
Carlos Ramírez/Indicador político
En la guerra de declaraciones entre el gobierno de Estados Unidos y el gobierno de México, finalmente el día de ayer entraron en vigor los aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas de acero y aluminio.
La Cámara Nacional de la Industria y el Acero (CANACERO) advirtió que esto provocará una recesión económica, es decir, un descenso en la producción en México, pues se incrementarán los costos de producción de las empresas de estas ramas de la producción, lo que, a su vez, provocará que se eleven los precios de todos los productos que tengan que ver con el acero y el aluminio.
Sin embargo, sigue vigente la amenaza de la imposición de aranceles a todos los productos mexicanos que se exportan hacia los Estados Unidos para el próximo dos de abril, es decir, no solo al acero y el aluminio, Esto a pesar del festejo que hizo el gobierno de la Cuarta Transformación el pasado domingo 9 de marzo en el Zócalo de la Ciudad de México y de las ofrendas que le ha brindado al gobierno norteamericano tal como el envío de diez mil militares a la frontera norteamericana y la entrega de 29 capos del crimen organizado.
La imposición de aranceles para todos los productos mexicanos se ha pospuesto y no han entrado en vigor hasta ahora, debido a las presiones de las empresas norteamericanas de las ramas automotriz, farmacéutica y agrícola sobre el gobierno del presidente norteamericano, Donald Trump.
Hasta al momento la única acción que ha propuesto el gobierno mexicano en positivo es el Plan México anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 13 de enero. Dicho plan tiene como objetivos lograr la autonomía económica con respecto a los Estados Unidos, ubicar a México entre las 10 economías mas importantes del mundo, generar empleos, aumentar la inversión extranjera directa e industrializar al país, de manera que hasta el 50% del volumen del total de mercancías que circulen en el país sea hecho en México.
En apariencia, el Plan México suena bien, sin embargo, en opinión de economistas expertos las medidas concretas del Plan convertirán a México en un país mucho mas dependiente del intercambio comercial con los Estados Unidos, al mismo tiempo que frenará el comercio mexicano con China y otros países asiáticos. Veamos.
El Plan México propone incrementar la inversión extranjera directa hasta en 227 mil millones de dólares durante el sexenio, pero de este total, 147 mil millones serían reinversiones de las empresas norteamericanas que ya están instaladas en México. El resto de la inversión provendría de la relocalización de miles de fabricas norteamericanas que hoy están funcionando en el continente asiático y que migrarán hacia México por la cercanía con el mercado de América del Norte. Estos datos confirman lo dicho por los economistas.
Además, el presidente Trump ha sido enfático en decir que esas empresas deben relocalizarse dentro del territorio de los Estados Unidos, con lo que se desvanecen las esperanzas que se habían fincado en el nearshoring.
El Plan México contempla crear 1.5 millones de nuevos empleos en el sector manufacturero, empresas que ponen como condición fundamental pagar salarios muy bajos, no conceder prestaciones a los obreros y que éstos sean representados por sindicatos controlados por las empresas, lo que implica laborar en condiciones de semi esclavitud. Además, las manufactureras se dedican a ensamblar componentes provenientes de otras partes del mundo cuyo producto final se vende en los Estados Unidos y este tipo de empresas en la realidad no ayudan al crecimiento de la economía mexicana porque los ríos de ganancia van a parar a las manos de los capitalistas extranjeros, a los países de donde son los inversionistas.
El Plan México también se propone que el 50% de los componentes y precursores de los productos maquilados para el mercado norteamericano se fabriquen en México y no comprarlos en China como sucede hasta el día de hoy. También se propone incrementar la industrialización de México, favoreciendo el desarrollo de empresas nacionales.
Pero ambas medidas entran en contradicción con el hecho de que en los últimos Presupuestos de Egresos de la Federación acordados por el Congreso de la Unión, se han hecho grandes recortes presupuestales a la educación, a la investigación científica y al desarrollo de tecnología de punta, por lo que en realidad se trata de una promesa vacía, sin sustento en la realidad, pues no se programó dinero para incentivar la inversión de capital nacional, ni para preparar mano de obra calificada que sea capaz de participar en procesos productivos complejos y tampoco para la innovación tecnológica. Estas contradicciones auguran, pues, un fracaso del Plan México.
Todo indica que el verdadero objetivo del Plan México es frenar el intercambio comercial de México con China y los países asiáticos para dejarle el camino abierto a los estadounidenses que desean apoderarse del mercado y las riquezas de todos los países del continente americano, en primerísimo lugar de México.
Se equivocan todos aquellos que piensan que lo mejor que puede hacer México es amarrarse, colgarse de los Estados Unidos, como la salvación para la economía y el pueblo mexicano, porque muchos opinamos lo contrario, sostenemos, estamos convencidos de que México debería sumarse a la propuesta de construir un mundo multipolar, diversificando sus relaciones comerciales con otras naciones, tales como los países integrantes de los BRICS, con China a la cabeza, que se ha convertido en una potencia económica y tecnológica muy poderosa y que busca la construcción de un mundo mejor para todos los seres humanos, aunque sus detractores digan lo contrario. El gobierno de México debe entender esto y no aferrarse a los Estados Unidos, tal como sucede con la víctima que se aferra al garrote de su verdugo.
Pero en los hechos cada vez queda mas claro que el gobierno de morena está atando el destino de los mexicanos al designio del imperialismo norteamericano que busca apoderarse del mundo a como de lugar. Pero la realidad también indica que el declive de la economía norteamericana es parte de la crisis terminal del capitalismo y que la feroz retórica de Trump es un signo de la debilidad de los Estados Unidos.