Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
Seis años después, Pepe Yunes volverá a ser candidato a la gubernatura. Ahora con nuevos aliados y, por consiguiente, con mejor perspectiva que la vez anterior.
Priista de cepa pura –pues a pesar del descrédito popular que sigue arrastrando su partido se ha negado a cambiar la militancia tricolor por la de otras fuerzas partidistas con menos negativos–, Yunes Zorrilla buscará gobernar Veracruz luego del fracaso que estoicamente asumió en 2018, cuando la alianza PRI-PVEM que lo postuló fue relegada hasta el tercer lugar de la votación.
Aquella vez, aunque sabía de antemano que prácticamente tenía perdida la elección, aceptó contender por honrar su entrañable amistad con José Antonio Meade, otro de los pocos priistas respetables que había sido postulado a la Presidencia de la República por el Revolucionario Institucional. Pepe no pudo rechazar la candidatura propuesta por quien, desde la Secretaría de Desarrollo Social primero, y luego desde la de Hacienda y Crédito Público tanto apoyo le había dado en su gestión como senador, en cuyo periodo legislativo (2012-2018) bajó una cuantiosa bolsa de recursos federales en beneficio de municipios y productores veracruzanos.
Como anticipadamente se pronosticaba, tanto Pepe Meade como Pepe Yunes fueron arrasados por el huracán del sureste llamado Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial y líder fundador de Morena, cuyo carisma y arrastre popular remolcó a los abanderados del partido guinda: al ingeniero Cuitláhuac García, que contendía por la gubernatura; a Rocío Nahle y Ricardo Ahued, postulados al Senado de la República, y a la mayoría de los que buscaban las diputaciones federales y locales, que alcanzaron votaciones sin precedentes en la entidad veracruzana.
Pero, además del factor López Obrador, Yunes Zorrilla tuvo que enfrentar al aparato de Estado que el entonces gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares –con quien no tiene ningún vínculo familiar– utilizó para impulsar la candidatura de su primogénito Miguel Ángel Yunes Márquez, abanderado por la alianza PAN-PRD-Movimiento Ciudadano.
Pese a la desbandada de priistas –unos cooptados por Yunes Linares para que se sumaran a la campaña de su hijo, y otros antiyunistas que ante el bajo posicionamiento de Pepe en las encuestas prefirieron de última hora apoyar al candidato de Morena para que no continuara el gobierno del estado en poder de la familia panista de El Estero–, el exsenador oriundo de Perote, aun así, logró sumar más de medio millón de votos.
Tres años después, en las elecciones intermedias de 2021, el peroteño decidió medirse en la elección de diputado federal por el distrito electoral con cabecera en Coatepec. Fue el único priista en todo Veracruz que ganó esos comicios como candidato de mayoría relativa. Otros aspirantes a la gubernatura, por ocupar posiciones cupulares en el partido, optaron por las seguras candidaturas plurinominales y, otros más, no se quisieron exponer.
Ese tesón –“decisión y perseverancia que se ponen en la ejecución de algo”, según definición del diccionario– es lo que lo llevó nuevamente al Congreso de la Unión, donde su participación en la tribuna y trabajo legislativo lo posicionaron en las encuestas como el mejor prospecto priista para la gubernatura, con la ventaja de que ahora tendrá como aliados al PAN y PRD.
Por eso no fue fortuito que este domingo, en el super evento de celebración del 7º aniversario de la agrupación política “Unidos Todos” –que lidera el subsecretario de Finanzas y Administración, Eleazar Guerrero Pérez, funcionario cercanísimo al gobernador Cuitláhuac García Jiménez–, la coordinadora de los Comités de Defensa de la Transformación en Veracruz y virtual candidata de Morena a la gubernatura, Rocío Nahle, les pidiera a los organizadores y a los aproximadamente 20 mil simpatizantes reunidos en Banderilla, que no bajaran la guardia de cara al proceso electoral de 2024, pues les advirtió que los opositores “no están dormidos”.
MANUEL HUERTA, AUSENTE;
CLAUDIA TELLO, PRESENTE
Por cierto, en este evento de “Unidos Todos” llamó la atención la inexplicable ausencia de Manuel Huerta, precandidato de Morena amarrado para el Senado de la República, así como la presencia de la diputada federal con licencia Claudia Tello, única asistente de las aspirantes a la Cámara alta del Congreso de la Unión, lo que refuerza la versión de que sería la candidata favorita de Rocío Nahle para heredar el escaño senatorial que ella ocupó solamente tres meses en 2018.