
Carlos Ramírez/Indicador político
En 2024, la elección de congresistas federales y estatales era la oportunidad para que los partidos de oposición se ciudadanizaran, cediéndoles a los más destacados activistas, académicos y representantes de la sociedad civil la mayoría de sus candidaturas.
Sin embargo, principalmente el PAN y el PRI, decidieron favorecer a sus burocracias partidistas, sobre todo a sus socios e incondicionales. En Veracruz, el blanquiazul cometió la peor aberración al cederles las candidaturas de la primera fórmula al Senado de la República al ex alcalde boqueño Miguel Ángel Yunes Márquez, como propietario, y a su padre, el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, como suplente. De pilón, les entregaron también la diputación local plurinominal al otro hijo, Fernando Yunes, ex munícipe porteño.
Pero en el pecado llevaron la penitencia, pues en cuanto el padre y su vástago estrenaron y se alternaron por unas horas el escaño senatorial, traicionaron al partido que los abanderó y le dieron su voto a Morena, el número 86 que necesitaba la bancada oficialista para alcanzar la mayoría calificada que constitucionalmente se requería para aprobar la polémica reforma al Poder Judicial de la Federación.
En el PRI, el dirigente estatal Adolfo Ramírez Arana incurrió en un vergonzoso acto de nepotismo al colocar a su esposa Ana Rosa Valdés en el número uno de la lista de candidatos de representación proporcional o plurinominales al Congreso local. Salvo la alcaldía de Paso de Ovejas (2014-2017), que le entregó su esposo el 31 de diciembre de 2013, Valdés Salazar no ha ganado otra elección directa, pues en 2016 fue postulada como candidata de mayoría relativa a la diputación por el distrito electoral local de Emiliano Zapata, y en 2018 por el federal con cabecera en Huatusco.
Ayer, en conferencia de prensa, Johnny Archer, ex jefe de la Oficina de Hacienda del Estado en Xalapa, quien aspiraba primero a ser candidato independiente a la alcaldía capitalina y luego decidió registrarse como candidato ciudadano ante la convocatoria del PAN, arremetió contra el instituto albiazul al tildar de “burla” la selección de sus abanderados, recriminando que las candidaturas se otorgaron a militantes y a “gente a su modo”.
Sin embargo, el vocero del CDE del PAN, Agustín Basilio de la Vega, afirmó que la Comisión Permanente Nacional designó las primeras 144 de las 212 planillas municipales, y que 70 por ciento son encabezadas por ciudadanos y solo 30% militantes.
Archer, quien proviene de una familia panista xalapeña, encabezaba las encuestas, pero, presuntamente por razón de género, la cúpula de Acción Nacional decidió darle la candidatura a la alcaldía a Maribel Ramírez Topete, ex diputada local plurinominal de Movimiento Ciudadano, partido al que renunció en abril de 2024 para sumarse a la bancada blanquiazul y apoyar en ese proceso electoral a la coalición Fuerza y Corazón por Veracruz, del PAN-PRI-PRD.
Ayer, Enrique Quintana, vicepresidente y director general editorial del diario El Financiero, en su columna política Coordenadas publicó un texto titulado “El acertijo político que la oposición mexicana aún no logra resolver”, en el que hace alusión a un reciente estudio realizado por Lexia, empresa especializada en análisis de mercado y tendencias sociales, el cual revela que actualmente el 41 por ciento de la población mexicana se identifica con Morena, y que “muy lejos, en segundo lugar, se ubica el PAN, con apenas 9 por ciento; seguido por el PRI, con un escaso 7 por ciento.”
De Movimiento Ciudadano (MC), “considerado un partido emergente por algunos analistas, alcanza solo un 4% en identificación partidista”, apuntó.
Este estudio de Lexia, titulado “Esperanzas y temores en el arranque del nuevo gobierno”, se basa en una encuesta nacional domiciliaria con dos mil entrevistas, complementada con algunos diálogos extensos disponibles en el portal de la revista Nexos.
¿Cuál será la estrategia y el discurso de los candidatos de la oposición a las alcaldías? La pregunta se hace porque de acuerdo con el citado estudio, el dilema crucial para los anti-Morena “queda claramente expuesto al considerar la siguiente cuestión: ¿debe enfocarse principalmente en señalar errores del gobierno o en cooperar con él para solucionarlos? La respuesta ciudadana es contundente: un 87 por ciento prefiere una oposición que coopere para resolver problemas, mientras solo el 9 por ciento quiere que continúe centrándose en la crítica”.
Por otro lado, prácticamente todas las encuestas recientes muestran altos índices de aprobación para la presidenta Claudia Sheinbaum, oscilando entre 70 por ciento y 85 por ciento. La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, tampoco está mal calificada, de acuerdo con algunas otras encuestas.
Sin embargo, el directivo y columnista de El Financiero señala que, pese a la extraordinaria calificación de Sheinbaum, “solo el 52 por ciento considera que el país va ‘por el camino correcto’, mientras que un significativo 41 por ciento cree lo contrario”.
