Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
La sociedad mexicana, en general, y una cadena de tiendas de conveniencia, en particular, sufrieron una severa derrota a manos de los grupos criminales dominantes en México.
Derrota empresarial y victoria de los cárteles criminales que no sólo confirma el poder y la hegemonía de las mafias del crimen organizado, sino la debilidad de las instituciones del Estado mexicano y de los tres ordenes de gobierno; federal, estatales y municipales.
En pocas palabras, los ciudadanos seguimos perdiendo la batalla frente a la violencia y la inseguridad, mientras que la ingobernabilidad avanza por todo el país ante el fracaso del gobierno de López Obrador.
Y es que apenas en días pasados, el grupo industrial regiomontano, Femsa, propietario de la cadena mundial de tiendas Oxxo, anunció el cierre de casi 200 establecimientos en el violento estado de Tamaulipas.
La razón del cierre –que afecta a miles de ciudadanos–, es el imparable cobro de piso, la extorsión sin freno y el robo, lo que hace insostenible no solo el modelo de negocio, sino que pone en peligro a empresas y sus empleados.
En pocas palabras, igual que ocurrió en los gobiernos de Echeverría y López Portillo –en los años 60 y 70 del siglo pasado–, la violencia criminal ya no solo impacta en los ciudadanos de a pie, sino que alcanza a los grandes grupos empresariales que, antes de alzar la voz frente a la ineficacia oficial y, sobre todo, ante la espiral incontenible de ingobernabilidad, prefieren la salida fácil; el cierre de los negocios.
Por eso volvemos a la pregunta formulada aquí en repetidas ocasiones: ¿Dónde están los poderosos sindicatos empresariales, para alzar la voz frente a la ineficacia del fracasado gobierno de Obrador? ¿Dónde está la voz de los hombres de empresa, de regiones emblemáticas como Nuevo León, Jalisco y CDMX, para exigir al nuevo gobierno el fin de la violencia y el crimen?
¿O será que sólo veremos la salida fácil del cierre de negocios y empresas, a manera de protesta, por la inseguridad y el crimen?
¿Cuándo veremos a valientes líderes de empresa, como Eugenio Garza Sada o como Maquío Clouthier, quienes censuraron la ineficacia de los gobiernos federal, estatales y municipales? Y es que no basta con el cierre de negocios y empresas, no basta con salir corriendo de los focos de violencia y crimen, sin resolver la ineficacia de los tres órdenes de gobierno.
Y es que el de la violencia y el crimen ya es un problema insostenible no solo para las tiendas Oxxo, sino para toda la cadena de distribución de mercancías; aguas embotelladas, cerveza, botanas, alimentos procesados y, en general, todo lo que vende una tienda de conveniencia se ve afectado por el cobro de piso, la extorsión y el robo.
Pero vamos por partes. El pasado jueves 25 de julio, se reportó a través de redes sociales que peremanecían cerradas todas las tiendas y estaciones de gasolina Oxxo, en el municipio de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
En un primer momento se especuló que se trataba de un error en el sistema de seguridad de la cadena de tiendas. Sin embargo, la noche del mismo jueves, Femsa informó que el cierre fue producto de actos de violencia ocurridos en la zona y que significaban un riesgto para la integridad tanto de clientes como de empleados.
A través de un comunicado, las tiendas de autoservicio dieron a conocer que no reabrirían sus instalaciones en Nuevo Laredo, hasta garantizar las condiciones mínimas de seguridad.
Por ello, Fermsa informó que tomó la decisión de cerrar sus 191 tiendas y siete gasolineras, además de que permanece en comunicación con las autoridades para poder reiniciar labores lo antes posible.
Así lo explica el comunicado oficial: “Esta decisión busca garantizar tu integridad y la seguridad de todos nuestros colaboradores en dicho municipio […] estamos en comunicación con las autoridades para reiniciar operaciones lo antes posible, siempre garantizando tu seguridad”. (FIN DE LA CITA)
Sin embargo, tampoco es novedad que negocios y comercios de todo tipo se han visto afectados por las mafias criminales dominantes en muchas regiones del país, como Guerrero, Michoacán, Jalisco, Chiapas, Tamaulipas, Sinaloa y Zacatecas, entre muchos otros.
En Guerrero, por ejemplo, los grupos criminales dominan la comercialización de carne de res, de pollo y de cerdo; además de la venta de cerveza, tortillas y hasta pan. Para mantener el control han asesinado a familias completas para arrebatarles sus negocios.
En Michoacán todos conocen la guerra por el “oro verde”, como se le conoce al aguacate, uno de los frutos de mayor exportación a todo el mundo. En Baja California, Baja California Sur y Sinaloa, la guerra entre bandas criminales y pescadores es por los mariscos y pescados de alto valor comercial, lo que incluso provocó el asesinato de una empresaria que denunció que las bandas criminales violaban la veda. En el estado de Jalisco la disputa es por el tequila, el preciado licos que es otra millonarias exportacion.
La crisis del “narco-gobierno” de AMLO se extiende al “narco-Estado” y de maner incontenible a la “narco-economía”.
¿Quién será capaz de poner alto al avance criminal?
Al tiempo.