Jorge Robledo/Descomplicado
El Grito de Independencia lanzado presuntamente en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, ha sido analizado desde muchos puntos de vista pero de lo que se sabe, pueden desprenderse palabras de urgencia, palabras de un Miguel Hidalgo informado que excita a la población de fieles que se acercó a su iglesia, a liberarse de los que ejercían el yugo. Fue un grito según se ha dicho y un grito no puede ser algo calmado, reposado, sino una llamada de emergencia que causa impacto en los que la escuchan. En ese sentido puede decirse que el grito estuvo fincado en un llamado inmediato, de participación y de búsqueda de una salida. Ese acto tan fundamental en la historia de México, que ahora se celebra desde la noche del día 15 de septiembre, carece según los estudiosos, de un documento histórico. Y es lógico, porque un cura patriota que había dialogado con iguales la situación que se vivía en el país, bajo la férula española, no escribió nada que se sepa y simplemente lanzó sus palabras a grupos de creyentes en Dolores Hidalgo Guanajuato, para convocar a liberarse del yugo.
SECTORES HAN AGREGADO AL GRITO CIRCUNSTANCIAS QUE LES CONVIENEN
De acuerdo a la información que se daba desde el civismo de la escuela primaria, el grito se dio en la iglesia y antes se sonaron campanas para congregar a los que iban a ser sujetos del mismo. Pero se le ha agregado la estampa de la Virgen de Guadalupe como estandarte, lo que implica que en la historia que nos ha llegado, intervino la iglesia católica que contradictoriamente no solo no apoyó a Hidalgo cuando fue hecho prisionero, sino que lo excomulgó y le quitó el apoyo. Al poco tiempo, Hidalgo fue asesinado por las fuerzas reales y exhibida su cabeza para buscar la burla del pueblo. Iglesia que ahora, por cierto, desestima la independencia de un poder oponiéndose a la reforma judicial. Al acto del 16 de septiembre se le fueron agregando cosas, se mencionan a los independentistas Juan Aldama e Ignacio Allende como acompañantes del cura y desde luego su propia salida para iniciar esa lucha. Algo de lo que se cuenta pudo ser comprobado por medio de lo que dijo el pueblo presente en aquel acto, porque en 1827, aunque otros lo sitúan en 1825, fue celebrado dicho grito por el primer presidente que tuvo México Guadalupe Victoria. Y desde ese entonces se siguió celebrando el 16 de septiembre, hasta que se cambió al 15 por a noche, con el toque clásico de campanas, y la voz en alto del que lanza el grito.
MUNCH. UN GRITO ES UNA EXPRESIÓN ANGUSTIOSA, URGENTE Y DESESPERADA
El análisis del significado de nuestro grito ha puesto el énfasis en la urgencia de realizar una lucha, que tenía además un gran peligro. Y la prueba está que la mayor parte de los que encabezaron esa lucha fueros fusilados o muertos de alguna manera por el enemigo. Un caso aparte de la historia de un grito, define otra actitud, como una expresión de desesperación, de tristeza, de ansiedad y de angustia. Me refiero al famoso cuadro de Edvard Munch el noruego que pintó esa obra cuando se encontraba en medio de esos ánimos. El mismo lo señaló en su cuadro original en letras que apenas se alcanzan a leer. Hay que recordar que ese cuadro fue pintado cuatro veces, el primero de 1893 fue robado y devuelto años después y otro pintado en 1910 con el mismo tema también robado y regresado ya en este siglo. Munch dijo en su momento que el cuadro fue pintado en instantes de gran ansiedad porque estaba enfermo, al grado que su estado de ánimo se refleja en las imágenes, con nubes por ejemplo de color sangre. Su obra, entre muchas que pintó este gran artista que murió en 1944, es una de la más vistas en imágenes en el mundo, pese que se exhibe poco debido a la delicadeza de la obra. Pero al parecer se ha puesto a salvo con métodos de conservación que permitirán exposiciones. Pero lo traemos a colación, porque la esencia de un grito, como expresión, puede definir muchos estados de ánimo y en el caso nuestro, por fortuna, fue de urgencia de liberarnos y darnos la independencia.