Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
Por años, el líder opositor, López Obrador, fustigó en plazas y pueblos su rechazo al “amiguismo”, el “nepotismo” y el “influyentismo”; prácticas que calificó como “las mayores lacras de la política”.
Por décadas se dijo convencido que debían acabar los emblemas de la corrupción, conocidos coloquialmente como “cuates” y “cuotas”.
Incluso, ya convertido en presidente Obrador les pidió a los servidores públicos rechazar las presiones de amigos, parientes y familiares, en un gesto que le ganó el aplauso general.
Los hechos, sin embargo, confirmaron que fue un engaño más el discurso contra el “amiguismo”, el “nepotismo” y el “influyentismo”.
¿Por qué?
Porque los gobiernos de Morena –en general–, y el de López Obrador –en particular–, no sólo están entre los más corruptos de la historia sino entre aquellos en los que florecen el “influyentismo”, el “amiguismo”, las “cuotas”, los “cuates” y el “nepotismo”.
¿Lo dudan?
Casi todos los días, medios, prensa y redes reportan casos de “las mayores lacras de la política” en gobiernos de Morena y, de manera particular, en el gobierno de Obrador.
Pero el reciente hallazgo –escandaloso por los personeros involucrados–, es el de la familia y ex pareja de Pablo Gómez Álvarez y Elvira Concheiro.
Se trata de “comunistas” que presumen su activismo en el movimiento estudiantil y la represión de Tlatelolco 1968 y que no sólo viven como potentados, sino como pillos que tumultuariamente saquean el dinero público.
En esa lista de privilegio aparecen Juan Luis Concheiro, dizque periodista que siempre medró bajo el brazo de Pablo Gómez; “Juan Luis” es el director de la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados, con un salario de 125 mil pesos al mes; la misma Cámara del Congreso donde su excuñado, Pablo Gómez, cobra 215 mil pesos mensuales.
Otro pariente, Francisco Luciano Concheiro Bórquez, se desempeña como subsecretario en la SEP, con un salario de 160 mil pesos mensuales. También vive del presupuesto María de los Ángeles Rosario Comesaña Concheiro, con sueldo de 75 mil pesos, como directora de Análisis de la SCT.
La punta de la madeja es María Elvira Concheiro Bórquez, quien en días pasados y violando las leyes y la Constitución, fue electa por la Cámara de Diputados como Tesorera de la Federación. No cumple con ninguno de los requisitos de ley y aún así, su salario será de 160 mil pesos al mes.
El hijo de Pablo Gómez y Elvira Concheiro, de nombre Ángel, trabaja como Director General de Grandes Festivales Comunitarios en la Secretaría de Cultura de CDMX, con un salario de 85 mil pesos.
Y no podía falta Galia Borja Gómez, sobrina preferida de Pablo Gómez, a quien el excomunista colocó como subgobernador del Banco de México, con un salario DE 354 mil pesos mensuales.
En pocas palabras, la pandilla Gómez-Concheiro se lleva del dinero público poco más de un millón de pesos mensuales. Así los “comunistas”.
Otro reciente hallazgo –ratería menos pero no menos importante–, se detectó en el municipio de Metepec, en el Estado de México, en donde la alcaldesa del partido Morena, Gabriela Gamboa, paga mensualmente cien mil pesos a si hija, Mariana Cabeza Gamboa, por presidir el DIF municipal.
Poco antes nos habíamos enterado de que un hermano del titular de Hacienda, Arturo Herrera, de nombre Tonatiuh, ocupó el cargo de subsecretario de la Semarnat.
Antes sabíamos del conflicto de interés y el inconstitucional desempeño de los esposos Gerardo Esquivel, subgobernador del Banco de México, y Graciela Márquez, Secretaria de Economía, quien luego de los recientes enroques en Palacio, fue enviada, también de manera ilegal, al Inegi.
Y tampoco es nuevo el escandaloso nepotismo y corrupción de los esposos Irma Eréndira Sandoval, titular de la Función Pública, de toda su parentela –hermanos y primos–, y hasta de su esposo, John Ackerman.
Pero otra joya aparece en Pemex, en donde también de manera tumultuaria, el director de Pemex, el agrónomo Octavio Romero Oropeza, metió en la nómina a toda la parentela, sobre todo a Ángeles Correa Romero, sobrina, con un salario de 40 mil pesos; Patricia Oropeza, sobrina, con 43 mil pesos de salario; Pamela Oropeza, sobrina, con 95 mil pesos de salario; Marta Lucía Oropeza, con 125 mil pesos de salario y Ana Luz Flota Oropeza, sobrina, con 140 mil pesos de salario.
Todo ello, claro, sin contar a las cuñadas de López Obrador, primas como Felipa y recaudadores como el hermano Pío.
¿Dónde quedaron las promesas de López –del 9 de abril de 2018, del 13 de junio de 2019 y del 4 de noviembre del 2020–, de que “acabará la corrupción de arriba hacia abajo; no se permitirá a nadie, ni a los que han venido luchando junto conmigo desde hace años, porque si se les olvida, serán castigados; no habrá impunidad, amiguismo, influyentismo, ni nepotismo”?
Si, una de las mayores mentiras de López Obrador.
Al tiempo.