Ricardo Alemán/Itinerario político
En medio de las muchas vicisitudes que tenemos con Estados Unidos, al limón ese redondo fruto tan presente, le da por convertirse en personaje crucial. La presión criminal que usa a esa fruta para hacer presente su poder, derrumba árboles en un otoño en el que el limón y todos los cítricos son fundamentales. Pero desde las raíces se maniobra para revivir y conservar un árbol que puede llegar a tener más de 50 años de vida útil. México es el segundo productor de esa fruta originaria de Asia, que fue traída al país por los españoles. Gran descubrimiento ancestral de quienes a cambio ofrecían el tomate, el cacao para el chocolate, el aguacate, la vainilla y otros grandes aportes al mundo, entre otros nada menos que el pavo o guajolote.Y en estas fiestas que se avecinan, otro nada menos que la Cuetlaxóchitl, la flor roja que dará color al mundo y que algunos llaman nochebuena. Nuestros aportes han sido fundamentales.
EN SIGLOS DE EXISTENCIA, EL LIMÓN SE CONVIRTIÓ EN COTIDIANO
Pocos hogares en México y quizá en el mundo, pueden prescindir del uso diario del limón. Solo en México, pese a su enorme producción, el 70 por ciento es de consumo nacional. O sea que el mexicano es gran consumidor de limones. Fruto no solo aplicable en los alimentos, sino en la salud y en la belleza. Además de Michoacán el primero en la producción y el que enfrenta el más serio problema en este momento, son productores Veracruz, Oaxaca y Colima, que concentran entre los cuatro, el 75 por ciento de la producción. Es famoso por su nombre humilde de limón y denominación de cítrico. Pero nuestros ancestros náhuatl lo llamaban Xocol y los mayas Muliix. Aquí, nuestra frase diaria es ¿me pasas un limoncito? Quizá por eso el gran Premio Nobel Pablo Neruda, se puso una tarde a escribir, su Oda al limón. Por él sabemos como surgió y como llegó a nuestras bocas, en su inigualable sabor agrio. Dos versos:
Oda al limón
De aquellos azahares desatados
por la luz de la luna,
de aquel olor a amor exasperado
hundido en la fragancia,
salió
del limonero el amarillo,
y de su planetario,
bajaron a la tierra los limones.
Así, cuando tu mano
empuña el hemisferio
del cortado limón
sobre tu plato,
un universo de oro derramaste
una copa amarilla
con milagros,
uno de los pezones olorosos,
del pecho de la tierra,
el rayo de la luz
que se hizo fruta,
el fuego diminuto
de un planeta.