
Raúl López Gómez/Cosmovisión
Sólo era cuestión de tiempo para que enseñaran el cobre.
Y es que como lo ha mostrado una y otra vez la historia, una de las primeras víctimas de toda dictadura son los medios; prensa, radio y televisión, además de los periodistas y los críticos.
Incluso, no es novedad que muchos de esos medios, periodistas y críticos que, una vez frente a los sátrapas y dictadores, se venden al mejor postor; canjean su corazón, su alma y su opinión a los dictadores, por las treinta monedas de la traición.
. Por eso, no es novedad que los tiranos que atesoran de manera ilegal el poder absoluto decidan como uno de los primeros pasos para sostener sus tiranías, al sometimiento de los dueños de medios, por un lado y, por el otro extremo, a la persecución de periodistas y críticos.
Y también por eso, y una vez que en México han muerto la división de poderes, la República y la democracia, están de vuelta no solo la “¡prensa vendida!”, sino los medios, los periodistas y críticos a sueldo.
Sí, los medios, periodistas y críticos que se venden al poder por las groseras migajas.
Sin embargo, lo simpático de la “tragicomedia” que vivimos los mexicanos es que quienes hoy someten a los medios a través de “cañonazos económicos”, de jugosos contratos oficiales o de persecuciones fiscales, son los mismos que en las décadas de los años 60, 70 y 80 –del siglo pasado–, satanizaban al poder autoritario y absoluto del viejo PRI.
Y por eso, esos líderes y críticos acuñaron el eficiente eslogan de “prensa vendida”; una prensa que seis o siete décadas después vuelve por sus migajas y por el servilismo al poder.
Pero lo más cuestionable es que hoy, los otrora líderes de esa podrida y rancia izquierda mexicana, los hijos de fenómenos como el “sesenta y ocho” mexicano, los dizque socialistas y “porros” de las “luchas históricas” de la UNAM, son los mismos que amedrentan y someten a los dueños de medios; los mismos que persiguen periodistas y los mismos que solapan a los “mata-periodistas”.
Peor aún, esos dizques líderes izquierdistas, son los mismos que obligan a los usuarios de redes que se atreven a criticar, a pedir disculpas públicas al poder, al extremo de amenazarlos con la prisión, si no se arrodillan.
Y el mejor ejemplo del cinismo de Estado frente al grosero regreso de la “prensa vendida”, lo ofreció el pasado domingo la presidenta, Claudia Sheinbaum, durante su Primer Informe de Gobierno, en donde presumió que en su gestión no se había producido censura alguna.
Mentira flagrante. ¿Por qué miente presidenta?
Y es que la declaración se produjo justo cuando en el Senado de la República los reporteros “de la fuente” fueron secuestrados –literalmente–, para no reportar lo que ocurriría en “la protesta” de los ilegítimos integrantes del nuevo Poder Judicial; poder que estará al servicio de la “presidenta”.
Pero acaso la mayor desfachatez oficial –y el mejor ejemplo del control mediático y del regreso de la grosera “prensa vendida” –, fue la sintonía impensable de las primeras planas de la mal llamada “prensa nacional” del martes 2 de septiembre del 2025.
Sí, resulta que una mayoría de “diarios nacionales” presentaron a sus lectores un titular idéntico sobre el Primer Informe de la presidenta.
Sí, diarios como La Jornada, Excélsior, Milenio, El Financiero, La Razón, La Crónica, El Sol de México, El Heraldo y Ovaciones, además de muchos otros de provincia, ofrecieron a sus lectores un par de encabezados idénticos sobre el primer informe presidencial.
Todos esos diarios vendidos “cabecearon” su nota principal de la siguiente manera: “Vamos bien e iremos mejor”; “Vamos bien y vamos a ir mejor: Claudia Sheinbaum”.
Otros, también en abierta propaganda pagada, como El Economista, Diario 24 Horas, Indigo, Excélsior, Diario Imagen y Contra Réplica, titularon así su nota principal: “Estamos consolidando un nuevo modelo económico”, como si México y los mexicanos estuvimos viviendo en jauja económica.
Y eso sólo en la llamada prensa nacional.
Y es que a nivel nacional fueron decenas los medios que replicaron el mensaje porque les pagaron.
Pero lo peor del caso es que muy pocos de esos medios cuestionaron la censura en el Senado a los reporteros “de la fuente”, pero tampoco criticaron las mentiras de la presidenta durante su Primer Informe.
En pocas palabras, en México no existen medios capaces de criticar no solo la dictadura que hoy estamos viviendo en nuestro país, sino a la grosera propaganda oficial.
Y por eso volvemos al tema inicial.
¿Hasta cuándo los ciudadanos volveremos a tolerar a la grosera prensa vendida? ¿Cuándo dejaremos de creer en esos farsantes mediáticos de la llamada “prensa nacional”?
Al tiempo.