
Carlos Ramírez/Indicador político
La pregunta parece ociosa.
Sin embargo, la interrogante resulta obligada, en especial por la incapacidad que ha mostrado la presidenta mexicana, para llenar los espacios de poder en Palacio.
Sí, espacios de poder que, al encontrarse vacíos, son llenados de inmediato por los más próximos poderes fácticos, poderes emergentes y, sobre todo, por los poderes criminales.
Y es que, como saben, en política resulta inexistente el concepto de “vació”, ya que cuando una fuerza retrocede o deja un espacio, de inmediato otra fuerza, casi siempre la más próxima, llena tal espacio.
Por eso, en los primero 7 meses de gestión de la señora Claudia Sheinbaum, han incrementado su presencia y su fuerza, poderes fácticos, poderes emergentes y fuerzas criminales.
Así, por ejemplo, frente a la debilidad de “la señora presidenta”, repentinamente “crecieron los enanos” del Partido Morena; “enanos del poder y la política” como Ricardo Monreal, Adán Augusto López y como no pocos “narco-gobernadores” del partido oficial, quienes abiertamente intentan mangonear a la señora Claudia.
Y la debilidad de Palacio es tal que ya son visibles signos de una guerra civil en el partido oficial, cuyas disputan crecen frente a la carencia de liderazgo de la presidenta, ya que resulta ostensible que Morena y sus territorios están en manos del expresidente López Obrador, a través de ese pillo de Nombre “Andy” López Beltrán.
Y no se quedan atrás poderes fácticos, como los sindicatos magisteriales, que no sólo han provocado el caos en toda la ciudad de México, sino que se han dado el lujo de ocupar el Zócalo y hasta bloquear la mañanera presidencial, lo que provocó lo impensable; el triste espectáculo de “la señora presidenta” más solitaria que nunca.
Pero, además, el magisterio llegó al extremo de bloquear por completo, durante 12 horas, el Aeropuerto Internacional de la CDMX; un delito que debió ser castigado con todo el peso de la ley pero que dejó intocables a los “maestros” que en los hechos se han convertido en la peor amenaza social; una amenaza que se sabe intocable.
Y no se diga lo que ocurre con poderes emergentes como el gobierno de Donald Trump, cuyas exigencias suben de tono a diario, frente a la debilidad de “la presidenta” de México, quien se dobla una y otra vez, frente a las crecientes ocurrencias del mandatario norteamericano.
Y el caso más reciente es el de la caprichosa aplicación de un impuesto de 3.5% a las remesas mexicanas, lo cual fue considerado como una victoria por la presidenta y sus lacayos, luego que Trump pretendía imponer 5% de impuesto a las remesas.
Lo simpático del tema es que la presidenta mexicana reaccionó a la amenaza de tal impuesto, con “la advertencia” de movilizar a los ciudadanos mexicanos, como si “los plantones” y “las marchas” pusieran a temblar al gobierno de Trump. Sí, de risa loca.
Pero acaso la señal más ominosa de la debilidad de la presidenta mexicana resulte el endurecimiento del terrorismo en la Ciudad de México; terror desatado por las fuerzas criminales que por más de una década fueron aliadas del partido en el poder.
Como saben, en medio de la violencia incontenible en todo el país –violencia que ya contabiliza 250 mil muertes violentas–, en los primeros días de mayo fueron ejecutados dos estrechos colaboradores de Clara Brugada, la jefa de gobierno de la CDMX.
El “modus operandi” de la ejecución, además de los objetivos y la “limpieza” del crimen, son un claro mensaje para una presidenta a la que “están probando” los aliados de su gobierno; los cárteles del crimen.
Pero hay más.
El domingo próximo veremos, en los hechos, el mayor fracaso de la presidenta. Y es que el domingo 1 de junio del 2025, se llevará a cabo un fraude descomunal y el más grande y grosero de la historia mexicana; la elección del Poder Judicial, que no será otra cosa que la caprichosa destrucción del Poder Judicial.
De esa manera, la presidenta tendrá en sus manos los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; una dictadura que marcará el fin de la democracia mexicana y el reino de los poderes fácticos, emergentes y del poder criminal.
Al tiempo.