredado por funcionarios que cobran por asignar contratos y hasta por dar audiencias. Pemex ha sido saqueada por contratistas y líderes sindicales. Eso llega a la población, está en los medios y no hay reacción del gobierno para depurar una empresa que si bien está bajo la dirección de un técnico con fama de honrado, es percibida como el barco insignia de la corrupción en el país. Hermanado a ese dispendio, se dan conductas faraónicas contrarias al espíritu de una república, como las descritas ayer en estas páginas por Raymundo Riva Palacio. La corrupción es la madre de la inseguridad, de la impunidad y del desprestigio del partido gobernante
3.- La economía no ha estado a la altura de las expectativas ni de las necesidades de la ciudadanía. La caída en el precio y en la producción de petróleo han hecho que el crecimiento sea bajo. Se han creado empleos y es un mérito innegable, pero el 94.8 de los trabajadores del país gana menos de 12 mil pesos mensuales. Solo una minoría, el 5.2 por ciento, tiene ingresos superiores a los 12 mil pesos, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI. Y si el poco dinero que la gente gana se lo roban en un asalto en el pesero, no hay forma de que vayan contentos y felices a votar por el PRI.
4.- El candidato parecía bueno pero no dio para más. Es un Del Mazo. Es decir, un samurái en el Estado de México. Pero no creció. Ni un punto le ha aportado al PRI. No sabe sonreír ni enojarse. No transmite nada. Y su equipo de campaña está compuesto por personas sin ligas con la gente de a pie: sin emoción social ni política.
Por eso sufre el PRI en el Estado de México. Y si la tiene complicada en su entidad-bastión, qué no será en la elección presidencial. Pero de eso hablaremos después del 4 de junio.