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Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
En repetidas ocasiones aquí he documentado la tendencia creciente, entre la prensa mexicana, de ponerse al servicio del poder en turno, sea por la presión política, el chantaje o el dinero público de los patrocinios oficiales.
Pero el caso del diario La Jornada es un asunto mayor, ya que no solo se ha convertido en todo aquello que cuestionó desde su nacimiento, sino que hoy aparece como el verdadero “mercenario” mediático del poder en turno.
Y es que día a día son más y de mayor calado los escándalos que confirman al otrora “diario independiente”, en el papel de lo que criticó por años y dese su nacimiento.
Sí, en La Jornada están los verdaderos “mercenarios mediáticos” al servicio de López Obrador, de su títere en Palacio, Claudia Sheinbaum y de la pandilla de ladrones llamada la 4-T.
Y si existe alguna duda de que hoy La Jornada es el equivalente al diario oficialista “El Nacional” –de los peores tiempos del viejo PRI–, sólo basta leer el editorial institucional del sábado 15 de febrero del 2025, titulada: “Aspirantes a partidos: mercenarios de la política”.
En dicho editorial La Jornada se ocupa de las nuevas formaciones políticas que han solicitado su registro ante el INE, como nuevos partidos políticos nacionales. Curiosamente centra la atención en Somos México, que encabezan Guadalupe Acosta Naranjo, Emilio Álvarez Icaza y Fernando Belaunzarán, entre muchos otros, a quienes el editorial de La Jornada llama “mercenarios”, “impresentables” y “sinvergüenzas”
Así lo dice La Jornada: “La cantidad de organizaciones que buscan la categoría de partido político nacional, la trayectoria de los personajes que las dirigen e integran y la evidente ausencia de respaldo popular que las caracteriza hacen ostensible el rasgo común de estos proyectos; su objetivo primordial es el enriquecimiento personal y faccioso a través del desmesurado presupuesto asignado a dichas instituciones año tras año.
“Membretes vacíos, faltos de propuestas programáticas, de perfiles ideológicos y de representatividad, por lo que antes de formalizarse se revelan incapaces de cumplir las funciones esenciales de los partidos en un sistema democrático…
“En esa constelación de aspirantes a obtener una tajada de los 7 mil 354 millones de pesos que se reparten entre partidos, destaca Somos México, cuyos liderazgos convergieron en la sucesión de membretes creados por el magnate Claudia X González para dirigir de forma supralegal a las formaciones de la derecha en las pasadas elecciones presidenciales…
“Más allá de denunciar a sujetos impresentables que desean lucrar a expensas del erario, es preciso señalar que el actual modelo político-electoral está diseñado de tal manera que atrae a esta laya de sinvergüenzas…” (FIN DE LA CITA)
Sin embargo, para empezar por el principio vale recordar que, desde el título del editorial, La Jornada les endilga el calificativo de “mercenarios” a los integrantes de “Somos México”.
¿Qué es un mercenario?
Según la RAE “mercenario” se define “como un soldado que combate por dinero, no por patriotismo y en ocasiones bajo la bandera de otro país”.
¿Quiénes son, en este caso, los verdaderos “mercenario”? ¿Quiénes difaman y calumnian las causas políticas legales y legítimas, a cambio miles de millones de pesos del dinero público? ¿Qué medios son aliados de gobiernos extranjeros, como las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua?
La respuesta la conocen todos. Los verdaderos “mercenarios”, “calumniadores” y “traidores a la patria” están en La Jornada.
Pero también vale recordar que pocos años después de su nacimiento, el diario La Jornada olvidó sus principios fundacionales y poco a poco se convirtió en el principal instrumento de propaganda de López Obrador.
Ya en 2018 y con AMLO en Palacio, La Jornada ha sido –hasta hoy–, el diario oficial del “obradorato”, al extremo de cobrar poco más de 2 mil millones de pesos en publicidad oficial –en los últimos siete años–, no sólo para ser el verdadero “mercenario mediático” del régimen, sino para hacer propaganda a favor de la alianza de los gobiernos de la 4-T con dictaduras como la cubana, la venezolana y otras.
En pocas palabras, La Jornada es un golpeador mediático a sueldo y al servicio de otras dictaduras, lo que convierte a ese diario en todo un “mercenario”, al que hoy le ordenaron difamar, calumniar y ensuciar un esfuerzo político legítimo, legal y ciudadano, para construir una alternativa real de partido político opositor.
Si, la directora de La Jornada, Carmen Lira, traicionó el espíritu fundacional de un diario que, literalmente se robó y al que convirtió en ariete de los mercenarios mediáticos a sueldo, de la 4T.
Y es que, además, reporteros salidos de La Jornada hoy son directores editoriales de medios como El Universal, Reforma, Contralínea y muchos otros; todos mercenarios al servicio no de la verdad, la libertad y la democracia, sino de la pandilla mafiosa del poder en turno. ¿Lo dudan?
Al tiempo.