Carlos Ramírez/Indicador político
· El desprecio a México del secretario de la OEA, Luis Almagro
· Se reunió con Felipe Calderón en lugar asistir a la despedida
· Ausencia en el diálogo EU-Cuba y bajo lupa del FBI y la CIDH
México y su canciller Luis Videgaray querían ser el foco continental.
La cancillería dedicó mucho tiempo a la preparación de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cancún y en las vísperas todo auguraba el éxito.
Pero vinieron los imponderables.
El primero de ellos fue la decisión de Donald Trump de no enviar a su secretario de Estado, Rex Tillerson, cuya simple presencia hubiese dado notoriedad a al evento en el balneario quintanarroense.
Además de atraer reflectores, Tillerson hubiese sido fundamental para adoptar una posición de energía en contra del gobierno dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela.
Tres objetivos simples estaban en la mira: condena a la violencia, regreso a la democracia en ese país sudamericano y presión para evitar la instalación de la Asamblea Constituyente, lo cual supone un golpe de estado técnico al desconocer la Asamblea Nacional dominada por la oposición.
México y Videgaray creían haber asegurado la mayoría necesaria con la intervención de Estados Unidos, Brasil, Perú, Barbados, Guyana y Antigua y Barbuda.
Pero Maduro presionó con el abasto petrolero y la deuda de los países débiles y todo se vino abajo con El Salvador de esquirol con una petición inesperada cuando se acercaba la votación:
-En nombre de la democracia, que se dé un espacio; un receso… lo que sea.
ALMAGRO PREFIRIÓ CENAR CARNE CON CALDERÓN
A partir de ese momento nada fue igual.
Venezuela contraatacó y marcó la diferencia cuando elevó propuestas como la de condenar la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa en el municipio perredista de Iguala, Guerrero.
Lo demás, incluidas las críticas de Nicolás Maduro, fueron consecuencia.
Hasta aquí, dirá el lector, no hay novedad.
Pero fue base para un dato no conocido, demostración del poco respeto del secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, hacia México, su canciller Luis Videgaray e inclusive de los miembros de la organización.
Lo cuentan altos funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE):
-Cuando Videgaray ofrecía la cena de despedida a todas las legaciones, cuando México era vilipendiado en el mundo por los magros resultados de la Asamblea, Almagro desestimó el acto de despedida.
Según datos de testigos, Almagro apenas tuvo tiempo de expresar el adiós y prefirió ir a cenar con el ex presidente mexicano Felipe Calderón a un famoso restaurante de carnes de Cancún.
CRITICAS DE LA CIDH Y AUSENTE CON CUBA Y EU
1.- Al cuerpo diplomático no le gustó el desaire de Luis Almagro pero, se pregunta, ¿dónde está la novedad si ha habido múltiples muestras de desprecio en tiempos recientes?
Un ejemplo es la crítica permanente, por no llamarle condena a ciegas, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la investigación sobre los crímenes de Iguala.
Es fruto de una diplomacia retraída, como lo muestra la ausencia de México en las negociaciones de Barack Obama y Raúl Castro, con mediación del Papa Francisco, para reanudar relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Así se ignoraron capítulos de historia: el nacimiento de la revolución cubana en México, el apoyo invaluabre de Fernando Gutiérrez Barrios y el viaje de Granma con los hermanos Fidel y Raúl Castro, Ernesto Che Guevara y otros revolucionarios a bordo.
Y ahora tenemos al FBI (Federal Boureau of Investigation, por sus sigla en inglés) con la nariz metida en el supuesto espionaje con equipo comprado en el sexenio de Felipe Calderón.
Y 2.- imposible sustraerse a amenazas a los medios de comunicación como los emitidos por el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez El Bronco.
El país no está para intolerancias como la suya y de quienes se creen redentores de una patria cuyo ánimo han ayudado a exaltar.