José Ureña/Teléfono rojo
Impresionante la riqueza arqueológica que ha proporcionado el paso de la construcción del Tren Maya. Mientras grupos denostaban la gigantesca obra señalando destrucciones, agresión a comunidades y entrega de la zona a grupos extranjeros, la construcción siguió adelante contra viento y marea y se fueron recomponiendo los inconvenientes de un ferrocarril que abrirá un espacio fundamental a millones de habitantes. No por nada 93 por ciento del 70 por ciento de comunidades que votó a favor, estuvo de acuerdo con la obra. Al informar sobre los grandes aportes que se han recogido, se mencionan 50 terabytes de información, la medida digital que para el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Diego Prieto Hernández, representa ”una investigación de salvamento arqueológico tan extensa, tan importante, tan cuidadosa, dirigida a recuperar material arqueológico, información y registros”. De acuerdo a esos informes, en todo el sureste y la península jamás había habido una investigación tan grande que llega a las 50 teras, al recordar que cada tera representa más de un millón de bytes. Eso y más se sigue informando sobre esta obra de la zona Maya, que el gobierno tiene pensado inaugurar y poner en funcionamiento, en diciembre de este año.
HAY QUE VOLVER AL TREN E INCORPORARNOS AL MUNDO
La mención del tren en la vida de México es ilimitada. Y fue Ernesto Zedillo el que truncó en 1997 esa larga vida, al cancelar el uso de 26 mil 704 kilómetros de trazo de vías que colocaba a nuestro país en el octavo lugar en el mundo. Hubo un tiempo en el que la gente se movió en ese transporte. De chica yo me la pasaba en tren buena parte del año; viví incluso enfrente de una estación de ferrocarril, Estación Bamoa, Sinaloa y en muchos momentos me refugié en los guardavías, para evitar un accidente. Las vías temblaban. De Ciudad Obregón a esa estación se hacían tres días y buena parte la gente se la pasaba en los mohotes, mientras los operarios arreglaban las vías. Recientemente comprobé que de la ciudad sonorense a la estación, se hacen, con las modernas carreteras –el tren ya no existe-, ¡tres horas!. Más tarde ocupé camerines y un día, en un viaje a la ciudad de México, salí hacia el cabús, para presenciar el paisaje que se alejaba. De pronto entró un hombre alto, ya grande y se sentó junto a mí. Hizo unos comentarios breves, mientras perdía la mirada en los rieles que se iban. Después supe que era uno de los hermanos Almada, los cineastas y paisanos. Fuimos, sin resultados trágicos, Extraños en un tren ( Patricia Highsmith, Anagrama 1983).
MÉXICO APTO PARA MANUFACTURAR TREN DE ALTA VELOCIDAD
El tren fue el transporte que nos mantuvo comunicados por largas décadas, de norte a sur. Sonora tiene una de sus grandes epopeyas en un tren trágico, la famosa máquina 501 (Canción Maquina 501 en voz de El Charro Avitia), con la que el gran héroe Jesús García ofrendó su vida para salvar a un pueblo, Nacozari. Es curioso, a lo largo de la vida, van surgiendo las historias de trenes aderezadas con el suspenso : El misterio del tren azul, El tren de las 4.50, Asesinato en el Orient Express, todas de Ágatha Christie; las leí de un tirón. Elena Poniatowska, recién reconocida con la medalla Belisario Domínguez, escribió El tren pasa primero ( Alfaguara 2007) sobre el movimiento ferrocarrilero de 1959. Se inspiró en Demetrio Vallejo. La historia del tren nos remonta a la Revolución, la música, los viajes, las despedidas, los encuentros. “Siete Leguas el caballo que Villa más estimaba, cuando oía pitar el tren, se paraba y relinchaba…”, de Graciela Olmos. Y el autor de Tampico hermoso, Samuel M. Lozano, usaba una frase alburera en sus canciones,¡Ay mamá que tren tan grande que solo el cabús le veo!. Siempre hubo gente que escogió el tren y los propios norteños nos ponen el ejemplo con uno de los pocos trenes que todavía hace recorridos largos en Chihuahua, el famoso don Chepe. Y también hubo gente que confió en las capacidades del país. Especialistas de la UNAM al reconocer al suplemento Investigación y Desarrollo ID, de La Jornada, (enero 2015, número 326, año XXIII) por sus aportes en torno al ferrocarril, señalaron desde entonces que el país es tecnológicamente apto para manufacturar trenes de alta velocidad como iba a ser el de la vía México-Querétaro, proyecto frustrado. Si es así, no tendríamos que recurrir a empresas y tecnologías extranjeras. Y por ello, el actual gobierno se aferró al Tren Maya, confiado en un proyecto que ahora les golpea la cara a los críticos. Cuando paradójicamente estaban poniendo las condiciones, para que nos arrollara el tren.