Raúl López Gómez/Cosmovisión
Cuando salió en 2014 editado por la Universidad Iberoamericana, no pude tenerlo a la mano y con la oportunidad que brindan las muchas ofertas de libros en el Monumento, me llegó nuevecito, como un retazo de los grandes recuerdos. Se llama Unomásuno Victorias Perdidas del Periodismo Mexicano (1977-1989) y su autora es Genoveva Flores Quintero. Es un libro grueso, 319 páginas y de entrada adelanto que solo me asomaré al conjunto. Espero abordar con mayor profundidad en otras crónicas, un libro que de entrada me parece muy bien hecho. No conocí a la autora porque con casi diez años en ese medio me fui en marzo de 1988 y ella dice al final que llegó cuando Manuel Becerra se fue. No pudimos encontrarnos. La obra es interesante no solo por la acuciosidad con la que toca algunos aspectos, sino por el respeto con el que trata a los muchos integrantes de ese camino periodístico, incluyendo a los que se fueron. Es además un trabajo universitario de investigación, en el que se enfrenta a la teoría, en la misma forma como describe una nota que se acuñó en esa teoría.
UN LIBRO QUE ES PARTE DE LA HISTORIA DEL PERIODISMO MEXICANO
El libro de Genoveva Flores Quintero está planteado como parte de la historia del periodismo mexicano y se produce precisamente en el Departamento de Historia de la Ibero. Cuando la autora aborda los orígenes de Unomásuno en el primer capítulo, la verdad es que está definiendo y de hecho separando, a otro grupo de periodistas, que eliminando a los que se añadieron, eran por si mismos un movimiento. Claro, encabezados por quien dirigía ese movimiento. Manuel Becerra Acosta. La gran mayoría se fue después, se dispersaron y en este momento poco se ven en los medios. Algunos quizá murieron o han envejecido. El caso es que Genoveva aborda, minuciosa, aquella salida de Excélsior con los prolegómenos y sucedidos que ya conocemos. Se sumaron transitoriamente en su mayoría, a la integración de los añadidos de otros medios, y se fue generando el que llegó a ser un caso nuevo en el el periodismo mexicano que por si mismo yo no lo mencionaría en “victorias perdidas”. Fue un medio victorioso, si bien hay que recordar que las victorias no son eternas. Con ese largo capítulo tan informativo que nos pone en la historia a muchos nombres, se deslinda a esos que dieron otra lucha y no quisieron seguir dándola en el nuevo medio. Con una introducción y ese capítulo de casi 90 páginas, que se llama Una historia de conflictos, el libro tiene tres capítulos más, conclusiones, bibliografía, entrevistas, hemerografía y anexo.
EL GRAN REPUNTE DE UNOMÁSUNO Y SUS AVATARES POSTERIORES
Al establecer lo que sería un nuevo medio a partir de noviembre de 1977, la investigadora va entrando a lo que sería realmente el medio, que de acuerdo a puntos diversos que ella menciona, floreció en los primeros años y después con la salida de los que crearon el diario La Jornada, tuvo deslumbres, pero poco a poco se fue agotando. Ella, sin embargo, pone énfasis en el valor de los que se quedaron y en el libro se aposenta en decenas y decenas de periodistas, algunos de gran presencia y valía, a los que rescata no solo por sus nombres y su trabajo. Yo agradezco las menciones laudatorias, pero como abogada, cuando yo tenía al llegar a Unomásuno más de 20 años de periodista desde la adolescencia en Sonora y la capital. Había pasado por muchas redacciones. Pero ella rescata con toda su validez a periodistas jefes, a buenas redactoras de cultura y a quienes, dentro de la orfandad que ya empezaba a notarse, hacían el esfuerzo por un periodismo profundo y social, para seguir dando la lucha. Son muchos los datos valiosos de este libro, mucho el esfuerzo, además de que Genoveva ha dirigido medios y es una buena investigadora, como lo demuestra en esta obra. Es interesante porque a partir de este libro se pueden fincar los varios movimientos que se dieron en esa época, las posturas que destacaron y el aporte que por desgracia se exhibe en pocos medios. Y lo es ante una apertura mediática que le tira más bien, en algunos casos, a la búsqueda de un periodismo dependiente de los recursos públicos. Como antes.