Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Resultaría de risa loca si, el de Javier Corral Jurado, no fuera el retrato perfecto de los ladrones y cínicos políticos mexicanos.
Y es que el ex gobernador de Chihuahua ha transitado desde el extremo del rabioso panista, al trasnochado izquierdista, luego a un feroz critico de AMLO y hoy, como si nada, le besa la mano a López Obrador y a la espuria Claudia Sheinbaum.
En pocas palabras, a lo largo de décadas, Javier Corral es todo aquello que cuestionó de los políticos y los gobiernos del viejo PRI; es un político ladrón, cínico y mentiroso y en su gestión como gobernador de Chihuahua, terminó convertido en un saqueador del dinero público, además de autoritario, represor y vengativo.
Y, por si fuera poco, Corral Jurado debe andar “a salto de mata”, ya que es perseguido por la fiscalía de Chihuahua –a causa del saqueo que llevó a cabo en la entidad que mal gobernó desde 2016–, mientras que busca la protección de Palacio y del partido Morena, que no es más que la moderna versión del viejo PRI.
Es decir, que para no ser llevado preso por las raterías que cometió en Chihuahua, Javier Corral pidió la protección de López Obrador, quien de inmediato le ordenó a la fiscalía de CDMX que rescatara a Corral y que impidiera que se cumpliera la orden de aprehensión que ordenó la fiscalía de Chihuahua
Sí, Corral es hoy todo aquello que cuestionaba del viejo PRI.
Pero tampoco es novedad. Vale recordad que Javier Corral ha demostrado ser capaz de todo, de las mayores traiciones, las peores mentiras y las más cuestionables alianzas para cumplir su sueño de ser gobernador de su natal Chihuahua.
Incluso, al arranque de su gestión como mandatario estatal de Chihuahua –en octubre de 2016–, fue motejado como “el gobernador panista más perredista”, ya que literalmente “vendió su alma al diablo”; a distintas corrientes del PRD, a sectores de ex priístas y hasta a cuadros de Morena.
Ya en el poder empezó una persecución al mejor estilo fascista.
Pero la mayor traición fue contra López Obrador. Resulta que en febrero de 2019 Javier Corral acusó de manera pública el peligro que corría la democracia mexicana con el gobierno de López Obrador; el mismo AMLO que lo ayudó a ser gobernador.
Así lo dijo Corral: “Necesitamos advertir de esta dinámica creciente que, en lugar de una gran transformación y fortalecimiento democrático, está teniendo visos de fortalecimiento de la regresión autoritaria establecida en el país en el sexenio pasado”, aseguró el gobernador.
Pero además, Corral dijo que “en lugar de ir liquidando esa regresión autoritaria, parece que se va a fortalecer o agrandar esa regresión y vulnerar el federalismo es un signo muy preocupante”.
Y llamó “a dar la batalla, tenemos que darla desde ahora, no hay tiempo que perder porque lo que yo veo es que esto va a ir creciendo, cada vez va a ser peor y, vendrán otras decisiones con un talante más autoritario”. (FIN DE LA CITA)
Y luego de leer la cita anterior, de Javier Corral, obliga preguntar.
¿Qué pasó, en qué momento Corral perdió la brújula sobre la regresión autoritaria del gobierno de López Obrador?
¿En qué momento se le olvidaron a Javier Corral los principios democráticos del PAN, y en qué momento olvidó la enjundia izquierdista, para terminar en los brazos de López Obrador y de Claudia Sheinbaum, que no son más que la peor cara del viejo PRI?
Las respuestas las conocen todos.
Si, Javier Corral Jurado nunca fue más que eso, un político ladrón, mentiroso, cínico y farsante. Uno más de Morena Y el tiempo lo confirmó.
Al tiempo.