Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
¿Hay campaña contra Peña Nieto?
Desde luego que hay campaña contra Enrique Peña Nieto.
Con las reformas se afectaron intereses económicos, políticos y caciquiles que comienzan a pasar la factura a un gobierno que no se preocupó por tejer alianzas para defender su proyecto de país.
Las lealtades que se sustentan sólo en el dinero son pasajeras. Duran hasta que el contrato o el convenio se acaban.
Y las otras, las duraderas, que se cimientan en las ideas compartidas, no se forjaron.
En las redes sociales se han detectado –según me dicen– alrededor de 120 campañas contra Peña Nieto que han salido de las computadoras y enlaces de Epigmenio Ibarra.
Decir Epigmenio es hablar de la confluencia entre intereses afectados por las reformas y López Obrador.
Pregunto: ¿dónde están los convencidos del proyecto de Enrique Peña para defender las reformas que son desvirtuadas, falseadas y satanizadas por Epigmenio y sus aliados reales o marionetas cibernéticas?
Un tuit reciente que leí de Ibarra fue que el secretario de Educación, Aurelio Nuño, imponía la reforma educativa “a sangre y fuego”.
Eso se repite por miles o cientos miles, luego por millones de voces reales o de robots, y crean un sedimento de enojo y odio contra el “gobierno criminal”.
No hay respuestas. Debería haberlas de la sociedad en defensa de unas reformas que son benéficas para México.
Silencio. ¿Por qué? Por dos razones, (además de ese trabajo que no se hizo para convencer y sumar aliados, no amistades de conveniencia pasajeras).
Una, el gobierno ha lanzado señales de que va a perder las elecciones de 2018 y realiza movimientos desafinados, como fue invitar a Donald Trump.
A Hillary se le ve mucho más cercana a Margarita Zavala, y ha sido reiterativa en su discurso sobre derechos humanos y seguridad.
Los demócratas tienen agravios contra el gobierno de México, porque desmanteló la red de colaboración (o injerencia, como se quiera ver) que habían tejido en el país las agencias de inteligencia y seguridad de Estados Unidos durante los últimos seis años de PAN.
Tampoco le perdonan a la administración de Peña Nieto sus acercamientos con China para grandes proyectos en la zona estratégica de América del Norte.
En esa lógica hay que entender la invitación a Donald Trump: mayor preocupación por Hillary. Grave error, que denota confusión e inseguridad.
Y otras señales de incertidumbre salen de personas que deberían tener puesta su lealtad en el equipo para el cual trabajan, y no dudan en hacer méritos con los posibles futuros inquilinos de Los Pinos, a costa de quienes todavía son sus compañeros en el gobierno.
Si alguien ha sido recto en su trato con el gobierno federal es Miguel Ángel Mancera, y le recortaron hasta dejar en ceros el Fondo de Capitalidad. ¿Qué mensaje es ése? Es un guiño a AMLO.
Dos, se siguen cometiendo errores que irritan a la población. Lo del alza del dólar no está en manos del gobierno, pero va a aumentar –en pesos– una deuda que se contrató de manera vertiginosa y no se refleja en crecimiento.
Y en lo que sí es posible corregir y ponerse en sintonía con la población, no se hace.
¿Por qué se mantuvo en el cargo al director de Conade, Alfredo Castillo, luego del papel mediocre de México en las Olimpiadas?
¿Por qué convirtieron un buen ejercicio (el diálogo con jóvenes) en un desagradable acto de propaganda que sólo acrecienta el malestar?
Hay errores, fallas y ausencia de corrección en algunos rubros (muy bien con la apertura a entrevistas de verdad, como la del Presidente con Pepe Cárdenas, ayer).
Pero de que hay campaña contra Peña Nieto, es innegable que la hay: las reformas van a ser buenas para México, pero malas para él.
*Este texto es responsabilidad absoluta del autor.