Raúl López Gómez/Cosmovisión
Montesquieu destaca en su obra El espíritu de las leyes, la radical separación de los tres poderes que existen en un estado. En la medida en que cada uno tiene diferentes funciones y prerrogativas. La polémica por no decir enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, finca solo diferencias de conceptos que a la postre se reflejan en la merma de la impartición de justicia, pero la separación entre ambos sigue siendo la misma. El problema estriba no en el primero sino en el segundo, porque está politizando su posición y actúa como protector de una parte de la sociedad. La justicia que debe ser para todos y ese es el emblema que debe caracterizar a ese poder, ha sido dejada de lado por una toma de postura política. Es ahí donde se recalca la gravedad y el señalamiento de sectores sociales diversos, medios y los otros dos poderes. La crítica se enfoca sobre todo en la Suprema Corre, pero son algunos jueces y magistrados los que también hacen el trabajo sucio.
EL PODER JUDICIAL POR SUS FUNCIONES ES EL MÁS MANUABLE EN SU ELECCIÓN
La justicia, ese valor a veces tan inestable, precisó de documentos, las leyes, para fijar el equilibrio que requiere dar a cada quien lo suyo como señalaba Ulpiano, el gran teórico romano. Pero ¿Como nombrar a las personas adecuadas con méritos suficientes para aplicar esa justicia? Los métodos que se usan en el mundo son diferentes. Aquí tratándose de los ministros, donde el presidente entrega ternas y el Senado elige con sus dos terceras partes, con otras decantaciones según el caso, el propio presidente está proponiendo la elección popular . Esa ya se aplica. En 2011 Bolivia la empezó a aplicar a propuesta de Evo. En España se elige en votación popular a los jueces de paz y así se puede ir examinando el tipo de nombramiento de los jueces y sobre todo de los altos magistrados como se les llama a veces, en vez de ministros como aquí, cosa que resulta absurda en España, por ejemplo, donde el rey elige directamente al Supremo tribunal, un tipo que de derecho no debe de saber nada. En los diversos tipos está la selección por conocimientos y méritos, y se parte de comisiones importantes o del ejecutivo y parte del legislativo como en México y así la diversidad. México es uno de los países que les da más vida a los ministros, 15 años. Hay algunos que solo los tienen 6 años. Pero Argentina los tiene de por vida y solo los remueve y corre, cuando cometen delitos muy graves. Lo que si queda claro, es que hay repuntes de ese poder para hacer una especie de chantaje dado la materia tan fundamental que manejan. Eso se está viendo en varios países y el más cercano ejemplo lo tenemos en México, en el detrimento falaz, a veces, de la justicia.
EL ESPÍRITU DE LAS LEYES Y LOS TRES PODERES, EN CUESTIONAMIENTO
El espíritu de las Leyes la obra cumbre de Charles Louis de Secondant, señor de la Bréde varón de Montesquieu, sostiene que es fundamental la separación y el equilibro de los poderes, para que se garanticen los derechos y las libertades del individuo. Dado que en su obra ya señala los tipos de gobierno que había por allá en 1748 cuando la escribió: república, monarquía y despotismo, esa delimitación causó muchas criticas sobre todo de los sectores conservadores. El despotismo fue desechado como enunciación con el tiempo, si bien sigue existiendo con nombres diferentes en algunos gobiernos del mundo. El jurista y humanista francés nacido en 1689 y fallecido en 1775, responde a la iglesia católica que fue su principal crítica a través de los jesuitas, escribiendo su segundo libro sobre el tema, La defensa de El espíritu de las leyes. La respuesta eclesial fue declarar prohibidos sus libros. Pero el gran medio intelectual, los juristas, rescataron aquel profundo trabajo que es considerado a nivel universal, dentro de los tres libros mas importantes de la dialéctica jurídica. Ahora está en cuestionamiento en México, porque uno de esos poderes no está actuando como tal. Su futuro es incierto. Pero mientras ¿qué será de la justicia?