Carlos Ramírez/Indicador político
En el maremágnum de lo que pasa en el mundo y en México, con lo electoral, vale alegrarse de que los paseadores de perros finalmente sean reconocidos. Oficio que se instala para descanso de los dueños, es parte de las imágenes diarias que vemos en las calles, surtidas de pelaje no de uno, sino de muchos perros. En el marco de la Ley de Protección a los Animales, esos cuidadores y paseadores, asumen otra dimensión ante el registro obligatorio de los animales, y son tomados en cuenta para credenciales e instrucciones y ejercicios especiales. Imaginamos que así como se registraron las trabajadoras del hogar, esos trabajadores tendrán una protección laboral. Vale esa vigilancia de los que aplicarán la ley, porque a veces hay cierta presión ante la desobediencia animal, olvido de limpiar heces y la también vigilancia a las personas que se cruzan porque algunos de los animales pueden ser bravos. Un buen avance que impide el abandono de animales cuando los dueños no los pueden atender, lo que ha provocado que alrededor del 40 por ciento de los animales con dueños terminen en la calle. Amar a los perros no es suficiente para mantenerlos cerca toda la vida. El número de mascotas desechadas por dueños que decían quererlas es muy alta y ahora se encuentran en situación de calle. La lucha por su rescate está en marcha.
PADURA, CHANDLER, LOS PERROS, PERSONAJES DE GRANDES NOVELAS
Son miles los escritos literarios que mencionan a un can como personaje o como parte de un argumento. El amor a los perros trasciende a los humanos, pero no siempre hay generosidad. Así lo sostienen el cubano Leonardo Padura y el estadounidense Raymond Chandler, en sus obras del mismo nombre El hombre que amaba a los perros, una novela y un cuento en los que ambos tienen a un criminal que ama a los perros. De hecho Padura para dar un homenaje al gran escritor gringo tomó el título del cuento, mismo que mas tarde Chandler lo convirtió en novela con otro nombre. Padura partió de la historia de León Trosky asesinado en México el 21 de agosto de 1940, para abordar la vida de su asesino Ramón Mercader o Jacques Mornard como también se llamaba, que estuvo refugiado en Cuba. Éste se paseaba solitario por el malecón con sus dos galgos rusos, a los que amaba.. Padura remonta la novela a 1977 cuando el hombre de origen español ahí vivía y respecto al cual, el personaje cubano de la novela, penetra en la vida interna de aquel ser que siendo un joven comprometido, había caído en el descenso del crimen político.
ENTRE MÁS SE CONOCE A LOS HUMANOS, MÁS SE AMA A LOS PERROS
El cuento de Chandler escrito a mediados del siglo anterior, fue canibalizado para una de sus siete novelas Adiós Muñeca o Adiós para siempre preciosidad (Farewell para el cine) y puede encontrarse en Bruguera con el título de Asesino en la lluvia. O a lo mejor escondido por ahí en una liibrería de viejo. Lo que sería raro porque Chandler es muy demandado. Un cuento que se desarrolla en los laberintos de las míticas ciudades aledañas a Los Ángeles, con crimen. avaricia y corrupción policíaca, lo que no demerita el amor que el protagonista Saint profesa a los canes. Muere junto a su perro Voss en un enfrentamiento. Chandler que a diferencia de Padura no es maniqueo, vierte en su largo cuento la calidad humana de Saint por preferir a los perros sobre los humanos. Quizá había leído aquella frase: mientras más conozco a los humanos, mas amo a los perros.