Quirino Moreno Quiza/Repechaje
El PRI a la deriva
Tras el colapso electoral del 5 de junio pasado, el PRI entró en una crisis política que parece no tendrá fin a corto plazo. Esta semana habrá de renovarse la dirigencia política nacional, Enrique Ochoa Reza hasta hace unos días director general de la CFE, un tecnócrata sin fogueo político prácticamente de ninguna especie, vinculado a Luis Videgaray sucederá a Manlio Fabio Beltrones.
Todo indica que Enrique Peña Nieto cierra la pinza para tener el control de la sucesión presidencial, y colocar a su candidato que sigue siendo el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público aunque el imaginario colectivo no le da ninguna oportunidad frente a un creciente y fortalecido Andrés Manuel López Obrador, y en un escenario de ira social, descrédito de las instituciones, mentiras oficiales y una fracturada economía,
Enrique Ochoa llegará a la dirigencia nacional del partido mediante los métodos tradicionales de línea y dedazo, con un nulo liderazgo y escasa relación con los priistas y sus cuadros dirigentes; llega con el encargo de administrar un partido para facilitar la designación del candidato de Los Pinos.
Resulta obvio que el llamado a reflexionar y refundarse que hiciera Manlio Fabio Beltrones cuando decidió renunciar al partido, cayó en el vacío.
El cambio en la dirigencia nacional podría traer la renovación de las dirigencias en los estados donde el PRI también sucumbió.
El caso de Veracruz requiere de una urgente intervención.
Tras el tsunami político que derribó a Héctor Yunes Landa y a buena parte de los aspirantes a legisladores locales, el PRI entró en un estado catatónico.
La experiencia política, la trayectoria de Amadeo Flores no fueron suficientes para enfrentar la adversa circunstancia que enfrentarían el partido y sus abanderados.
Le faltó visión para orientar el proceso, para influir en las designación de mejores candidatos a diputados, para enderezar el rumbo de la campaña y finalmente se equivocó en la estrategia el día de la elección que fue responsabilidad total de su viejo equipo electoral que tenía mucho tiempo de no hacerlo y que fue rebasado ampliamente por los contrarios.
Es inminente la salida de Amadeo de la dirección del partido, esencialmente por decisión personal; si no se ha ido es simplemente por el compromiso personal que tiene con Yunes Landa quien desea quedarse con el PRI en aras de sus aspiraciones hacia el 2018.
El senador con licencia sabe que una vez que sea un hecho la salida de su amigo, los grupos, en particular el que encabeza José Yunes intentarán apropiarse de las siglas partidistas con el mismo objetivo futurista.
Se habla de que Héctor Yunes intentará poner a Jorge Carvallo en la dirigencia, en tanto la propuesta de José Yunes sería Américo Zúñiga.
En tanto esto sucede, los sectores y los militantes del PRI en Veracruz están a la deriva, Amadeo Flores no ha tenido ni siquiera el espacio para convocar a una reunión general con el CDE para analizar la nueva circunstancia de oposición, ocupado como está en acompañar a Héctor Yunes en su periplo por el estado.
El PRI debe refundarse en todos sus niveles, los sectores y organismos adherentes deben de fortalecerse, refrescarse, cambiar de ser necesario bajo el entendido que los intereses particulares en nada abonan a la tarea de recuperar al partido frente a los retos que se avecinan.
De no hacerlo, todos los que hoy tienen la batuta, la fuerza y la facultad de tomar decisiones al interior del partido, demostrarán que sigue vigente la falta de miras y visión que fue lo que finalmente condujo a la gran derrota del 5 de junio pasado.
Ryszard Kapunscinsky
“ …. El verdadero periodismo es intencional…Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios.
“Las malas personas, no pueden ser buenos periodistas”.