Quirino Moreno Quiza/Repechaje
No fue muy original don Adolfo cuando hizo famosa su frase sobre el trabajo “fecundo y creador”. Muchas décadas atrás Carlos Marx, ya se había esmerado en una plusvalía que creaba riquezas, pero no precisamente para el trabajador. Los presidentes de México suelen pasar a la historia no por sus obras, sino por alguna frasesita que dijeron. Humorista e irónico, José Agustín –Tragicomedia Mexicana 1 Editorial Planeta Mexicana 1994. décima reimpresión- recuerda que Carlos Monsivais al hablar de lo mal hablado que era Ruiz Cortines, mencionaba que cada vez que el mandatario decía una leperada, le pedía perdón a su investidura. Mas para acá Vicente Fox le cambió el nombre a Borges pero antes se había empeñado en un fluir reiterativo de inconsecuencias – que siguen a diario-, metiéndose hasta con las tepocatas. Ese fluir tuvo una respuesta contundente hace tiempo del político ahora presidente, que quería apabullar: ¡Cállate chachalaca! Es una herejía mencionar a seres del pasado que en mala hora se treparon a la historia, en fecha que se conmemora un aniversario trágico, como es el del ya avizorado primero de mayo. Pero son precisamente los que ostentan el poder los que crean esas fechas con su represión y violencia. En México y el mundo, han quedado signados acontecimientos terribles contra los trabajadores. La muerte de mineros, uno de ellos.
¿QUE SE ESPERA DE LA FUERZA LABORAL Y SINDICATOS, EL PRIMERO DE MAYO?
El Día del Trabajo se celebra en todo el mundo, cuando hay un bamboleo en el empleo casi general. Aquí las cifras parecen cambiar a diario, con un empleo que repunta en los últimos tiempos con 58. 3 millones con datos de diciembre pasado y 1.8 millones de desempleados. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que un día dice una cosa y otro día otra – el priista José Ángel Gurria su ex titular ahora está puesto como precandidato a la presidencia-, en una fecha le da por el lado al país y a la siguiente lo desanima-, tiene colocado a México en el sexto lugar de sus 34 países registrados, en menor desempleo. A la par que el gran ejército de reserva que el país venía arrastrando en el que estaban alrededor de 7 millones de los que ofensivamente llamaban ninis, ha encontrado acomodo en este sexenio de diferentes formas. Fueron la evidencia más lamentable y triste de como un país trató a sus jóvenes. Millones dejados sin futuro. El sindicalismo por ahí va, en la desmovilización, aunque se alebresta en estas fechas. Hay casos relevantes como el del sindicato minero y el de las prepas de la Ciudad de México creadas en el período de AMLO, que están dando una ardua lucha por su supervivencia. Persiste sin embargo cierto apaciguamiento de los sindicatos que en etapas anteriores encabezaron grandes movimientos. El STUNAM por ejemplo, el de Teléfonos de México, entre otros, que salen periódicamente aunque apaciguados, tirados al blanquismo y al charrismo, mientras todavía respira y hay un manoseo de las conquistas laborales a través de ese monstruito llamado outsourcing, que anula de cuajo grandes derechos conquistados. La intervención legal está eliminando esa afrenta, pero todavía falta. Sin embargo no hay la movilización que se requiere y habría de esperarse, con la situación que vive México.
JOSÉ AGUSTIN RECUERDA AL MÉXICO TRABAJADOR Y SU PLUSVALÍA EXPLOTADA
En la rapidísima y vaciada historia que recorre José Agustín en la primera de sus Tragicomedias Mexicanas, se van describiendo las luchas que llenaron las décadas de 1940 a 1970, las represiones, el reforzamiento del charrismo con Fidel Velázquez al frente de la CTM y desde luego la demagogia de los gobiernos que se evidencia con la frasesita de Ruiz Cortines dicha el primero de mayo de 1954, cuando les subió diez por ciento a los burócratas y los líderes charros lloraron de servilismo. “México al trabajo fecundo y creador”, es la frase completa. Fue así como se empezaron a configurar las grandes fortunas estilo Carlos Romero Deschamps, ex líder del sindicato del ahora en proceso de recuperación, PEMEX. El volumen del autor de La tumba, ya adolece de una edición envejecida con gráficas como copias, algunas borrosas, pero sigue siendo fresco, ilustrativo y mejor exponente que esa historia oficial que escribieron los vencedores. Y en el fondo José Agustín ironiza del trabajo fecundo y creador de los explotados mexicanos, que ha servido para enriquecer a tantos sinvergüenzas.