
Carlos Ramírez/Indicador político
Resulta lamentable pero también es cierto.
Y es que les guste o no en Palacio, la verdad es que la presidenta mexicana sigue dando tumbos diplomáticos.
Y la mejor prueba es son los más recientes palos de ciego contra el abogado de Ovidio Guzmán, quien dijo que la presidenta mexicana más bien parecía la encargada de las relaciones públicas del “Cártel del Mayo”.
Y es que luego de lamentables “dimes y diretes” entre la presidenta de los mexicanos y el abogado del jefe del Cártel de Sinaloa, Sheinbaum cambió el discurso y dijo que no debatiría con abogados de ningún criminal.
Es decir que “la señora presidenta” pretendió “tapar el pozo, luego del nuño ahogado”. Pero ya fue tarde, ya que nadie la respeta en EEUU.
Y por eso volvemos al tema, ya que la propia Claudia Sheinbaum parece no entender que los verdaderos enemigos de su gobierno, en realidad cohabitan en Palacio y están entre sus más cercanos colaboradores.
Sí, por fuerte que resulte, lo cierto es que la “señora presidenta” vive “con los enemigos en casa”. Y por esa razón, parece que Claudia Sheinbaum no alcanza a ver y menos a entender la gravedad de la crisis diplomática a la que fue arrastrada, no por un diplomático de carrera, sino por “un psiquiatra”.
Y sin duda resulta de risa loca, pero lo cierto es que “la señora presidenta” recibió como herencia –al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores–, no a un diplomático profesional y de carrera, sino a un médico psiquiatra que más bien parece merolico.
¿Imaginan el disparate de colocar a un psiquiatra al frente de las relaciones diplomáticas del Estado mexicano? Sí, una “descocada” ocurrencia que sólo pudo salir de Palenque y con dedicatoria a Palacio.
Y por eso la pregunta obligada: ¿Ya entendieron quién es el verdadero enemigo de la “señora presidenta”?
Pero no es todo. ¿Cómo que no es todo?
No, no es todo.
Y es que en Palacio también despachan –en calidad de consejeros y expertos en diplomacia de Estado–, un puñado de incompetentes que día con día soplan al oído presidencial todo lo contrario de lo que dicta la exigente diplomacia de Estado.
Y por esa razón, a diario vemos y escuchamos los más risibles posicionamientos diplomáticos, en voz de la presidenta.
Y el más reciente despropósito presidencial lo escuchamos apenas ayer lunes 14 de julio del 2025, cuando la señora Claudia dijo lo siguiente: “No voy a establecer dialogo con el abogado de un narcotraficante”, a pesar de que ya se había enfrentado en dimes y diretes con Jeffrey Lichtman, abogado de Ovidio Guzmán, quien, a su vez, había dicho que la presidenta mexicana parecía “publirrelacionista de una organización del narcotráfico”.
Pero, además, Claudia Sheinbaum dijo que presentará ante la fiscalía general de la República, una demanda contra el abogado de Ovidio Guzmán, lo que de nuevo provocó la hilaridad general.
¿Y por qué nuevamente la declaración de “la señora presidenta” resultó de risa loca?
Por una razón elemental; porque en México no existe Poder Judicial independiente, porque sin duda que los jueces le darán la razón a quien los llevó al cargo y, sobre todo, porque la condena de un juez mexicano contra el abogado de “El Chapito” no surtirá ningún efecto en Estados Unidos.
Sin embargo, lo más simpático del tema es que no sólo fue un abogado el que ligó a la presidenta mexicana con las bandas criminales.
Resulta que en entrevista para el portal mexicano Código Magenta, la congresista Marjorie Taylor Greene –quien pertenece al círculo de Donald Trump–, preguntó a quién sirve la presidenta mexicana, si no puede contener a los cárteles de la droga en México.
Así lo dijo: “Ella es la presidenta de México y debería ser capaz de detener a los cárteles y crímenes contra los estadounidenses, el narcotráfico y la trata de personas. Sí ella no puede detener eso en su propio país, entonces creo que lo cuestionaría.
¿Es realmente presidente o (de lo contrario) a quien sirve realmente?”. (FIN DE LA CITA)
Y, por eso, volvemos a las preguntas.
¿Quién será capaz de hacerle entender a “la señora presidenta” que la diplomacia del Estado mexicano merece profesionales y expertos, no payasos de circo?
Al tiempo.