
Gabriel García-Márquez/Sentido común
La invitación al papa Robert Francis Prevost, León XIV, que no se ha definido desde el Vaticano, tiene a nuestro parecer, una intención política muy diferente a la que utilizaron otros gobiernos al invitar a papas a nuestro país. Aquellos buscaban una tajada, la simpatía de un pueblo por entonces casi ciento por ciento católico, mientras en esta ocasión parece más una intencionalidad de extender un mensaje al pueblo católico sobre el respeto a sus preferencias. Lo mismo debe hacerse a los grupos protestantes que son muchos, algunos importantes luteranos, en el país. Así mismo deberá hacerse según esta columna, con los 12 millones de no creyentes que vivimos también en México. La religión con sus diferentes creencias, no tiene porque enfrentar a la gente. Cada quien tiene su dios. Aquella guerra de 1926 a 1929 llamada la Cristiada demostró que enfrentamientos por cuestiones religiosos no conducen sino a la muerte, como ocurrió en miles de ambas partes en esa ocasión. El laicismo inserto en nuestra Constitución es lo que debe prevalecer en todo caso: separación iglesias-Estado.
IGLESIA CATÓLICA Y ALGUNOS FIELES, SE VAN CON LA DERECHA Y PARTICIPAN
Noventa y seis años se cumplen el 21 de junio, que se detuvo aquella absurda guerra llamada la Cristiada, que se enraizaba en las diferencias gubernamentales y un mochismo muy acendrado que soñaba con retrotraerse a los tiempos anteriores de la Reforma. Hecho que al parecer no compartían altos prelados de la iglesia católica, mucho menos la Santa Sede que se metió en la vida interna de México para pedir a los líderes de la guerra religiosa, a través de los obispos, que la pararan. Fue Emilio Portes Gil el que configuró con representantes eclesiales, el fin de la famosa Cristiada, por escrito. Y al parecer según lo mencionan analistas la situación se ha mantenido calmada. De acuerdo a asegunes claro, porque la iglesia católica con sus 77 por ciento de gente que se dice católica, pero no sabemos si lo ejerce, un porcentaje se mantiene unido a la derecha, y participa incluso en sus posiciones públicamente. Con las intenciones oficiales por la presunta visita del papa, al parecer se extiende una mano para no generar conflictos internos. Y por su lado aunque no se define abiertamente, el Vaticano prefiere como en aquel caso de la Cristiada, la fiesta en paz. Pobres de nosotros los doce millones de no creyentes, que no nos meten en sus decisiones.
LOS CAMBIOS EN EL ARTICULO 130 Y OTROS, AMPLIARON LA LIBERTAD RELIGIOSA
No es porque Carlos Salinas de Gortari fuera un gran creyente -lo demostró- o porque presintiera una nueva Cristiada, lo cierto es que en sus negociaciones con el clero, en las que no se tomaron en cuenta las otras creencias, buscaba más apoyo del que no tuvo en una elección en la que consta que no ganó. Reformó la carta magna con cambios a los artículos 3, 5, 27, 28 y 130. Los propios curas han ampliado por su cuenta esa libertad y se nota tan solo con escucharlos desde sus púlpitos, en sedes que son oficiales, ya que los templos y otro tipo de iglesias, son parte del patrimonio nacional.