Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
¿NO QUÉ NO? ¡FÓRMULA
SE SUMA A LA CENSURA!
Aquí lo he dicho por años y lo he demostrado hasta el cansancio.
Dije y demostré que el de López Obrador sería y ha sido un gobierno
capaz de cancelar libertades y derechos fundamentales; como la libertad de
expresión y el derecho a la información.
Lo dije desde mayo de 2018 y lo documenté a lo largo de los siguientes
casi seis años; dije que el mandatario mexicano iniciaría una persecución de
Estado contra sus críticos y que presionaría a medios y concesionarias de radio
y televisión para despedir periodistas y opinadores.
Y dije que la cobardía mostrada por muchos intelectuales, periodistas,
articulistas y columnistas –ante los abusos del poder– sería exhibida, tarde o
temprano, una vez cumplido el viejo refranero de las reses y los matanceros.
Si, de forma lamentable hoy se han cumplido todas esas advertencias y
no pocos de los carniceros de ayer son las reses que hoy son sacrificadas de
manera pública en Palacio.
Es decir, que muchos de quienes cínicamente aplaudían que, al arranque
del sexenio de Obrador, desde Palacio se persiguiera los periodistas críticos,
hoy son perseguidos por el sátrapa de Palacio.
Paradoja impecable de otro socorrido refrán: “El que ríe al último…”
Y es que en las últimas 24 horas una periodista y un articulista –de
Radio Fórmula y del diario Reforma, respectivamente–, fueron despedidos
por las mismas razones; la crítica al gobierno de López.
Pero la verdadera novedad es que Radio Fórmula, la casa de algunas y
algunos de los más reputados periodistas mexicanos de medios electrónicos:
se sumó a las empresas vendidas al interés perverso del dictador Obrador.
En efecto, el pasado jueves 21 de marzo del 2024, la periodista Laura
Brugués, dio a conocer que fue despedida de Fórmula Radio. ¿La razón? Poca
cosa. Que durante la mañanera de la víspera, en la sección “¿quién es quién en
las mentiras?”, en Palacio se acusó falsamente a la reportera de operar un chat
crítico del gobierno de AMLO. Sí, como si se tratara de un delito la crítica al
gobierno fallido del sátrapa Obrador.
La periodista explicó los detalles de su despido, en un boletín difundido
en sus redes sociales y, hasta la tarde de ayer, la concesionaria de frecuencias
de Radio Fórmula no había desmentido nada.
Peor aún, ninguna de las “vacas sagradas” del periodismo mexicanos
–muchas de las cuales trabajan para Fórmula–, se atrevió a expresar una
palabra de solidad con la reportera despedida.
De esa manera se confirma que Radio Fórmula –igual que Televisa, que
Imagen, que Milenio, entre otras–, ya es parte de las empresas mediáticas
sometidas por el gobierno de López Obrador, a las que desde Palacio se
amenaza con todo el peso del Estado, para callar a sus voces críticas.
Curiosamente también ayer, el articulista del diario Reforma, Carlos
Bravo Regidor anunció que, por orden de la directiva de Reforma, terminaba
su colaboración semanal, en medio de un texto en donde se dice sorprendido
por la intolerancia del gobierno de AMLO, a la crítica.
Lo simpático del asunto es que Bravo Regidor fue un notorio aplaudidor
de los candidatos López Obrador y Claudia Sheinbaum, en los previos a la
presidencial de 2018. Y hoy es víctima de los monstruos que construyó.
Pero la verdadera novedad es que se confirma lo que aquí dije cuando
empezó la persecución de Estado contra Ricardo Salinas Pliego, dueño del
Grupo Salinas. Sostuve que Salinas era perseguido para advertirle a otros
concesionarios lo que le pasaría a quien no obedezca al tirano.
Y si dudan, aquí un fragmento del Itinerario Político titulado: “Guerra
en el paraíso: AMLO vs Salinas Pliego”, del 6 de noviembre del 2023: “Se
trata de la típica historia de amor-odio. Sí, la historia de un amorío político-
empresarial por conveniencia que, al final, terminó en un escandaloso
rompimiento y, sobre todo, en una pelea pública y mediática.
“Es la historia de la disputa pública que han protagonizado, en días
recientes, López Obrador y todo el poder presidencial, contra Ricardo Salinas,
uno de los más poderosos empresarios mexicano.
“Sí, luego de años de adulaciones mutuas, Obrador y Salinas
protagonizan una de las más formidables “guerras en el paraíso”, una batalla
desigual de todo el poder del Estado, contra el hombre de empresa.
“Y es que frente a la tragedia que vive el estado de Guerrero y millones
de guerrerenses, el “pequeño” dictador de Palacio exigió sumisión absoluta de
los medios de comunicación, exigencia que no fue complacida por Televisión
Azteca, entre otros medios y periodistas
“Sí, todos saben que, desde le primer día de la tragedia que destruyó
Acapulco y Guerrero, Obrador manipuló la narrativa y llegó al grosero
extremo de convertir a su gobierno y a su persona en las principales víctimas.
“En el otro extremo, la tragedia que se abatió sobre Guerrero, también
inauguró un impensable periodismo crítico por parte de los canales y las
señales de Televisión Azteca; si, los otrora complacientes aplaudidores de
AMLO encabezaron la crítica mediática por los horrores de huracán y a los
errores de los tres órdenes de gobierno, municipal, estatal y federal.
“Como pocos, los reporteros y comentaristas de Azteca dieron voz a los
damnificados y dejaron ver la incapacidad oficial, lo que provocó no sólo el
enojo de Palacio, sino una reacción dictatorial de López Obrador.
“Sí, despertó el dictador de Palacio, el López de siempre; el rostro que
muchos se negaron a ver por mucho tiempo, entre ellos Ricardo Salinas; el
rostro del dictador que exige incondicionalidad o a menaza con persiguir
periodistas y medios.
“Y después de satanizar el trabajo periodístico de los críticos de su
gobierno –en torno a la destrucción de Acapulco–, AMLO centró sus baterías
en Televisión Azteca, a cuyos periodistas acusó de “ataques” y “mentiras” y
dijo que le ponían el micrófono a los damnificados “para que le mienten la
madre al presidente”. (Fin de la cita)
Y ahora las preguntas obligadas.
¿Quién o quiénes siguen en la demencial persecusión de López Obrador
a medios y periodistas? ¿Cuántos medios, empresas y periodistas tendrán
dignidad y agallas para rechazar los dictados del sátrapa de Palacio?
¿Hasta dónde llegará el interés de los empresarios mediáticos y de sus
periodistas y el interés nacional, en la defensa de la democracia mexicana?
¿O será que tenemos a los medios, a los empreasrios mediáticos, a los
intelectuales y a los periodidstas que nos merecemos?
Al tiempo.