Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
A nueve años de una de las atrocidades más mediáticas de los tiempos modernos en México, la noticia es que hoy se confirma la complicidad de López Obrador en ese crimen.
Y es que sabedor del origen de la tragedia, durante años AMLO usó y abusó de los padres de los normalistas, con fines político electorales.
Pero hoy, cuando López vive el ocaso de su gestión, enseña el cobre; muestra la cara del mentiroso que engañó a las familias de los normalistas y que, al final, los lanzó a la basura de la historia.
Sí, al tiempo que familiares de los estudiantes asesinados viven nueve años de luto, Obrador se esconde en su Palacio, amurallado como nunca, al tiempo que los padres de “los 43” parecen reconocer el engaño presidencial.
Por eso, frente a las mentiras y al cinismo del presidente mexicano, obliga preguntar: ¿Qué tiene que pasar para que madres y padres de “los 43” estudiantes sacrificados en Iguala, hace nueve años, entiendan que fueron usados y engañados por el poder presidencial?
Lo cierto es que la respuesta siempre ha estado a los ojos de todos.
Y es que desde que se conoció que los responsables de la tragedia de Ayotzinapa, eran sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos, aquí sostuve la hipótesis de que, detrás del secuestro, crimen e incineración habían estado los insaciables intereses políticos del hoy presidente Obrador.
Más aún, desde 2012, documenté la alianza de AMLO con la banda criminal Guerreros Unidos, a cambio de la alcandía de Iguala, alcaldía que se entregó a José Luis Abarca, quien llegó al cargo por el PRD.
De esa forma, queda claro que, desde el PRD, López tejió por años una alianza con las principales bandas criminales de todo el país –entre ellas Guerreros Unidos–, para financiar lo que a futuro sería el Partido Morena.
Por eso, cuando ocurrió el secuestro, crimen e incineración de “los 43”, AMLO se apresura a acusar “un crimen de Estado” y culpó al gobierno federal y el presidente Peña Nieto, a pesar de que el estado de Guerrero y el municipio de Iguala eran gobernados por el PRD y que, tanto el gobernador como el alcalde, habían sido impuestos por el propio López.
Sí, sabedor del origen y trascendencia de lo ocurrido, Obrador usó con fines políticos la tragedia y siempre engañó a los padres de “los 43”, a quienes alentó con el cuento de que una vez en el poder, no solo esclarecería el asesinato colectivo, sino que los normalistas serían encontrados con vida.
Pero el extremo del cinismo se produjo hoy, en el ocaso del sexenio, cuando AMLO volvió a “la verdad oficial”; esa que señala a los estudiantes como integrantes de una banda criminal rival a Guerreros Unidos y que, por esa razón, los secuestraron, asesinaron e incineraron.
De risa loca; resulta que López volvió a la teoría de Peña Nieto.
Así lo reprochó Vidulfo Rosales, abogado de los padres de “los 43”, luego del encuentro del pasado lunes en Palacio: “Nos iban a entregar una serie de informes (que no entregaron) y los padres protestan por esta falta de información. La reunión (fue) incluso peor porque agregan un elemento más; ahora incluyen elementos nuevos, más cercanos a la verdad histórica y revictimización de los estudiantes, diciendo que hubo infiltración.
“Ni el presidente ni el secretario de la Defensa dan respuesta al pliego de los padres, vuelven a referir que esos documentos ya fueron entregados (pero) lo que no se tiene son los documentos específicos y la información concreta de la transcripción telefónica que fue localizada”, reprochó
En la reunión del pasado lunes estuvieron presentes los padres de los normalistas, la titular de Gobernación, Luisa María Alcalde y el subsecretario, Alejandro Encinas, quien –según el abogado–, “sólo lee una narrativa de que hoy estamos más cerca de la verdad histórica y dejan fuera al Ejército”.
En pocas palabras, el gobierno de López Obrador se quitó la máscara y se exhibió como lo que siempre ha sido; el mayor manipulador de una de las grandes tragedias del ultimo medio siglo en México.
Pero faltan las preguntas fundamentales: ¿Por qué el presidente Obrador se niega a llegar al fondo del crimen de “los 43”? ¿Qué oculta? ¿Acaso solapa al Ejército, a policías municipales, estatales y federales? ¿Por qué se esconde en su Palacio amurallado y deja a los padres con un palmo de narices?
La respuesta resulta elemental. Todos, en Guerrero, en Iguala, en el PRD y en Morena siempre conocieron la alianza de AMLO con las bandas criminales. Todos sabían que el Ejército y las policías federal, estatal y municipal estaban a sueldo del Cártel de Guerreros Unidos.
Todos en Morena y en el gobierno de AMLO sabían que los normalistas fueron masacrados por sicarios de Guerreros Unidos y que tanto policías como militares dejaron pasar y dejaron hacer.
Pero lo que todos quieren ocultar es precisamente la evidencia de que Guerreros Unidos mantuvo una alianza con López Obrador.
Esa es la pieza oculta del rompecabezas; es el mayor miedo de López y de su gobierno; que el mundo sepa que Morena fue financiada por los responsables de matar a “los 43”.
Lo demás, es pinole para entretener y engañar a los idiotas.
Al tiempo.