
Carlos Ramírez/Indicador político
* DUARTE: COLUMNA INCOMPLETA
Aunque ya es a toro pasado, pero el ex gobernador Javier Duarte acaba de colocar al
diputado federal priista Héctor Yunes en una situación bastante incómoda, pues aparte de
que el ex mandatario veracruzano detalla las causas y errores personales por los que el ex
aspirante a sucederlo perdió la elección de 2016, también lo confronta con el actual senador
Miguel Ángel Osorio Chong, quien como secretario de Gobernación habría pactado la
entrega de Veracruz con el entonces candidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel
Yunes Linares, lo que constituiría motivo suficiente para que Yunes Landa u otro
correligionario solicitara a la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del CEN del PRI la
expulsión del político hidalguense por su traición al partido tricolor.
En un artículo periodístico con su firma, Duarte de Ochoa –actualmente preso en el
Reclusorio Norte de la Ciudad de México, donde purga una condena de 9 años por los
delitos de asociación delictuosa y lavado de dinero– afirma que “Osorio Chong tripuló a
Héctor Yunes convenciéndolo en que tuviera un discurso crítico y agresivo contra mí”,
argumentándole que su deslinde era “la única posibilidad de ganar (…), lo cual era
evidentemente una trampa en la cual ingenuamente Héctor cayó no obstante que yo se lo
advertí en repetidas ocasiones.”
Duarte, quien fue expulsado de su partido el 25 de octubre de 2016 –dos semanas después
de que solicitara licencia al Congreso local y cuando ya estaba en calidad de prófugo de la
justicia– recrimina ahora que “no obstante todos los triunfos electorales que durante mi
administración el PRI había logrado”, ni Yunes Landa ni su equipo lo tomaron en cuenta a
él y a sus colaboradores, aunque “yo por disciplina partidista acepté sin chistar la decisión
que había sido tomada por el Presidente (Enrique Pea Nieto), evidentemente influenciado
por su Secretario de Gobernación.”
“A partir de ese momento mi prioridad era mi supervivencia, sabía que tenía frente a mí a
dos enemigos mortales (a Yunes Linares y Osorio Chong) y no tenía a ningún aliado que
pudiera hacerles contrapeso, creo que yo estaba más interesado en que Héctor ganara la
gubernatura que él mismo a pesar de su discurso contra mi administración y contra mí”,
relata Duarte, quien refiere que por ello le pidió a su equipo en reiteradas ocasiones que
cerraran filas con Héctor porque “nuestro futuro personal y el de nuestras familias
dependían de su triunfo”, sin embargo dice que “muchos no lo entendieron y se dejaron
llevar por el discurso hiriente y golpeador que Héctor tenía contra nosotros, y algunos, en el
mejor de los casos, no hicieron nada por ayudar al candidato priista” porque se “sintieron
relegados”
“Durante toda la campaña fuimos excluidos de las reuniones de estrategia. Vaya, no
existíamos para ellos”, reprocha Duarte, quien reitera que “no obstante lo anterior mi
interés era que Héctor ganara y no por él, por ¡mí!”, lo que asegura era imposible porque
“era el PRI contra el mismo PRI, y el resultado fue inevitable.”
Lo único que le faltó revelar al ex gobernador fue cuánto aportó a la campaña de Yunes
Landa, pues según algunas versiones dicen que habría “cooperado” con 2 mil millones de
pesos, y que un mes antes de la elección le solicitaron del CEN del PRI otra cantidad
similar, petición a la que supuestamente se negó. ¿Lo dará a conocer en su próxima
columna que ha titulado “La verdad nos hará libres”?
‘EL CHAPITO’ GANA, NO ARRASA
Finalmente se confirmó anoche lo que los antiyunistas pronosticaban: el triunfo de Joaquín
Guzmán Avilés, aunque contrario a lo que muchos aseguraban el ex alcalde y ex diputado
de Tantoyuca no arrasó, salvo en su bastión del norte del estado.
Así, pues, el grupo del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares se lleva dos golpes
políticos consecutivos en menos de una semana: primero la “separación temporal” de su
incondicional Jorge Winckler de la Fiscalía General del Estado, y ahora la derrota partidista
de Pepe Mancha Alarcón, otro peón que perfilaba a la presidencia del CDE del PAN.