El enemigo
Todavía no es candidata formal a la gubernatura, ni ha ganado aún los comicios, pero Rocío Nahle, según ha trascendido, ya ha comenzado a hacer sentir su poder como si fuera gobernadora electa.
Al menos, en el primer círculo del exsecretario de Gobierno, Eric Cisneros, aseguran que su exjefe difícilmente retornará a la Segob. Y no por desinterés, sino porque tendría el veto de Nahle, con la que salió muy confrontado en el proceso interno de Morena.
Inicialmente, el gobernador Cuitláhuac García daba por hecho que el agrónomo oriundo de Otatitlán reasumiría su cargo una vez que se diera a conocer el resultado de la encuesta del partido obradorista, razón por la que decidió nombrar sólo como “encargado” de la Segob al subsecretario Carlos Juárez Gil, quien además hubiera requerido una dispensa de ley del Congreso local para ser secretario de despacho ya que no es nativo de Veracruz sino de Tabasco.
García Jiménez estaba tan seguro de que ni Cisneros ni su secretario de Educación, Zenyazen Escobar, serían candidatos a la gubernatura que decidió no hacer un solo cambio en las estructuras de la Secretaría de Gobierno ni de la SEV. De hecho, en la Segob, solamente nombró a Yair Ademar Domínguez Vázquez, cercanísimo al otatitleco, quien sustituyó a Juárez Gil en la Subsecretaría de Gobierno. Y ambos recibieron la instrucción de no cambiar ni a los intendentes.
En la Secretaría de Educación, donde se esperaba que ascendiera alguno de los subsecretarios, supuestamente a propuesta de Zenyazen fue nombrado como encargado de despacho Víctor Emmanuel Vargas Barrientos, quien se venía desempeñando como coordinador de Delegaciones Regionales de la SEV, un cargo de tercer nivel.
Cuitláhuac siempre supo que la candidata de Morena para sucederlo sería Nahle, igual certeza que tuvo con Claudia Sheinbaum para la Presidencia de la República. Por eso todo su gabinete, hasta Cisneros, se sumó en un principio a la “cargada” a favor de la exsecretaria de Energía. Sin embargo, ante las críticas y cuestionamientos que arreciaron en su contra por el retraso y sobrecosto de la refinería de Dos Bocas, pero sobre todo por el supuesto impedimento constitucional para ser gobernadora de Veracruz por no haber nacido en la entidad ni ser hija de padres veracruzanos como exige la Constitución Política del estado, el entonces secretario de Gobierno emprendió un proyecto personal para erigirse en un potencial Plan B pero que al final terminó distanciándolo de Nahle, a pesar de que hasta un año antes la extitular de la Sener se apoyaba directamente en él en todo lo concerniente a su aspiración por la gubernatura.
Así, mientras Zenyazen comenzó a operar abiertamente para Nahle semanas antes de que la dirigencia nacional de Morena diera a conocer los resultados de las encuestas, Cisneros auspició una fuerte campaña en contra de su ex madrina política, no sólo difundiendo dudosos sondeos en los que aparecía a la cabeza de los seis precandidatos, sino cuestionándola también por no ser veracruzana.
Sorpresivamente, quien al final resultó mejor posicionado fue el delegado de la Secretaría de Bienestar, Manuel Huerta, quien inclusive quedó arriba de Nahle en la mayoría de las encuestas, la cual ya tenía asegurada su nominación a la gubernatura por el principio de paridad de género impuesto por el INE, en tanto que Huerta Ladrón de Guevara será postulado a la senaduría tras alinearse con la exsecretaria de Energía, cerrándole el paso al incómodo Cisneros que aspiraba también al escaño senatorial.
Ello, obviamente, entre los allegados al exsecretario de Gobierno han surgido sospechas acerca de las encuestas de Morena, pues no dudan que, como suele afirmar el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, haya sido “cuchareadas” para favorecer deliberadamente a Huerta por encima de Cisneros. Y es que señalan que coincidentemente la encargada de los sondeos fue la diputada federal Ivonne Cisneros Luján, a la que Huerta impuso como síndica del Ayuntamiento de Xalapa en 2021, junto con el alcalde Hipólito Rodríguez, ambos postulados por la alianza Morena-PT-PVEM.
Por supuesto, presumen que la diputada Cisneros Luján no lo habría hecho de motu proprio sino por indicaciones superiores, muy superiores, ordenadas por quien o quieres decidieron incluir de última hora al ex delegado de la Secretaría de Bienestar entre los seis aspirantes a la gubernatura.
Refieren que, además de ser utilizado para relegar hasta el tercer lugar en las encuestas a Eric Cisneros, así, tanto Nahle como el presidente López Obrador reivindican también a Huerta, quien en 2018 fue bajado de último momento de la fórmula al Senado para ser sustituido por el empresario y exdiputado expriista Ricardo Ahued, quien les garantizaba una mayor votación en Veracruz.
NACHO MORALES,
LEAL A PEPE YUNES
El “aplausómetro” a favor del diputado federal priista Pepe Yunes Zorrilla durante el evento que el pasado viernes encabezó en Orizaba la virtual candidata presidencial del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, obviamente no cayó nada bien en los otros aspirantes a la gubernatura.
Y el que ha tenido que “pagar los platos rotos” es el activo presidente municipal de Altotonga, Ignacio Morales Guevara, a quien acusan injustamente de haber llevado “acarreados” para echarle porras al legislador oriundo de Perote, como si el exsenador y excandidato del PRI a gobernador no fuera lo suficientemente carismático y popular para arrancar aplausos y simpatías, tal como lo reflejan la mayoría de las encuestas.
Nacho Morales no es un improvisado, ni tampoco un desleal para generarle conflictos o situaciones incómodas a su jefe político y amigo.
Muchos pasan por alto que el evento de la senadora Gálvez tuvo lugar en Orizaba, donde gobierna y manda desde hace dos décadas el grupo del empresario y alcalde priista Juan Manuel Diez Francos, fuerte aliado de Pepe Yunes en su proyecto de 2024.