Ricardo Alemán/Itinerario político
Seguramente muchos recuerdan que en 1996 los tres líderes arriba citados –Zedillo, Calderón y Obrador–, hicieron posible la democratización de la vida nacional.
Con Ernesto Zedillo a la cabeza, en su calidad de presidente de los mexicanos, la reforma electoral largamente anhelada fue posible por el empuje decidido de los jefes del PAN, Felipe Calderón y del PRD, López Obrador.
Una reforma histórica que acabó con el control electoral del viejo PRI y que significó el nacimiento del IFE –hoy INE–, y el inicio de la normalización democrática; la alternancia mediante elecciones confiables, equitativas y transparentes en donde los votos cuentan y se cuentan.
Un “salto cuántico” que marcó el inicio de la alternancia en el poder en México; que provocó la caída del viejo PRI y que, sobre todo, permitió el arribo a la primera magistratura de populistas como López Obrador.
Lo paradójico del tema es que hoy, 26 años después, Felipe Calderón y Ernesto Zedillo alertaron al mundo del objetivo perverso del mandatario mexicano, López Obrador, de dar muerte a la democracia mexicana.
Y la voz de alarma fue tal que, incluso, el ex presidente Calderón le puso fecha a la muerte de nuestra democracia.
Así lo dijo: “Hoy México es una democracia a punto de caer, que puede caer en un mes…”, advirtió en alusión a la reforma regresiva propuesta por López, el mismo que ayudó a construir el andamiaje democrático en México, para empezar su destrucción ya en el cargo de presidente.
Y precisamente sobre esa regresión autoritaria propuesta por AMLO, el ex presidente Zedillo fue más allá y, lapidario, acusó que Obrador propone un andamiaje propio del ciclo de las dictaduras.
Así lo expuso: “Hay qué decirlo con toda claridad… en nuestros países latinoamericanos se vive una regresión democrática que cumple el ciclo del populismo, despotismo, autoritarismo, fascismo y en algunos casos la dictadura”; en alusión a lo que hoy pasa en México y en otras naciones del sur del continente.
En otras palabras, resulta que los ex presidentes mexicanos, Zedillo y Calderón, señalaron frente al mundo la traición democrática del actual presidente mexicano quien llegó al poder por la vía democrática y que al día siguiente de iniciar su mandato se empeñó en destruir la democracia mexicana para imponer una tiranía que hoy ya es visible para todo quien quiera verla.
En efecto, el mundo ya lo sabe; López Obrador es el autor intelectual y materia del crimen de la democracia de nuestro país.
Pero vamos por partes.
Las opiniones de los ex presidente Zedillo y Calderón se produjeron como parte de sus respectivas intervenciones en el “Foro 20 años de FIL: Democracia y Libertad” –que en días pasados se llevó a cabo e Madrid–, en donde el Novel de Literatura, Mario Vargas Llosa convocó a quienes alguna vez llamó “los héroes de la construcción de la democracia en México”.
En su turno, Zedillo dijo que Latinoamérica vive lo que calificó como “la década perdida” –2015-2025–, con un crecimiento económico mediocre, con más pobreza y una mayor desigualdad.
Pero sobre todo cuestionó el deterioro político y social de los gobiernos de la región, “cuyos liderazgos surgen a partir de fórmulas mágicas y culpando a los otros de todos los males”; una película que todos hemos visto en el México de López Obrador.
Luego señaló que lo más preocupante es que se reproduce sin freno el ciclo del populismo; “aquel en donde los líderes populistas y demagogos acceden al poder mediante la democracia, pero lo primero que hacen, ya en el poder, es atentar contra la propia democracia”.
“¿Y cómo lo hacen?”, preguntó Zedillo.
Y él mismo respondió: “buscando formas de callar a los críticos, a quienes censuran, persiguen e intimidan y debilitando los contrapesos institucionales creados para impedir conductas abusivas en el poder”.
Y volvió a preguntar: “¿Y para qué debilitan la democracia? para cumplir el ciclo del populismo, despotismo, autoritarismo, fascismo y en algunos casos, una dictadura. Y esto hay que decirlo con toda claridad”, sentenció Zedillo.
Es decir, México ya está en la ruta del fascismo y la dictadura.
A su vez, Felipe Calderón fue directo y sin titubeos dijo que la democracia mexicana está a un mes de distancia de caer.
Luego enumeró los signos vitales que confirman que la mexicana es una democracia al borde de la muerte.
1.- Explicó que Obrador rechaza el respeto al juego democrático y los mejores ejemplos son sus consultas a mano alzada para tirar el NAIM, para enjuiciar a los ex presidentes y los ataques diarios a INE y a sus consejeros.
2.- En el gobierno de AMLO nadie tiene derecho a disentir; los críticos son perseguidos, mientras los opositores son presionados y hasta acusados de traición a la patria.
3.- En el México Obrador además de tolerar a los grupos de presión existe una abierta complicidad entre el crimen organizado y el poder público, al extremo de que en no pocas regiones del país se vive la captura del Estado por parte del crimen organizado.
4.- Y existe un ambiente de linchamiento contra periodistas y medios, además de un hostigamiento permanente a todo aquel que se atreva a cuestionar.
Por último, Calderón sintetizó el gobierno de AMLO en tres palabras: Populismo, Polarización y Posverdad.
Por eso llamó a los partidos opositores –PRI, PAN, PRD y MC–, a un ejercicio auténtico para abrir sus puertas a la sociedad y, a partir de un padrón depurado, buscar una candidatura presidencial única.
Y exigió una auténtica participación ciudadana, “para superar la irresponsabilidad estratégica de empresarios y ciudadanos que se han alejado de la política”.
Así, con argumentos incuestionables, los ex presidentes Zedillo y Calderón desnudaron la impostura democrática de López Obrador; el verdadero autor intelectual y material de la muerte de la democracia mexicana.
Al tiempo.