
Nacho Luna y Sindicato de CMAS Coatepec trazan ruta de transformación
VERACRUZ, Ver., 23 de junio de 2025.- La reactivación de los astilleros en México es fundamental para fortalecer la soberanía marítima, detonar empleos especializados y reducir la dependencia del país respecto a infraestructura naval extranjera.
José Manuel Urreta Ortega, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria del Transporte Marítimo (Cameintram), recordó que el transporte marítimo es estratégico para el comercio, la seguridad y la energía, por ello se requiere contar con astilleros operativos en el Golfo de México y en el Pacífico.
Se estima que la construcción local de embarcaciones puede representar un ahorro de entre 30 y 40 por ciento en comparación con las importaciones, gracias al uso de mano de obra nacional y a que al menos el 50 por ciento de los materiales son adquiridos dentro del país. Esta estrategia fortalece la cadena de suministro interna y promueve el crecimiento de industrias locales asociadas.
“México tiene más de 11 mil kilómetros de litoral y aun así tenemos una presencia mínima en la industria de astilleros. Es indispensable reactivar los que ya existen y construir nuevos, tanto en el Golfo como en el Pacífico, para generar empleos, fortalecer la soberanía y dinamizar la economía costera”, expresó.
Actualmente, México no cuenta con la capacidad suficiente para construir, reparar y mantener su propia flota mercante, plataformas petroleras o embarcaciones pesqueras. Esta situación limita el desarrollo del sector marítimo, encarece los costos logísticos y representa una oportunidad perdida para el crecimiento industrial en las zonas costeras del país.
La falta de astilleros modernos obliga al país a depender de otras naciones para servicios de construcción y reparación, lo cual no sólo representa un gasto significativo, sino también un riesgo para la operación estratégica de la flota nacional.
“Necesitamos infraestructura naval propia para atender nuestras embarcaciones, construir flota mercante nacional, dar mantenimiento a barcos de carga, pesqueros y dejar de depender del exterior”, señaló Urreta Ortega.
Dijo que para hacer más competitivos los astilleros del país deben ser declarados por el Gobierno Federal como recintos fiscalizados.
Explicó que en la actualidad todos los insumos que ocupan para la construcción o reparación de un barco pagan impuestos, lo que los deja en una desventaja con sus competidores internacionales.
Impulsar esta industria también generaría empleos calificados y desarrollo tecnológico, además, permitiría avanzar hacia una mayor autonomía logística para el comercio exterior.
Cameintram ya diálogo con la Secretaría de Marina para incluir este tema como prioridad en los planes de desarrollo, con visión de largo plazo.
Actualmente, se están llevando a cabo importantes proyectos de infraestructura naval en México, entre los que destaca la construcción del astillero de Progreso, Yucatán, por parte de la empresa italiana Fincantieri.
Este proyecto contempla una inversión de 220 millones de dólares y dotará al país de capacidades de primer nivel, como un dique seco de 400 metros para buques de hasta 150 mil toneladas de peso muerto (DWT), una plataforma elevadora para embarcaciones de hasta 150 metros de eslora, talleres de precisión y muelles especializados.
Se estima que esta obra generará alrededor de 2 mil 400 empleos directos e indirectos, y consolidará a Yucatán como un nuevo polo logístico en el sureste mexicano, conectado estratégicamente con el Tren Maya y la ampliación del Puerto de Altura.
A la par, los astilleros operados por la Secretaría de Marina, como el Astillero No. 1 en Salina Cruz, Oaxaca, están siendo fortalecidos y sirven como modelos replicables para proyectos industriales. Esta instalación, con una superficie de 169 mil 429 metros cuadrados y dividida en 10 fases de desarrollo, ejemplifica cómo se pueden integrar procesos complejos dentro de la infraestructura estatal.
Además, se desarrollan proyectos de menor escala en puertos como Tampico y Coatzacoalcos, donde existen varaderos y diques flotantes disponibles para el sector privado a través de convenios. Estas acciones forman parte de una estrategia más amplia para modernizar la industria naval en México y fomentar el desarrollo económico regional.
No obstante, estos proyectos también enfrentan desafíos importantes. A nivel internacional, México compite con gigantes como China, responsable del 50 por ciento de la producción mundial de buques, así como con Estados Unidos y Europa, que promueven subsidios para su industria marítima. Sin embargo, los esfuerzos se encaminan a la reactivación de los astilleros en México.