Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
¡Culto a la ignorancia, la transa y la estupidez!
Luego de ver los dos primeros debates presidenciales cualquiera “con dos dedos de frente” puede concluir que algo está muy mal en la democracia mexicana.
¿Cómo es posible que –según las encuestas–, el puntero presidencial sea un “líder social” con la ignorancia mostrada por Andrés Manuel López Obrador?
Se puede entender que los ciudadanos de a pie, sin la información, atrapados entre el enojo y el odio, se digan hartos del PRI, PAN y PRD luego de los malos gobiernos de esos partidos. Se puede entender que gracias al eficiente discurso populista de AMLO muchos ciudadanos comunes se digan decididos a votar por el candidato de Morena.
Pero lo que no tiene pies ni cabeza, lo que resulta inexplicable –por donde se le vea–, es que reputados intelectuales, académicos y hombres de empresa aplaudan y hasta se dicen convencidos que el candidato de Morena es el mejor para encabezar el Ejecutivo Federal, cuando en los hechos ha mostrado –hasta el cansancio–, su absoluta ignorancia de todo lo que concierne al Estado.
Pero cuando vemos que en redes y digitales miles de anónimos salen a la defensa rabiosa de la ignorancia mostrada por AMLO en los dos debates, el asunto adquiere matices de tragedia. ¿Por qué?
Porque ya no sólo asistimos al fanatismo en torno a Obrador, sino al culto a la ignorancia, la mentira, la transa y la estupidez. Es decir, el puntero es el candidato más ignorante, el más incapaz, el más atrasado, el más mentiroso, el menos preparado y el que muestra las ideas más cortas.
Y seguramente muchos reaccionarán airados contra la conclusión anterior. Sin embargo la terca realidad es contundente; muchos ciudadanos mexicanos, de distintas regiones del país, confirman todos los día que estarían dispuestos a votar a favor del más tonto, el más ignorante y hasta el más imbécil. ¿Lo dudan?
1.- ¿Cómo es posible que en Ciudad de México sea puntera la señora Claudia Sheimbaun, quien escondió el desfalco de “los segundos pisos” en el gobierno de AMLO en la capital, quien participó con Carlos Imaz en el desfalco a Carlos Ahumada; quien hizo una gestión desastrosa en Tlalpan y quien fue responsable de la tragedia del Colegio Rébsamen?
¿Cómo se explica que esa candidata sea puntera?
La respuesta es lapidaria; por el culto a la ignorancia, la mentira, la transa y la estupidez; porque muchos ciudadanos claudicaron y en su percepción del cambio apuestan por la reversa, por la mediocridad y la vuelta al pasado. ¿Aún lo dudan?
2.- ¿Cómo es posible que en Morelos haya llegado al puesto de alcalde de Cuernavaca el futbolista Cuauhtémoc Blanco; un analfabeta funcional, golpeador de mujeres y presuntamente vinculado con el crimen organizado. Hoy “Cuau” es el preferido de los votantes.
¿Es un problema de la ignorancia y la imbecilidad de “Cuau” o de los votantes que lo hicieron alcalde de Cuernavaca?
¿Y cómo explican que hoy sea el puntero al gobierno estatal de Morena; cuando en su gestión frente a la alcaldía de Cuernavaca fue una nulidad; si no asistió a los debates entre candidatos porque es incapaz de articular dos palabras? ¿Por qué, a pesar de todo lo anterior, muchos aplauden al futbolista y estarían dispuestos a votar por él?
3.- Pero el culto a la mentira, la transa y la estupidez no sólo está en las filas de Morena y en su dueño. También está en el candidato del PAN, PRD y MC. ¿Recuerdan que el tema de la inversión extranjera en CDMX fue tema en los dos primeros debates presidenciales?
Pues en el debate del pasado domingo, Anaya desenmascaró a Obrador, quien maquillo las cifras de la inversión externa en CDMX entre 2000 y 2005. ¿De verdad AMLO creyó que nadie se daría cuenta del engaño y la mentira? ¿Pero qué creen?
Que también Anaya hizo trampa al exhibir una portada de la revista Proceso, en donde mutiló el “cintillo” que anuncia un reportaje de las compañías nefastas de Anaya. ¿Qué quiere decir lo anterior?
Que un aspirante presidencial mexicano, como Ricardo Anaya, es capaz de mutilar la portada de Proceso, sólo para ganar un debate. ¿Imaginan de lo que será capaz con el poder presidencial?
¿Creyó –el candidato Anaya–, que nadie se daría cuenta? ¿Ya olvidó que copió conferencias magistrales de famosos polemistas, y las presentó como de su autoría? ¿Imaginan lo que habrían dicho si Peña y/o Meade hicieran esas trampas? ¿Por qué nadie dijo nada?
Porque la sociedad, igual que muchos medios –escritos y electrónicos–, ya votaron. Y votaron por la reversa; porque el regreso al pasado también es un cambio.
Y no pasa nada porque es generalizado el culto a la mentira, la ignorancia, la transa y la estupidez.
4.- Y a propósito de la estupidez. ¿Dónde está la crítica a la estupidez de nacionalizar el banco privado City Banamex? ¿Recuerdan quien lo dijo? Sí, el rey de la estupidez, Jaime Rodríguez Calderón, motejado como “El Bronco”.
¿Son o no son una vergüenza tres de los cuatro candidatos presidenciales?
Sí, se salva Meade, el más preparado y más experimentado, pero al que menos quieren los votantes. ¿Abrirán los ojos los electores?
Al tiempo.