Y puntualiza que “la paradoja para la oposición radica precisamente en que, aunque existe un amplio sector descontento (41 por ciento), los partidos opositores no logran representar efectivamente este sentir, lo que explica por qué un 33 por ciento de los mexicanos no se identifica con ningún partido político actualmente”.
“Esta crisis profunda de credibilidad exige una renovación urgente, algo reconocido por el 81 por ciento de los encuestados, quienes demandan nuevas caras y propuestas frescas que generen una alternativa real”, remarca Quintana.
Insiste en que “la ciudadanía claramente prefiere una oposición constructiva frente a una que solo se oponga sistemáticamente. Este deseo manifiesta un hartazgo hacia la política tradicional basada en el antagonismo y refleja la necesidad de soluciones pragmáticas y efectivas.
“Así, los partidos opositores enfrentan un desafío crucial: deben reinventarse rápidamente si aspiran a recuperar terreno político y electoral.
“El predominio actual de Morena y el liderazgo consolidado de Claudia Sheinbaum no solo significan un reto, sino también una valiosa oportunidad para que la oposición reflexione sobre los factores que llevaron a su actual debilitamiento.
“Como dice la sabiduría popular, las crisis pueden convertirse en oportunidades si se aprovechan adecuadamente. De no revisar profundamente sus estrategias y renovar liderazgos y narrativas, la oposición podría quedar relegada a un rol testimonial, sin capacidad real para disputar el poder político.
“El acertijo es complejo: si la oposición continúa limitándose al papel tradicional de crítica permanente, será incapaz de atraer seguidores suficientes para fortalecerse. Apostar a que una crisis nacional futura podría beneficiarlos políticamente es altamente riesgoso. Incluso ante posibles complicaciones económicas, como la reciente problemática de los aranceles, Morena y el gobierno parecen tener una mejor posición para capitalizar políticamente estos escenarios”.
Sin embargo, advierte que “acercarse demasiado al oficialismo implicaría la pérdida de identidad y su eventual dilución”.
“En resumen, el acertijo político para la oposición mexicana es complejo, pero resolverlo es fundamental para mantener un saludable balance democrático en el país. Resolverlo de forma inteligente, innovadora y estratégica es indispensable no solo para los partidos involucrados, sino para el fortalecimiento democrático del país entero”, concluye.
FERNANDO PADILLA,
COMO ‘BUEN GAVILÁN’
El ingeniero pozarricense Fernando Padilla Farfán es, sin lugar a dudas, el empresario veracruzano mejor posicionado en el régimen de la 4T. Su fino olfato político le ha indicado con quién y en qué momento tender puentes de comunicación. Después de apoyar en Veracruz, en 2004 y 2010, a quienes encabezaron los dos últimos gobiernos priistas, en la sucesión presidencial de 2018 oteó que el candidato a vencer era Andrés Manuel López Obrador y se sumó a su causa, apoyando además en la Ciudad de México la campaña de Claudia Sheinbaum a la jefatura del gobierno capitalino. Pero Padilla es hombre de lealtades y no niega a sus amigos. Con el líder del Senado, Adán Augusto López, mantiene una extraordinaria relación, lo mismo que con el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Ricardo Monreal, a los cuales sentó recientemente en la mesa principal en su casa de campo de la ex hacienda Zimpizahua, municipio de Coatepec, donde como todo ser mortal, exitoso y agradecido con la vida, festejó en grande su cumpleaños. Estaba en todo su derecho de hacerlo, pues no es funcionario ni usó recursos públicos. Todo lo financió de su bolsa y lo hizo con gran discreción, por respeto y para tranquilidad de sus prominentes invitados.
De no haber sido por un suertudo paparazzi que detectó la presencia del influyente senador y ex secretario de Gobernación caminando como cualquier turista por las céntricas calles coatepecanas, atestadas de vendedores, nadie se habría percatado de la fiesta privada de Padilla Farfán, pero como de inmediato comenzaron a tejerse todo tipo de especulaciones sobre el motivo de la visita del ex gobernador tabasqueño al pueblo mágico cercano a la capital de Veracruz, entonces no tardaron en descubrir que su visita se debía exclusivamente a una invitación personal de su entrañable amigo Fernando.
Bueno, ¡hasta a la gobernadora Rocío Nahle, que no tenía vela en este entierro y que andaba fuera de la entidad –se hallaba en el vecino estado de Tamaulipas, donde acompañó al mandatario morenista Américo Villarreal a la lectura de su tercer informe de gobierno– la implicaron en un inexistente conciliábulo con trasfondo partidista, por el supuesto reparto de las candidaturas municipales! Nada qué ver.
Sin embargo, Fernando, que es un empresario muy mediático, dueño de la revista Líder México y articulista de varios medios impresos y digitales –en los que suele abordar temas de política internacional, de la influencia de las redes sociales, de los efectos de la inteligencia artificial y hasta de la desigualdad de género como un obstáculo para el progreso– conoce muy bien los llamados “gajes del oficio”. Es un empresario muy caminado y con mucho callo.
Como bien diría el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán: “El que es buen gavilán, nunca chilla”.