Enrique Márquez vuelve a prender señales de alerta
El descaro es tal que ya no importa guardar las formas.
Sí, sin pudor, desde el gobierno federal se lanza una venganza de Estado contra los exconsejeros y ex funcionarios del INE.
Sin duda una vendetta ordenada desde Palacio.
Y es que para la tiranía “lopista” ya no importan las formas y tampoco importa la ley.
No, para la autocracia en la que hemos vivido por más de cuatro años, lo verdaderamente importante es llevar adelante la venganza presidencial contra exconsejeros y ex directivos del INE que “cometieron el pecado” de cumplir la Constitución.
Y como ya no importa el “qué dirán” y tampoco importa violar la Carta Magna, por eso la amenaza ilegal y directa de Adán Augusto López, verdadero remedo de secretario de Gobernación.
Sí, cual “lacayo bananero”, el encargado de la gobernabilidad del país hizo público que Lorenzo Córdova y Edmundo Jacobo, expresidente y exsecretario Ejecutivo del INE, respectivamente, serán perseguidos con todo el peso del poder dictatorial de López Obrador.
En efecto, una amenaza no sólo grosera e ilegal, sino una pulsión dictatorial que denota que en Palacio han perdido el más elemental sentido de la responsabilidad del Estado.
Sí, la mejor prueba de que el poder absoluto enferma absolutamente y que en el extremo mexicano lleva al presidente al delirio y al desprecio de la vida, de los derechos y de las libertades básicas.
Y es que hoy, la persecución de Estado la anuncia “con bombo y platillo” el mismísimo encargado de la gobernabilidad del país, sin que exista ninguna institución del Estado que se atreva a denunciar y menos sancionar tal despropósito.
Y si lo dudan, a continuación la amenaza directa de Adán Augusto y la clara violación a la Constitución.
Así lo dijo el remedo de secretario de Gobernación a pregunta sobre el futuro del INE: “Ya aparecerán, seguramente, algunas serias irregularidades, nos ha comentado, cometidas por el señor Jacobo… y como todos los servidores públicos que estamos sujetos a escrutinio, podemos ser investigados por posibles responsabilidades”.
Pero no fue todo. La amenaza fue más allá cuando dijo que Lorenzo Córdova puede ser investigado por el supuesto “carpetazo” del INE a la investigación sobre financiamiento irregular durante la campaña del expresidente Peña Nieto.
Así lo explicó: “habría que ver en qué términos se dio (el supuesto “carpetazo”) y también hay que recordar que por muy Lorenzo Córdova que sea, no tiene facultades de Ministerio Público. Habría que recordar qué (y quienes) fallaron”. (Fin de la cita)
¿Qué significa todo lo anterior? ¿Cómo se debe entender la amenaza pública de que serán investigados los ex funcionarios del INE?
Vamos al paso a paso.
1.- ¿A qué supuestas irregularidades se refiere Adán Augusto?
2.- ¿Qué es lo que sabe el titular de Gobernación?
3.- ¿Quién le ha comentado qué?
4.- ¿Cómo sabe que se trata de irregularidades?
5.- ¿Cuál es el criterio legal que ampara que el jefe de la gobernabilidad del Estado mexicano asume atribuciones de Ministerio Público?
6.- ¿No sabe el señor Adán Augusto que a él no le compete indagar delito alguno; que no tiene facultades para investigar y menos para sancionar y amenazar sobre ninguna presunta irregularidad, sea penal, administrativa o de cualquier clase?
7.- ¿No sabe Adán Augusto que si de investigaciones se trata, él debiéra estar preso por el crimen de Estado cometido en Ciudad Juárez contra ya 40 migrantes?
Al final, el verdadero mensaje de Adán contra Córdova y Jacobo es una advertencia dictatorial contra el INE todo: el que no se someta será perseguido y el Estado mexicano está listo para fabricar culpas.
Por lo pronto y en respuesta a la amenaza directa lanzada en su contra, Lorenzo Córdova fue contundente.
Así lo escribió en sus redes sociales el ex presidente del INE: “Lo dicho, vendrán tiempos de persecución política, algo típico de los gobiernos con rasgos autoritarios. Sin embargo, nos vamos del INE con la frente en alto, con el buen sabor de boca del deber cumplido y listos para dar las batallas que vienen”. (Fin de la cita)
Lo cierto es que a los ojos de todos, López Obrador se descara día como lo que siempre ha sido: uno más de los “dictadores bananeros”.
Al tiempo.