Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
CÁRDENAS Y SU HISTÓRICA EXPROPIACIÓN
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Hecho extraordinario que marcó nuestra historia. Vale recordarlo 86 años después. Con un
micrófono que tenía grabada el águila del Escudo Nacional, el discurso del general Lázaro
Cárdenas para anunciar la Expropiación Petrolera el 18 de marzo de 1938 a las 8 de la
noche, fijó en la historia de México esta solemne petición: “Planteada así la única solución
que tiene este problema, pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para
llevar a cabo una resolución tan justificada como trascendente y tan indispensable”: la
Nacionalización de la Industria Petrolera. De aquel discurso tan difundido que devino en
decreto, primero ante el gabinete presidencial y luego ante el pueblo de México, se destaca
otro hecho fundamental: la defensa irrestricta que hizo el gobierno de Cárdenas a los
derechos de los trabajadores, ya que el meollo de su argumentación estuvo fincado en una
resolución de aquella Suprema Corte de Justicia de la Nación, que exigía a las 17 compañías
petroleras que tenían anuencia para explotar el petroleo en México, que pagaran 17 millones
de pesos que debían al Sindicato Petrolero.
EL PETRÓLEO FUE SAQUEADO EN TIEMPOS DEL PRI Y HOY SE REIVINDICA
Lo que va de ayer a hoy, en este momento el Poder Judicial de la Federación deforma los
juicios en los que se demanda justicia, libera delincuentes y se yergue en una estructura
contraria al derecho. Y al contrario de lo que pasó con el petróleo después del 18 de marzo,
en manos priístas, ahora se le ha buscado otro contexto. El discurso argumentativo de
Cárdenas, que fue escrito por el general Francisco J. Mújica, plantea punto por punto la
causa de la resolución, los abusos de las compañías, la forma como habían usufructuado los
bienes de la nación y la actitud deleznable y con desplantes como respondían a derechos
justos de los trabajadores. En circunstancias que quizá se repetirían en estos momentos con
el actual gobierno, el pueblo mexicano aceptó la decisión gubernamental y se volcó en su
apoyo, en hechos que la Historia también rememora con grandes gestos de solidaridad.
CÁRDENAS RESCATÓ EL DECORO DEL PUEBLO: SU ASESOR JESÚS SILVA HERZOG
El 18 de marzo de 1980, el diario Unomásuno publicó un suplemento especial por los 42
años de la Expropiación Petrolera, en el que se incluyeron 5 entrevistas que realicé a
personajes que de una y otra manera participaron en aquella época: el escritor Juan de la
Cabada, empleado de una empresa petrolera, Jesús Silva Herzog asesor del gobierno de
Cárdenas, el periodista y escritor Renato Leduc, el dirigente comunista y miembro del
Sindicato petrolero Valentín Campa y el economista Ricardo Torres Gaytán funcionario de
tres gobiernos, estudiante de economía en ese entonces. Todos coincidieron en la grandeza
de la causa. A Silva Herzog lo entrevisté en su casa, cuando casi ciego y con un gran
sentido del humor, hacía bromas sobre su situación. Recordaba como el embajador de
México en Estados Unidos en ese entonces, el general Francisco Castillo Nájera,
sorprendido de que se le hablara de expropiación, exclamó una frase que don Jesús
consideraba histórica mientras soltaba una carcajada, : “¡Ah chingado, va a haber
cañonazos!”.
CON JUSTICIA, SE RECONOCIÓ QUE LA IGLESIA CATÓLICA, APOYÓ A CÁRDENAS
Un dato que resalta de esa entrevista con Silva Herzog y que no puede compararse con la
actitud actual de la jerarquía católica, fue el comportamiento de esa iglesia ante el general
Cárdenas, pese a que estaban frescos los sucesos de los cristeros. Dijo don Jesús al
referirse a los que apoyaron: “La inmensa mayoría estuvo al lado de Cárdenas. La izquierda
desde luego con más razón. En cuanto a la alta burguesía, no tengo elementos para juzgarla,
pero si hubo en ese entonces, un dato para la historia de México: la posición de la iglesia a
favor de la expropiación es algo que no se puede negar. Después de todo, a cada quien lo
suyo”. Por su parte, el gran Juan de la Cabada me leyó varias calaveras suyas durante la
entrevista. Publico una de ellas que quizá él dedicaría a las transnacionales que en este
momento gozan de nuestros recursos, como lo hicieron con el petróleo en aquella época:
Así cantan las empresas
pero nada lograrán
se volverán a sus huesos
y esta guerra perderán
y llenitas de gusanos
al infierno arrastrarán
a los malos mexicanos