La renuncia digna de un ministro. NO a la desaparición de poderes
Del refranero popular: “No hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo aguante”.
Y viene a cuento el ejercicio memorioso porque parece que, finalmente, la poderosa e intocable empresa Televisa será alcanzada por una indagatoria judicial que pudiera revelar los intríngulis de sus negocios sucios.
Negocios tramposos que han llevado a la voz popular a motejar a la televisora como “la casa de los tramposos”.
Negocios que, por décadas, en México nadie se atrevió a indagar y que debieron ser revisados por el poderoso Departamento de Justicia de Estados Unidos, cuyos sabuesos encontraron indicios de corrupción en la obtención de los derechos exclusivos de televisión para trasmitir los mundiales de 2018, 2022, 2026 y 2030.
Pero el escándalo es mayor si se toma en cuenta que junto con Canadá y Estados Unidos, México será sede del Mundial de Fútbol de 2026 y que, de resultar involucrada en malos manejos, Televisa podría perder los derechos de trasmisión y México sería sancionado con la cancelación de la sede para el magno evento deportivo.
Y es que las autoridades norteamericanas descubrieron indicios de corrupción en los contratos de trasmisión de eventos deportivos, entre Televisa y la poderosa Federación Internacional de Fútbol (FIFA), con la que se habrían pactado intercambio de favores para otorgar la exclusividad de la trasmisión de mundiales de fútbol y otros eventos.
Y es de tal envergadura el escándalo de corrupción –motejado como “FIFA Gate”–, que obligó al retiro de Emilio Azcárraga Jean, del cargo de presidente ejecutivo del Grupo Televisa, mientras que las acciones de la empresa sufrieron serios tropiezos en los mercados de valores.
Pero vamos por el principio. El poder de Televisa, como todos saben, deriva de que se trata del medio de comunicación líder en la producción de contenidos televisivos y uno de los promotores deportivos más influyentes de habla hispana.
A su vez, esa poderosa influencia convirtió a Televisa en uno de los grupos empresariales mexicanos con mayor influencia política, al grado de que presidentes, jefes de gobierno y mandatarios estatales mexicanos siempre se plegaron a los deseos de la televisora.
Y un ejemplo de ese poder político lo mostró el fundador de Televisa, “El Tigre” Emilio Azcárraga, quien hizo famosa la frase de que la televisora era “un soldado del presidente”, para que todo México supiera que ese grupo empresarial era aliado de los presidentes priístas de la época.
Pero la alianza de Televisa se convirtió en abierta complicidad a la llegada de los gobiernos de Morena, a los que la televisora se plegó de forma más servil que con el viejo PRI.
Y el mejor ejemplo del servilismo de Televisa lo vivió en carne propia el autor de este espacio. En efecto en mayo de 2018, López Obrador ordenó una costosa campaña de difamación y calumnias contra Ricardo Alemán, lo que llevó a Televisa y a otros medios a despedir al mayor crítico del entonces aún candidato presidencial.
Pero ese era sólo el principio, ya durante la gestión de Obrador en Palacio, fueron despedidos la mayoría de los críticos de Televisa; servilismo que se extendió a buena parte de los medios de prensa, radio, televisión y espacios digitales.
Al mismo tiempo en Televisa se prohibió toda crítica a los gobiernos de Obrador y de “La Señora Presidenta”, a pesar de que en sus respectivas “mañaneras” abundan las mentiras, los datos falsos, la difamación y la calumnia contra críticos y opositores.
Sin embargo “y como no hay mal que dure cien años…” hoy se abre la posibilidad de que sea el gobierno norteamericano el que ponga en su lugar a Televisa.
Al tiempo.