Raúl López Gómez/Cosmovisión
Este mes de agosto ha tenido los días más complejos de los últimos años. Se ha dirimido en lo electoral y en lo legal la pasada elección, pese al recalque de que el pueblo tiene la soberanía en sus manos. El constituyente cuando puso eso en el artículo 39, se le pasó que una supraestructura como es el derecho, pasa sobre las más profundas expresiones, como las del pueblo y las convierte en un aparato burocrático. Un grupillo resuelve lo que creó una multitud de casi 36 millones. Pero como las cosas así están establecidas, se definió el triunfo de Claudia, la representación de Morena en las cámaras, pero lo que no se ha resuelto es la agresiva molestia opositora de no aceptar el fracaso y querer fincar tardanza a las resoluciones. Por otro lado, se acentuó el caso de la reforma del Poder Judicial ya próxima a ser discutida, con un paro que ya no se sabe exactamente de quienes y cuantos y por otro lado el descaro del gringo embajador Ken Salazar, al mostrar su verdadera oreja amenazando prácticamente al país, por la mencionada reforma judicial. Todo eso ha llevado a consecuencias más complejas aún, con la postura asumida por nuestro gobierno frente al país del norte. Ahora si que como en los anuncios, agosto, al costo. Por fortuna tenemos a los creadores de agosto, aunque sean de mucho tiempo atrás.
EL ROMANTICISMO POÉTICO DE MANUEL ACUÑA, SE EXPRESÓ EN MUERTE TEMPRANA
El mes de agosto que ya se aleja, fue propicio para que grandes escritores y poetas nacieran. Jorge Luis Borges nació el 24 de ese mes hace 125 años, en Buenos Aires Argentina y las celebraciones abrieron paso en muchas partes del mundo; Manuel Acuña el 25 en Saltillo Coahuila en 1849 (aunque algunos fijan el 27) y Amado Nervo el 27 en 1870, solo para mencionar a algunos. Acerca del segundo se creó el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española, convocado por el gobierno de Coahuila y en el que desde luego El Nocturno a Rosario ha sido el punto de referencia del poeta coahuilense que se suicidó el 6 de diciembre de 1873, presuntamente por Rosario de la Peña. Tenía 24 años. El halo romántico que envuelve la figura de Acuña y desde luego de su musa, no es tal según algunos críticos, que ven que el Nocturno no es la representación de su poesía, sino otras expresiones más profundas y menos románticas, como Ante un cadáver. (Enciclopedia de la literatura en México y muchas ediciones). Y se sostiene que Acuña no era un improvisado; tuvo estudios de filosofía, matemáticas y medicina y se pronosticaba como un gran poeta.
EL NOCTURNO A ROSARIO, DE ACUÑA, ENCUBRÍA EL AMOR A OTRA MUJER
El romanticismo de su muerte también se cae cuando se habla de su angustia por la pobreza que lo acosaba y de sus amores de largo alcance con la poetisa Laura Méndez de Cuenca. A Rosario por su parte le recuerdan las cartas amorosas que le escribía José Martí y sus amores de once años con el poeta Manuel M. Flores. Las historias que se tejen para crear mitos, se volatizan cuando analistas más prácticos profundizan en la obra de un poeta. Pero la gente que quiere vivir instantes de fantasía, rescata esos momentos románticos y los incorpora a sus sueños. Cuentan que Rosario murió a los 77 años, sola, sin ninguno de los que la habían amado. Quizá recordaba:
¡Que hermoso hubiera sido
Vivir bajo aquel techo
Los dos unidos siempre
Y amándonos los dos!
Los dos una sola alma
Los dos un solo pecho.
Y en medio de nosotros,
¡Mi madre como un dios!