Raúl López Gómez/Cosmovisión
México, en el espejo de Venezuela
Lo que hay en Venezuela es una dictadura de facto, a la que se llega por la vía del populismo.
El populismo que promueve en México un sector importante de comunicadores conduce al desastre económico al borde de la crisis humanitaria, como se vive hoy en Venezuela.
Cerca de 80 disidentes muertos en 80 días de protestas es el saldo trágico de las manifestaciones contra la dictadura venezolana.
Hacia allá conduce la polarización social que alentó el chavismo, y como hace en México el propio López Obrador luego de esparcir odio y rencor por doce años en sus recorridos por el país, y como replican con singular furia sus adherentes en medios de comunicación y redes sociales.
¿De veras eso queremos para México?
Porque el populismo chavista y el de López Obrador son la misma cosa: ambos conducen al odio entre paisanos y al desastre económico.
En Venezuela la libertad de expresión se acabó.
A los dueños de las televisoras les quitaron sus medios. Fueron expropiados.
Los diarios cerraron, salvo El Nacional de Caracas que circula con diez páginas y su director vive en el exilio porque tiene orden de aprehensión en Venezuela.
Periodistas ejercen su oficio de manera furtiva dando noticias de viva voz en autobuses de pasajeros, y viven de lo que sea la voluntad de los que escuchan sus reportes.
A los dirigentes de oposición los metieron a la cárcel con acusaciones tan ridículas como pretender asesinar a Nicolás Maduro.
Militares sospechosos de no ser plenamente leales a la dictadura fueron encarcelados hace una semana.
El hambre se extiende en el país con las reservas petroleras más grandes del mundo.
No hay qué comprar porque los comerciantes no pueden abastecer sus negocios pues no hay producción nacional.
Acabaron con la industria venezolana porque eran propiedades de “los ricos”.
Y no se puede importar porque no hay dólares y los pocos que tienen sólo se venden a los funcionarios del régimen.
Eso es Venezuela. Ese es el régimen que defiende la prensa lopezobradorista en México, y el partido de López Obrador.
Hacia allá vamos. ¿No nos damos cuenta?
Todo empezó con el canto de sirenas de Hugo Chávez contra políticos corruptos y la promesa de que iba a alentar la libertad de expresión y respetar la propiedad privada.
Ahí están sus discursos y entrevistas en que anunciaba que de ganar la presidencia iba a dar facilidades a la inversión privada nacional y extranjera.
Llegó al poder del brazo de los grandes medios de comunicación y de empresarios que le creyeron el cuento.
Los expropió. O les impuso un corralito para no poder sacar sus ganancias de Venezuela.
Esa es la ruta del populismo. Hacia allá va México aunque ahora un grupo de empresarios haga esfuerzos para sacar adelante un proyecto económico que no asuste a los sectores medios y emprendedores privados.
¿Saben por dónde se va a pasar López Obrador ese programa a la hora de gobernar?
¿Saben de dónde va a sacar dinero cuando le falte para sus refinerías y programas sociales?
¿Saben qué va a hacer con los comunicadores críticos? No sólo los va a espiar como hacen éste y todos los gobiernos, sino que los va a mandar a la calle o al exilio cuando se vea abrumado y en problemas.
Venezuela es el México que puede venir, porque eso es el populismo autoritario de López Obrador.
Hay que denunciar el crimen contra el pueblo y la economía de Venezuela. Y verse en ese espejo.