Raúl López Gómez/Cosmovisión
Al gran humorista que era el ruso Antón Chéjov, le hubiera retardado su muerte aquel 15 de julio de 1904, el saber que cinco días después de esa fecha pero en 1977, se iba a crear la Compañía Nacional de Teatro en México· Un decreto consolidó lo que se venía usando desde 1972. Eso de la compañía de teatro le traía grandes recuerdos porque el gran Konstantin Stanislavsky lo lanzó prácticamente a la fama en la Compañía de Teatro de Moscú, en 1898. Y una obra suya Ef tio Vania que fue una de las que lanzó don Konstantin, cerró por mientras los trabajos de la compañía mexicana con su dramatización con el nombre Ya no hay bosque de niebla, realizada por el dramaturgo Luis Mario Moncada. Eso sucedió hace unas semanas. No está de más hacer una vinculación cuando en medio del teatro de la vida que nos trae la muy movida intercampaña electoral, ya se ensaya de nuevo a Chéjov con la obra también dirigida por el director ruso en 1898, La Gaviota.
LAS COMPAÑÍA DE MÉXICO RESPIRABA DESDE LOS SESENTA
Fue muy insistente de parte de los teatreros desde los años sesenta, la necesidad de crear una compañía nacional de teatro. Este se fundía en otros organismos culturales, pero fue a partir de 1972, que empezó a tomar individualización. estimulada por nombres que son conocidos en el medio. Desde que el 20 de julio de 1977 se publicó el decreto de la creación de la compañía en el Diario oficial, el teatro tomó un rumbo normativo en el país alternando con compañías privadas que producen obras. Y así van surgiendo los nombres de José Solé, Alejandro Luna, Mario Espinosa, Otto Minera, Enrique Singer, Luis de Tavira et al, para fijar posturas que han llevado a la presentación de centenares de obras y la estabilización de un organismo que estimula sobre todo al creador y al actor mexicanos. Solo en los ocho años que duró Tavira, se mencionan 59 puestas en escena. El pasado once de febrero, Chéjov, en Ya no hay bosque de niebla, dirigida por Jorge Vargas, cerró un ciclo de varias semanas.
CHÉJOV, EL QUE NO DECÍA NADA Y LO DIJO TODO: GALEANO
Chéjov es uno de esos grandes personajes que son arrebatados por la muerte casi en plena juventud, Murió a los 44 años y todavía alcanzó a ser contemporáneo de siglo, de muchos de nosotros. Su muerte fue el 15 de julio de 1904. Enfermo de tuberculosos desde su juventud, había nacido en el puerto de Taganrog en 1860, fue médico, narrador y elevó a la grandeza según sus críticos, un género que muchos menosprecian, el relato corto. Lo que él escribió no ha sido cuantificado porque usó decenas de seudónimos y aún no se descubren todos. De tal manera que alguna obra extraordinaria podría estar en alguno de esos nombres ocultos. Pero a nivel mundial la penetración de su obra se extiende con los años. Conocemos al ya mencionado Tio Vania, El jardín de los cerezos, Las tres hermanas, La gaviota, La dama del perrito, Ivanov, etcétera. Amigo de Máximo Gorki y cercano a León Tolstoi y otros grandes de la época, Chéjov no fue ajeno a las maldades y explotaciones de la época contra el campesinado y los obreros, cosa que denunció. Se opuso a quienes consideraban legitima la instalación de prisiones como formas de cambiar al ser humano. Y su obra en apariencia sencilla, delinea todo un universo de la desgracia del ser humano sobre la cual no era necesario dar explicación. Ya está inserta en su propia obra.