
José Ureña/Teléfono rojo
El escándalo del día, como saben, es el inexplicable enriquecimiento del otrora “franciscano” y hoy potentado, Gerardo Fernández Noroña.
Un escándalo que, en realidad, no debía sorprender a nadie, ya que no es más que “el sello de la casa”.
¿“El sello de la casa”?
Sí, la casa de los escándalos de gobiernos y gobernantes del “partido Morena”, movimiento político motejada como la “4-T”.
Un sello que se expresa cotidianamente mediante la farsa, la mentira y el cinismo; conductas que en realidad son la verdadera identidad de todos los líderes, políticos y gobernantes del partido oficial.
Un alboroto que despeja toda duda sobre las nuevas políticas públicas que han impuesto –en su comportamiento cotidiano–, los líderes, políticos y gobernantes de Morena.
Sí, política pública del cinismo, la mentira y la farsa; esfuerzo titánico para que los ciudadanos vean como normal el cinismo, la mentira y la farsa.
Y si tienen dudas, vale recordar que, luego de salir del arrabal, de exaltar la máxima “lopista” de que “con Morena no habría gobierno rico y pueblo pobre”, el senador Noroña se compró una “casita” de 12 millones de pesos, que salieron de quién sabe que extraño bolsillo.
Peor aún, un enriquecimiento que en público justificaron tanto “el señor Senador”, como la “señora presidenta”.
Un “palacete” de descanso que, curiosamente, el señor Noroña compró meses después de que el 3 de enero del 2021 había confesado, en entrevista, que “no tenía un centavo para comprar nada”.
Si, de risa loca, ya que una vez empoderados, tanto Noroña como todos los ladrones de Morena pasaron de miserable a potentado; otro milagro de la “4-T”, magia que deja en calidad de juego de niños la bíblica “multiplicación de los panes y los peces”.
Pero vamos al tema desde el principio; primero las definiciones.
1.- El sustantivo “cinismo” se define como “la desvergüenza para mentir o para defender prácticas, acciones o doctrinas que son reprobables, reprochables, inconfesables o criticables”.
2.- La mentira se puede explicar con una palabra: “deshonestidad”, ya que se trata de una conducta, expresión o manifestación contraria o inexacta frente a la realidad o la verdad.
3.- Y la farsa se entiende como conducta que busca aparentar o engañar.
Y si ya entendieron el significado de cinismo, mentira y farsa, ahora vamos al ejemplo clásico del cinismo, la mentira y la farsa que –de manera pública–, exhibieron dos políticos que hoy están en la cumbre del poder en la llamada “4-T”.
Sin duda muchos recuerdan un video –o fotografía–, que sigue vigentes y en donde se ve a la señora Claudia Sheinbaum y al señor Fernández Noroña, empujando una carretilla –le llaman diablito–, con cajas de cartón apiladas.
Sí, la señora Sheinbaum y el señor Noroña caminaban por las calles del DF empujando su preciada carga, al tiempo que explicaban a los reporteros que en las cajas se apilaban las pruebas de un horrible fraude electoral.
Sin embargo, al llegar a su destino, la impericia en el manejo del “diablito” provocó un tropiezo, la caída de las cajas y la gran revelación.
Eran cajas vacías. Es decir, todo había sido una farsa de la hoy presidenta y del hoy senador; una conducta que pretendió engañar a los ciudadanos, desde hace por lo menos 20 años.
Luego de dos décadas de esa vergonzosa farsa, la hoy presidenta mantiene su política pública de cinismo, mentira y farsa, y la mejor prueba la ofreció en su mañanera de ayer mismo –lunes 26 de agosto del 2025–, cuando defendió a Noroña de la gritería pública por su enriquecimiento inexplicable.
Y es que luego que uno de los “paleros” de Palacio preguntó sobre la mansión de Noroña, la señora Sheinbaum regaló a los mexicanos, de manera gratuita, el tamaño de su cinismo, su mentira y su farsa.
Dijo que hoy en México lo importante no es Noroña y su repentino enriquecimiento inexplicable, sino que lo importante es que el gobierno de Trump había colocado a García Luna en el mismo nivel que “El Mayo”.
Sí, otra vez se risa loca.
Y es que los “sesudos asesores” de la señora presidenta no le dijeron que el gobierno de Trump también colocó al gobierno de la señora Claudia, al nivel de los corruptos gobiernos de Echeverría, López Portillo y Salinas.
Sí, en Palacio pueden pagar todas las encuestas que quieran a modo, pero una mayoría de ciudadanos ya no se tragan el cinismo, la mentira y la farsa del gobierno de la señora Claudia.
Al tiempo