Carlos Ramírez/Indicador político
Recientemente tuve la oportunidad de intercambiar puntos de vista con periodistas que, sorprendidos, no daban crédito al retroceso que vive la democracia mexicana.
Con un argumento lapidario recordaron que, por más de 60 años, los mexicanos luchamos para sacar del poder al “viejo PRI”, corrupto, nada democrático y profundamente dictatorial.
Y es que, penosamente y luego de 25 años de iniciado el proceso de transición a la democracia, volvimos a lo peor del viejo PRI, pero con un partido como Morena y con políticos que se dicen de izquierda, a pesar de que viven como los más excéntricos potentados de derecha.
¿Qué pasó en lo profundo de la sociedad mexicana, como para llegar al extremo del fanatismo por políticos ladrones, mentirosos y farsante, como López Obrador y su marioneta Claudia Sheinbaum?
¿Qué le ocurrió a la clase política mexicana, en especial a los opositores que censuraban todos los vicios del viejo PRI y que, una vez en el poder –en el Partido Morena–, multiplicaron todos esos vicios al extremo de representar todo aquello que cuestionaban?
¿De qué están hechos los “morenistas” que antaño se decían profundos demócratas y hogaño votan a favor de la justicia por tómbola?
La respuesta la conocen muchos, a pesar de que se niegan a aceptarla, sobre todo de manera pública. Y es que, le guste o no a la mayoría ciudadana, lo cierto es que la mexicana es una sociedad de idiotas –igual que muchas sociedades del mundo–; estúpidos que en México votan y aplauden a los políticos estultos de Morena.
Pero vamos por el principio.
Según la Real Academia Española (RAE), la palabra “estúpido” proviene del latín “estupidus” y es un adjetivo que significa “necio, idiota y falto de inteligencia”. A su vez, la palabra “estupidez” es un sustantivo que se define como “torpeza notable en la compresión de las cosas”.
Por su parte, el adjetivo “estulto” significa “tonto”, “necio”, “estúpido”, “bobo” e “idiota”
Ahora bien, como saben, en los procesos electorales de 2018 y del 2024, poco más de 30 millones de mexicanos votaron por Obrador y por la señora Claudia –para llevarlos al poder presidencial–, a pesar de que muchos espacios mediáticos documentaron –hasta el cansancio–, el talante corrupto, mentiroso, mafioso y farsante de los políticos de Morena.
Y ahora las preguntas.
¿Por qué razón, millones de ciudadanos prefirieren cerrar los ojos ante las corruptelas descomunales del Partido Morena y de todos sus políticos?
¿Por qué razón, más de 30 millones de mexicanos parecen ciegos y sordos ante la montaña de mentiras, la probada ineficacia y la estulticia de los políticos “morenistras?
La respuesta la conocen: resulta que buena parte de la mexicana están en la clasificación de idiotas; sociedad capaz de producir y llevar al poder a una generación de políticos estultos como López y Sheinbaum.
Pero lo más simpático es que el tema lo traté aquí en el Itinerario Político del 7 de febrero de 2018, titulado: “¡Sociedad de idiotas!”; texto que
provocó la furia del “lopezobradorismo” y una rabiosa persecusión contra el autor de esta columna. Por eso, aquí un resumen de aquella entrega.
“Si no somos una sociedad de idiotas, ¡cómo entender, por ejemplo, que tanto el partido, como el candidato con más negativos –Morena y AMLO–, estén a la cabeza de las encuestas para la contienda presidencial de 2018, en una sociedad que se dice harta de políticos corruptos, mentirosos y farsantes?
“¿Cómo entender que el partido y el candidato que perdonó a pillos, ladrones, matarifes y políticos de la peor estofa, aventajen las preferencias, de una sociedad que se dice “hasta la madre” de la impunidad?
“¿Cómo entender que políticos nefastas como Claudia Sheimban, Manuel Bartlett, Elba Esther Gordillo, René Bejarano, Dolores Padierna y muchos otros que en sus alforjas cargas un negro historial, resulten purificados sólo por entrar a las filas de Morena y por recibir la bendición de López?
“¿Cómo entender que un político nada democrático, autoritario y con claros tintes dictatoriales; que llamó “Pirruris” a casi un millón de manifestantes contra su mal gobierno en el DF, que impuso al matarife Abarca como alcalde de Iguala, encabece las encuestas y las preferencias electorales?
“¿Cómo entender que un político que tiene más de diez años sin trabajar, que lleva décadas sin pagar impuestos, del que nadie sabe de dónde obtiene recursos millonarios para la manutención de una numerosa prole, sea el político que más aceptación tiene entre el electorado?
“¿Cómo entender que luego de uno de los peores gobiernos en la capital del país, como el de López, exista la posibilidad de que a pesar de sus corruptelas, la preferida de Obrador, Claudia Sheimbaun, tenga posibilidades reales de convertirse en jefa de gobierno de la capital?
“¿Cómo entender que periodistas inteligentes e intelectuales reputados sigan aplaudiendo a López, a pesar de su desprecio a la prensa, de su repudio a la inteligencia y al intelecto, de su fobia a la educación de calidad, de su odio hacia los críticos de sus disparates y de su rechazo a libertades fundamentales en democracia?
“¿Y cómo entender que el candidato que no tiene cola que le pisen, que no milita en el PRI, que es un candidato ciudadano, que tiene la mejor preparación, la mayor capacitación para gobernar, el mayor reconocimiento de empresarios e inversionistas, se encuentre en tercer lugar de las preferencias?
“Sin duda que asistimos a un paradigma en donde la tambaleante democracia mexicana puede ser destruida con las armas y los instrumentos de la propia democracia.
“Algunos dicen que la preferencia por AMLO –y la culpa de la debacle potencial–, se debe al hartazgo de los mexicanos por el PRI. Ante esa premisa se impone otra pregunta aún más elemental.
“¿Por qué AMLO encabeza las encuestas si es el representante de lo peor del PRI y si ha reunido en Morena a lo más cuestionable del PRI, del PAN y del PRD?
“Entonces el problema no son los buenos o los malos candidatos, los malos o los peores políticos y tampoco los negocios familiares llamados partidos políticos.
“No, el verdadero problema parece estar en la sociedad.
“¿Será que la mexicana es una sociedad de idiotas?
“Sí, es tiempo de pensar que el problema está en la sociedad y que el cambio se debe dar en la sociedad, para fomentar la formación de políticos comprometidos, congruentes y preparados y para votar y elegir con la razón, más que con emoción. Al tiempo”. (FIN DE LA CITA)
En efecto, de nuevo el tiempo me dio la razón.
Al tiempo.