Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
Les molestó que cayera Duarte
Lo que fue un triunfo contra la impunidad quiere ser presentado como una artimaña electoral.
O sea, porque hay elecciones ¿no había que capturarlo?
Si no lo atrapaban el grito era que dejan impune a Duarte por sus complicidades con el gobierno.
Ahora que lo capturaron el grito es que su aprehensión es para favorecer al gobierno y su partido con miras a las elecciones en tres estados en junio próximo.
¿Entonces?
El próximo año vienen las elecciones presidenciales, por lo que, de acuerdo con esa lógica, tampoco había que aprehender a Duarte después de los comicios en el Estado de México, Nayarit y Coahuila.
Siempre hay elecciones: no toquen a nadie.
Peor aún, la captura del ex gobernador de Veracruz es señalada por López Obrador como una maniobra “para simular que combaten la corrupción”.
¿Qué había que hacer para darle gusto al anticipado candidato presidencial? Dejarlo libre y así evitar que se “simule” combatir a la corrupción.
¿Tanto trabajo cuesta decir al lopezobradorismo y al antipeñismo a ultranza que fue una acción positiva del gobierno?
O tal vez la pregunta sea otra: ¿querían o no querían que se capturara a Duarte?
La respuesta es no, para seguir acusando a Peña de cómplice de Duarte.
Y quizá también por algunas otras razones muy particulares.
La Jornada, afín a López Obrador, se cura en salud en su editorial de la contraportada: “¿Será, como algunos dicen, que Duarte es el personaje que jalará el gatillo de la difamación para el 2018?”.
Si Duarte entregó financiamiento ilegal a Morena en las elecciones de Veracruz, tiene que conocerse. ¿O eso debe permanecer oculto?
Ya sabemos que para purificarse algunos políticos optan por apoyar a López Obrador y todo su pasado queda resuelto.
Cabe la posibilidad de que ese presunto financiamiento a Morena en las elecciones para gobernador el año pasado, y que el gobierno de Duarte le entregaba dos y medio millones de pesos mensuales al partido de AMLO, sea una suposición infundada de Miguel Ángel Yunes. Puede ser, pero…
Lo que llama la atención es el nerviosismo de López Obrador, sus medios afines y sus seguidores en los distintos medios de comunicación y redes sociales por la aprehensión del ex gobernador de Veracruz.
Dicen que todo fue un montaje electoral, que Duarte es chivo expiatorio y que lo aprehendieron para simular que se combate a la corrupción.
¿Cómo combatir la corrupción, sin tocar a los que están acusados con pruebas de haberse enriquecido de manera ilícita con recursos provenientes del erario?
Lo que piden, voluntaria o involuntariamente, es que haya impunidad.
Desde luego falta mucho por hacer y hay grandes tareas pendientes, pero la aprehensión del ex gobernador de Veracruz demuestra que existe voluntad política para castigar los más sonados abusos al amparo del poder.
El gobernador que está preso en una celda de 2.75 por 3.75 metros en Guatemala es del PRI. No hubo impunidad.
Lo mismo en el caso del ex gobernador Guillermo Padrés, panista, recluido en un penal de la capital del país.
Tampoco debe haber impunidad para los integrantes de la izquierda que violan la ley.
Sí, falta mucho por hacer, aunque algunos digan, como Cantinflas, que se combate la corrupción para simular que se combate.