¿Supremacía constitucional o supremacía dictatorial?
¡POR PIEDAD, HABLEN CON EL PRESIDENTE…!
La gota que derramó el vaso se produjo apenas el pasado sábado, en gira por Veracruz, en donde el presidente protagonizó uno de los mayores ridículos de su corta gestión.
En un enérgico discurso, en Minatitlán, en donde descubría las ventajas estratégicas del Ismo de Tehuantepec –frente al Canal de Panamá–, López Obrador dijo; “…los barcos gastan muchísimo combustible, nada más que eso no se sabe; gastan muchísimo más combustible que los automóviles”.
Está claro que, en ese caso, se trató de un tropezón discursivo. Sin embargo el horror discursivo sigue hasta hoy como tendencia en redes, en donde Obrador es la burla general.
Pero también es cierto que en muchos otros casos no se trata de tropiezos del presidente sino de ignorancia pura y dura que, a querer o no, lo hace aparecer como mediocre y mentiroso.
Y es que abundan los casos de mentiras flagrantes; la más reciente cuando en “la mañanera” del pasado jueves dijo que en Guanajuato no se había producido ningún crimen violento, al intentar minimizar el escandaloso incremento de muertos a causa de la violencia criminal.
Fue necesario que medios locales, de Guanajuato, hicieran la “aclaración” al reportar hasta 15 asesinatos cometidos en la entidad en la fecha que hizo referencia el Presidente.
Lo preocupante, sin embargo, es que a 65 días de iniciada su gestión el presidente mexicano ya es el hazmerreir de un importante sector social que –dentro y fuera de México–, descubrió a un López Obrador ignorante, inculto y mentiroso, lo que desdora no al ciudadano Obrador sino la figura presidencial.
Pero el problema es mayor cuando en México existe una prensa y unos medios timoratos y temerosos que se niegan a citar por su nombre las pifias, la ignorancia y las mentiras del presidente Obrador.
La mayoría de medios, periodistas, articulistas, intelectuales, críticos –y no se diga los reporteros de las mañaneras–, temen decir que el Presidente es ignorante de muchos temas que atañen al gobierno; muestran miedo al hablar de las constantes mentiras y –acaso lo peor–, callan cuando salta a la vista publica –en video–, tal o cual torpeza del presidente.
Y lo peor que le puede pasar a una democracia, como la mexicana, y a un gobierno, como el de Obrador, es que sea de cuño corriente la mentira, la ignorancia y el horror discursivo del Presidente
¿Quién dijo algo –además de las redes en donde fue ridiculizado–, sobre confesiones de ignorancia como “hablo físico” y “conocí la molécula” de gasolina? La lista de torpezas, mentiras e ignorancia de Obrador tal que supera los tropiezos de Fox, Peña y Calderón juntos.
Incluso, es motivo de burla en redes que en sólo 65 días López Obrador supera los tropiezos cometidos por Peña Nieto; presidente al que muchos consideraban tonto e ignorante y que hoy parece brillante frente a las torpezas, mentiras e ignorancia mostradas por AMLO.
A la prensa mexicana y a los medios corresponde la crítica severa a las torpezas, ignorancia y mentiras de Obrador. A su vez, corresponde a cercanos al mandatario decirle, por piedad y por pudor, que mida su incontinencia verbal.
Y si dudan de la responsabilidad de medios y prensa, vale recordar la paliza que todos los días propina la prensa norteamericana a los excesos discursivos, las mentiras y la ignorancia mostradas por el presidente Trump.
¿Quien no recuerda, por otro lado, los hilarantes “bushismos” del entonces presidente Bush; recopilación mediática de torpezas, mentiras e ignorancia que nutrió a 6 libros sobre el ex presidente.
En Chile, por ejemplo, presa y medios bautizaron como “piñerismos” las torpezas del presidente Sebastián Piñera. En 2012 el semanario “The Clínic” –de reconocida mordacidad política–, comenzó a coleccionar los “piñerismos” bajo el título “piñericosas”, que se hizo habitual en los noticieros de todo Chile.
En Bolivia es un homenaje a la estupidez de Evo Morales el libro “Las 100 mejores Evadas”, que reúne las más simpáticas tonterías del dictador.
¡Por piedad, hablen con el presidente Obrador! México no se merece una recopilación de “pejeismos”.
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