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Carlos Ramírez/Indicador político
“Los desaparecidos nos faltan a todos”
De enero de 2007 a diciembre de 2015, en México han desparecido 27 mil 659 personas. La cifra oficial, dicen las familias de las víctimas, no representa en absoluto el tamaño de la tragedia, pues son decenas de miles los padres, hermanos, madres, hijos e hijas que hoy nadie sabe dónde están.
En México, de acuerdo con la estadística, desaparecen siete personas por día; cinco de cada diez tienen entre 11 y 30 años de edad. Primero se los llevan de las calles, los arrebatan de sus casas; luego los queman o los entierran en fosas clandestinas.
En muchos casos la memoria se va deslavando, y a modo de refugio las familias van olvidando a sus desaparecidos, pero hay quienes han decidido no dejar de buscar, y todos los días, sin faltar, retoman la esperanza de hallarlo. “Como sea, como esté, de cualquier manera, pero encontrarlo”, repiten hasta el cansancio las voces de quienes han hecho de esta búsqueda su razón de vida.
Las investigaciones de las autoridades, en casi todos los casos, se realizan a medias y sin mayores resultados, arrebatándoles a las familias de las víctimas su derecho a la verdad y al duelo.
En Colinas de Santa Fe, en el puerto de Veracruz, ha sido confirmada oficialmente la localización de 58 fosas clandestinas, seis de la cuales han sido abiertas; 19, los cuerpos encontrados.
¿Cuántos más habrá?
Los desaparecidos son el pecado mortal de los gobiernos recientes federales y estatales. La colusión con los criminales o la tolerancia a los grupos delictivos permitió la masacre.
En alguna ocasión, hace unos tres años, cuando el tema empezó a tomar mayor vigencia en el país, un alto funcionario de Gobierno pidió a la entonces Procuraduría General del Estado que diera el informe respectivo a las organizaciones no gubernamentales que reclamaban datos verídicos sobre los casos de desaparecidos en Veracruz.
Ante la petición, un mando medio de la dependencia señaló a sus superiores que dar esa información significaría un escándalo y un duro golpe a las instituciones.
¿Por qué?, fue la pregunta obligada, y la respuesta fue demoledora: “porque tenemos más de seis mil”.
*Este texto es responsabilidad absoluta del autor.