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Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
Un caso que se conocía y se trató en décadas pasadas, desde los años cincuenta, es la presencia del Opus Dei en México. Y volvió a tomar relevancia con la presencia de sectores de ultraderecha que tienen su asiento en España y son apoyados aquí, por el PAN. Por eso resulta significativo lo sostenido por la investigadora Paula Bistagnino en su libro Te serviré ( editorial Planeta 2024) en el que sostiene que México fue territorio seguro para ese organismo religioso de ultraderecha, en muchas etapas desde su fundación en España en 1928. En una entrevista realizada por el periodista Hernan Muleiro, publicada en México, la investigadora sostiene que los niveles de trato con el Opus Dei eran similares a los de España. México hizo lo mismo que otros países, agrega, “Ha tenido sus escuelas de mucamas (que le hacen el servicio a los curas), mujeres explotadas, reclutadas en la adolescencia. Pero además el Opus Dei “ha tenido acceso al poder, al gobierno y a la justicia”.
EL OPUS DEI YA ACTUABA EN LA SOCIEDAD Y EN EL PODER, DESDE 1948
Aquí hay datos que mencionan al religioso Pedro Casciano que llegó a México en 1948, muy fincado en la doctrina del Opus Dei llamada la Obra, que generó el español José María Escrivá Balaguer. Se conoce toda una historia de su desarrollo en círculos empresariales sobre todo, en conservadores conocidos en medios, Televisa entre ellos y una periodista como Paz Gutiérrez Cortina que escribe en el diario Reforma desde los años noventa. La presencia de ese conservadurismo se centra sobre todo en cuestiones educativas, en la exigencia de que los padres eduquen a los hijos, en la negativa de que se imparta educación sexual, entre muchos casos y deja clara la tendencia ultra de hombres y mujeres. Pero al mismo tiempo, se dirimía el otro caso del catolicismo, con personajes ultras también, como Marcel Maciel, su insólita vida de violador de centenares de jóvenes y su arribo final al Vaticano donde fue callada su enorme culpa y enviado al descanso en un lugar donde murió. Al respecto y en tanto agreguemos en próxima crónica el segundo aspecto de la entrevista de Bistagnino, recordaremos ese caso, publicado aquí, que se vincula íntimamente en lo que ahora se está publicando con la inclusión del Opus Dei en nuestro país y la evidencia de lo que realmente son los aspectos de la religión que profesa alrededor del 75 por ciento, de los mexicanos.
MIENTRAS TRANSITABA EL OPUS DEI, UN EX CURA DENUNCIABA PEDERASTIA
La denuncia contra el primado de México Norberto Rivera, como encubridor de pederastas presentada por el ex cura Alberto Athié Gallo y el ex legionario de Cristo José Barba Martín, uno de los muchos jóvenes que fueron sodomizados por Marcial Maciel, no fue única en el mundo donde se presentaron mile y miles. Athié fue sacerdote de la Arquidiócesis de la Ciudad de México y renunció a su puesto en el año dos mil al conocer los muchos casos de pederastia entre los curas y la protección que les daban los jerarcas entre ellos el entonces primado de México. Athié escribió al respecto junto con Barba Martín y el doctor Fernando M. González experto investigador de los casos de pederastia, el libro La voluntad de no saber en donde denuncia los documentos secretos que guardaba el Vaticano sobre los crímenes de Maciel fundador de los legionarios de Cristo y los sobornos que éste le daba al estado teocrático. Lo que más sorprendió fue la reacción de la Santa Sede ante las agresiones criminales.
LOS CASOS SIGUEN VIGENTES Y SE SIGUEN AGREGANDO OTROS EN EL MUNDO
Las preguntas ante el hecho de que el Vaticano haya dejado en el olvido tantas agresiones y la poca respuesta oficial en aquellos años, fueron siempre las mismas, ¿Prescribe la pederastia?, ¿no entra en los crímenes de lesa humanidad? La voluntad de no saber: lo que se conocía sobre Maciel en los archivos del Vaticano desde 1944 ( Ramdom House Mondadori y Grijalbo, 2012) es un libro estremecedor, una denuncia de la trayectoria inhumana y descarnada del fundador de los legionarios, que describe en un respaldo de 212 legajos todo lo que si sabía el Vaticano y lo ocultó. Quien más ha abordado el tema es el especialista Bernardo Barranco quien estuvo en contacto con el padre Athié y conoce todos los obstáculos que le ha puesto la jerarquía para hacer las denuncias y el empeño que pusieron los autores para denunciar a su vez a Juan Pablo II, que conocía perfectamente el problema y lo eludió. Se sospecha que ante la presión de los denunciantes, se hizo rápidamente una beatificación exprés del papa polaco. En medio de esta lucha que han dado los autores y que aparece en el libro, está la situación del primado, quien no solo sabía lo de Maciel sino que lo negó y trató de protegerlo cuando hubo denuncias mediáticas contra él. Los demandantes tienen todo tipo de pruebas y la situación de muchos prelados no se ve muy propicia. Los molinos de dios, dice el dicho, muelen lento pero muy fino. El momento de rendir cuentas ha llegado y como dijo Chejov, de lo que suceda, “el que viva lo verá”.