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NAOLINCO, Ver., 25 de octubre de 2021.- Con turismo, pobladores de San Pablo Coapan esperan reponerse de las pérdidas que han tenido con la venta de flor de cempasúchil en los últimos dos años.
Este año, entre el norte, las lluvias y que les cayó la plaga de mosca blanca, lamentaron pérdida de flores.
Está comunidad colinda directamente con Cocoatzintla y a pesar de que pertenece a Naolinco muy poca gente conocía de sus grandes y naranjas campos de flor de muerto.
En otros años, pocas personas llegaban a la comunidad de las montañas para apreciar los cultivos, pues quienes acaparaban el turismo eran las catrinas y la cantada de Naolinco.
Personas de la capital veracruzana y algunos lugares aledaños comenzaron a conocer este sitio y a optar por hacerse sesiones fotográficas previo al corte de flor, sin embargo dañaban gran parte del sembradío.
Por ello, los productores más avispados este año decidieron colocarse a la entrada de sus tierras y organizarse para cobrar «por la foto» hasta unos 50 pesos.
Sobre esto, Erick, un joven de 13 años que corta y cuida las flores de su parcela, contó que él no cobra para entrar porque su cosecha no ha sido mala y además «nadie va para allá».
Y es que al frente del terreno de Erick, un hombre de unos 70 años, sentado sobre una piedra, recibe a los cientos de turistas que este año acudieron, pidiendo dejen la cooperación para poder captar recuerdos en los campos de color naranja.
Mientras, sus trabajadores, entre catrines, catrinas, fotógrafos y familias enteras, intentan cortar la flor sin que se estropee.
Sin moverse mucho de su asiento, el viejo campesino le recuerda a la gente que debe pagar y dice que «si trabajas en gobierno, mínimo unos 800 pesos me debes dar para darte entrevista; la información tiene precio».
Erick es su sobrino pero no concuerda con la forma de pensar de este hombre, ya que su abuelo le enseñó a cuidar las flores de los muertos, porque a carcajadas asegura que no se llama cempasúchil.
Aunque no parece de esa edad, el aún adolescente narra que recién perdió a su abuelo y maestro del cultivo por complicaciones en su hígado a causa de «la bebida».
El rollo de flor allá cuesta 50 pesos, mientras que en la capital veracruzana los revendedores lo ofrecen en hasta 100 peso.
Por esta situación es que prefirieron cobrar el acceso a sus sembradíos y organizar recorridos turísticos, con mucho éxito hay que decir, en lugar de esperar a los coyotes.
Y ya para despedirnos de Erick nos cuenta que en Puebla venden, pero «aquí en San Pablo está más bonita, más grande y es mágica».