Carlos Ramírez/Indicador político
Ante el asombro de propios y extraños, la decisión salió de Palacio.
Sí, por esa razón, la orden la dictó la presidenta, Claudia Sheinbaum, luego de una reunión de trabajo con los más cercanos… ex colaboradores de López Obrador.
También por eso, la instrucción fue precisa y contundente: “complacer” todo lo posible las exigencias del presidente electo del vecino del norte
Y es que en Palenque y en Palacio entendieron que las amenazas y advertencias del electo Trump, no son un juego y tampoco retórica electorera, sino que van en serio ya que la presión sobre México será el pilar del nuevo gobierno norteamericano.
Sí, el Maximato mexicano sabe que el nuevo mandatario que ocupará por segunda ocasión la Casa Blanca tiene en sus manos joyas de la mayor rentabilidad política; la primera es la fobia contra los migrantes mexicanos y del resto del Continente y, la segunda, el repudio a los grupos criminales.
Por esa razón, y luego de los ridículos dimes y diretes entre “la señora presidenta” y el electo norteamericano, el mandamás de Palacio, el señor López, ordenó tomar precauciones ante la embestida contra México.
¿Y cuáles acciones salieron de Palenque con destino a Palacio, para simular que se cumplen las exigencias del futuro tirano de Estados Unidos?
Están a la vista de todos; se trata, por ejemplo, de la supuesta y mentirosa “purga” en el estado de México; del simulacro contra la plaza de productos chinos en Izazaga, de la “mágica” incautación de toneladas de fentanilo, de la “milagrosa” detección de millones de litros de huachicol y, sobre todo, la “encubierta” sustitución del gobierno de Sinaloa, que quedó en manos del jefe de la seguridad federal.
Todo ello para que el 20 de enero próximo, una vez que Trump tome posesión, se diga complacido con la docilidad del nuevo gobierno mexicana; sometimiento que día con día es más evidente, sobre todo por la premura de los operativos “engañabobos”.
Y si tenían dudas, la estrategia de Palenque y de Palacio deja ver que, en los hechos, logró sus objetivos, al extremo de que el aún presidente Biden y el legislador republicano, Dan Crenshaw, aplaudieron de manera pública “la nueva lucha contra el narcotráfico” emprendida por “la presidenta mexicana”.
Pero vamos por partes.
Como todos saben, luego de la elección presidencial en Estados Unidos, el vencedor de la contienda anunció que impondría aranceles de 25 por ciento a las exportaciones mexicanas, si la presidenta Claudia Sheinbaum no frena la migración ilegal, al vecino del norte y combate a los cárteles de la droga, que inundan de fentanilo a los norteamericanos.
En un primer momento la “la señora presidenta” mostró un talante bravucón y respondió que combatiría los aranceles norteamericanos con más aranceles mexicanos.
Pero lo cierto es que en Palenque y en Palacio pronto entendieron que el locuaz Trump es capaz de todo. Por eso, el 27 de noviembre del 2024 se produjo la primera llamada entre la presidenta Claudia y el electro Donald.
¿Qué se dijo en esa llamada?
La verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta. Y es que, está claro que tanto la presidenta, como el mandatario electo, son dos consumados mentiros, capaces de las falacias más descabelladas.
Pero muy pronto los hechos hablaron. Y es que, desde el 22 de noviembre del 2024, empezaron los “operativos engañabobos” ordenados desde Palenque y Palacio.
Sí, con “bombo y platillos”, el gobierno federal anunció –el viernes 22 de noviembre del 2024–, una “purga” de funcionarios y policías municipales mexiquenses, presuntamente vinculados con cárteles del crimen organizado.
Luego siguió otra engañosa “purga”, ahora en la plaza comercial de Izazaga, en manos de distribuidores de productos chinos, al tiempo que el gobierno federal festejó “el fin de la fiesta” de la piratería china.
También de manera sorpresiva, el 3 de diciembre del 2024, la presidenta anunció que Omar García Harfuch, el titular de la seguridad pública federal se mudaría a Sinaloa, por tiempo indefinido, para hacerse cargo de combatir la violencia, que en poco más de 80 días ya dejó miles de víctimas mortales.
En realidad se trata de la sustitución, de facto, del “narco-gobernador” Rubén Rocha Moya, quien el 4 de diciembre dio la bienvenida a Harfuch.
Horas después, en Sinaloa se produjo una “milagrosa” incautación de supuesto fentanilo –droga sintética que según AMLO no se producía en México–, al tiempo que empezaron a caer presuntos integrantes del cártel de “Los Chapitos”. En realidad perfiles menores.
También de forma milagrosa fue asegurado un predio en el estado de México en donde se almacenaba un millón de litros de huachicol, mientras que Claudia Sheinbaum le pidió, al electo presidente Trump, deportar a sus países de origen a los indocumentados. Algo así como “dando y dando”.
En medio de la estrategia para “complacer” a Trump, trascendió que desde Palacio habrían buscado a Luis Videgaray, ex secretario de Hacienda y negociador del TMEC en el gobierno de Peña Nieto; versión no confirmada.
Lo cierto, sin embargo, es que mientras el gobierno mexicano incrementa sus acciones para “complacer” a Trump, el gobierno de Estados Unidos elevó de 10 a 15 millones de dólares la recompensa por información que lleva a la captura de Nemesio Oceguera “El Mencho”, líder del CJNG.
¿Y eso qué significa?
Poca cosa, que “El Mencho” es pieza clave de control político, tanto para México como para Estados Unidos. ¿Por qué?
Porque el jefe del CJNG habría financiado la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum. Y si lo captura el gobierno de Estados Unidos, “tendrá en un puño” al gobierno de México, mientras que a “la señora presidente” le urge llegar primero a “El Mencho”, para mantenerlo en silencio.
Lo cierto es que apenas estamos viendo los primeros escarceos de una batalla sin tregua que, por lo menos, durará cuatro años.
Al tiempo.